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Salud y Bienestar
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Solidago Chilensis, o vara de oro, florecida.
Solidago Chilensis, o vara de oro, florecida.

Cúrate a ti mismo

La envolvente tecnología moderna puso todo a su servicio, incluso a los seres humanos que la desarrollaron. Algunos prevén para dentro de pocos años una "singularidad", el momento en que las criaturas tecnológicas se independicen de su creador y asuman la dirección. Será un punto de inflexión de la relación del hombre con la naturaleza, vigente desde tiempo inmemorial. Las plantas han sido para el ser humano fuente de alimento, vestido, instrumentos, materiales de construcción y remedios para enfermedades y heridas.

Hay catalogadas unas 50.000 especies de plantas de uso medicinal, alrededor del 10 por ciento de todas las conocidas. Pero la tecnología ha mostrado aquí también su doble cara: sintetizó químicamente los principios activos contenidos en las plantas y permitió envasarlos, dosificarlos, etiquetarlos, manipularlos, hacerlos parte de la industria y venderlos en farmacias, perfectamente domesticados.

Pero hay un punto que la tecnología no previó o administró en su provecho: los medicamentos obtenidos por síntesis química tienen efectos secundarios y suelen ser ineficaces a largo plazo .De alguna manera, casi instintivamente, hay gente que a pesar de haber perdido la relación de antaño con las plantas curativas, vuelve a usarlas como alternativa o como terapia complementaria, pero ya de manera casi supersticiosa.

La Organización Mundial de la Salud estimó en 2002 que el 80% de la población depende de la medicina tradicional para sus necesidades de atención primaria.

La medicina tradicional, popular, no científica ni tecnológica, se basa en el uso terapéutico de las plantas preparadas de diverss modos para prevenir o curar enfermedades y es resultado de una vasta experiencia basada en la observación a lo largo de generaciones.

El uso tradicional de las plantas deriva de un conocimiento ancestral de sus propiedades, pero tal conocimiento es ignorado por una tecnología que apunta ante todo al beneficio, al lucro de los que la controlan. Con este finalidad, lo más seguro es que la sabiduría tradicional se ignore cuando las plantas sufren procesos de comercialización masivos.

La mercantilización ha llegado también a los mercados ancestrales y ha producido sus efectos: plantas medicinales no tóxicas son sustituidas con fines comerciales por especies más comunes sin valor medicinal o tóxicas. Un conocedor puede advertir la sustitución en el caso de plantas frescas, pero es mucho más difícil cuando están convertidas en polvos o extractos.

Es frecuente que el poder curativo de una planta se deba a la interacción de los diversos principios activos contenidos en ella. Pero semejante interacción se pierde cuando los principios son sintetizados o aislados, y su efecto potenciado de manera que conduce a resultados nulos o a veces contrarios a los esperados.

En la medicina tradicional se usan combinaciones de diferentes especies, y se tiene en cuenta si el principio terapéutico está en las raíces, las flores, las hojas o las semillas.

La flora entrerriana es un caso particular interesante, porque la industria la ha desplazado casi por completo. Y es "casi" porque resiste en ámbitos ya muy minoritarios y generalmente arrinconados como primitivos o ignorantes.

La farmacopea natural está olvidada y devaluada bajo la influencia de la tecnología farmacéutica y la standardización, que asumió como propias todas las certezas científicas.

El conocimiento del valor curativo de los "yuyos" nativos tiende a perderse, pero es posible recuperar alguna información básico de las plantas locales, de su uso y preparación.

La Solidago Chilensis, nombre vulgar "vara de oro", que en estos días se la ve florecida, es una planta de unos 80 centímetros a un metro de altura y que culmina con una flor amarilla en racimo de la que sale su nombre vulgar; se macera con alcohol medicinal y se utiliza sobre la piel para calmar dolores articulares.

El famoso talita o tala blanco, Celtis Pallida, es muy buen antibacteriano también se debe utilizar en forma externa y por si no lo conocen es igual al tala, pero de corteza más blanca y de menor tamaño, de todos modos el tala común o Celtis Tala sirve también para este uso.

En la costa de los arroyos o en terrenos bajos e inundables se puede ver una hierba de tallo color rojo con nudos en su tronco y flores amarillo palido, pequeñas, en racimo, es algo rastrera y muy común en las márgenes del Arroyo Villaguay de nombre vulgar Hierba del Bicho y científico Polygonum Punctatum, es buen antiviral y fungicida, también de uso externo.

En las banquinas de los caminos rurales se encuentra la carqueja, toda la familia es buena para problemas digestivos pero hay una variedad, la Baccharis Trimena, que tiene hojas y tallo triangulares, muy fácil de identificar, con que se hace un té muy amargo de modo que con pocas hojitas alcanza.

Un purgante natural es el Sen Sen del Campo o Cassia Corymbosa, es un árbol de porte medio a bajo y en estos días se lo ve florecido con una flor de color amarilla muy vistosa como una campanita, se utilizan las hojas y es muy efectivo.

La lusera es excelente para el estómago. En estos días está florecida o terminando de florecer. Todas estas especies se pueden acopiar en esta época porque son los días en que están florecidas.
De la Redacción de AIM.

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