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Salud y Bienestar
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De los contaminantes tóxicos a la salud humana

¿Cuáles son los productos químicos más agresivos para el medio ambiente? ¿En qué puntos del planeta se concentran más contaminantes? ¿Se pueden detectar productos tóxicos que no son fácilmente identificables? ¿Cómo proteger mejor la biodiversidad y los ecosistemas naturales?

(Foto: U. Barcelona)
(Foto: U. Barcelona)

La degradación del medio ambiente y los recursos naturales, la pérdida de biodiversidad, los impactos sobre la salud y las crisis en la seguridad alimentaria son algunos de los efectos de los productos químicos vertidos al medio ambiente por la actividad humana. Ahora, un estudio internacional en el que participa el experto Miguel Cañedo-Argüelles, miembro de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación del Agua de la Universidad de Barcelona (IdRA), y también de la Universidad de Vic-Universidad Central de Cataluña (UVic-UCC) (España), determina cuáles son las veintidós cuestiones prioritarias que deben considerarse para gestionar de forma más sostenible los riesgos ambientales asociados a los productos químicos en Europa.

La investigación, publicada en la revista Environmental Toxicology and Chemistry, quiere perfilar una nueva hoja de ruta —con una perspectiva más global y coordinada— para diversos sectores sociales y económicos del ámbito de los productos químicos y la gestión del riesgo ambiental en Europa.

El nuevo trabajo forma parte de las iniciativas del Global Horizon Scanning Project (Ghsp), impulsado por la Sociedad de Toxicología y Química Ambiental (Setac, en inglés) para identificar los factores principales que alteran la calidad medioambiental en diversas áreas geográficas (Europa, África, América del Norte, América del Sur y Asia-Pacífico). En concreto, el estudio es el resultado de una iniciativa impulsada en 2015 en el seno del congreso de la Setac en Barcelona, durante la cual los principales responsables de los grupos consultores de esta entidad trataron aspectos clave sobre química y medio ambiente que previamente habían consultado a más de 2.000 miembros de la Setac.

Eliminar la pobreza y las desigualdades, potenciar la educación y el trabajo digno, y proteger el medio ambiente en todo el planeta son algunos objetivos de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas (ONU) para el desarrollo sostenible. Con una visión transformadora, la Agenda 2030 constituye una guía de referencia sobre la sostenibilidad económica, social y ambiental para todos los estados miembro que la suscribieron en septiembre de 2015.

El nuevo trabajo científico se propone evaluar cómo interactúan entre sí varios factores que afectan a los ecosistemas naturales (productos químicos, alteraciones hidrológicas, degradación ambiental, etc.). En opinión de Miguel Cañedo-Argüelles, miembro del Grupo de Investigación Freshwater Ecology, Hydrology and Management (Fehm) de la UB y del Centro Tecnológico Beta-Tecnio de la UVic-UCC, «los ecosistemas están sometidos a muchos factores de estrés y los científicos los analizamos habitualmente de forma separada por limitaciones técnicas».

«Sin embargo, estos factores están interactuando en la naturaleza, y a menudo esta interacción no tiene como resultado la suma de los efectos individuales, ya que pueden producirse sinergias o antagonismos», añade Cañedo-Argüelles, que presidió el grupo consultor sobre salinización de aguas dulces durante el congreso de la Setac.

Considerar los productos químicos de forma aislada «puede dar como resultado una evaluación simplista que no considera la complejidad del mundo real», afirma a su vez el profesor Alistair B. A. Boxall (Universidad de York), uno de los principales autores del estudio. «El nuevo trabajo —continúa— hace hincapié en las prioridades de la investigación de los científicos internacionales y en las principales lagunas del conocimiento sobre riesgos e impactos de los productos químicos. Así pues, queremos contribuir a centrar el esfuerzo científico en las cuestiones que realmente importan, y adoptar decisiones sobre el tipo de investigación que es necesario aplicar para actualizar las políticas de actuación y las regulaciones».

Según los expertos, en el futuro deberán identificarse los ecosistemas de Europa con mayor riesgo de degradación por contaminación química y definir cuáles son los prioritarios para la conservación de la biodiversidad. En este escenario, será imprescindible conocer mejor el efecto potencial de los contaminantes emergentes, que en general derivan de productos farmacéuticos o cosméticos y no están regulados por ninguna legislación específica. Tal como explica Cañedo-Argüelles, «actualmente existen cerca de 3.000 fármacos en el mercado que finalmente llegan al medio ambiente, y en la mayoría de los casos no tenemos mucha información sobre su posible impacto en la biodiversidad».

Es importante también que los estudios ecotoxicológicos se ajusten mejor a la situación real del medio natural para conocer la respuesta potencial de los ecosistemas a los contaminantes. «A menudo, los estudios sobre las concentraciones límite de una determinada sustancia en el ambiente se basan en ensayos de laboratorio con una o pocas especies, como por ejemplo, el crustáceo planctónico Daphnia magna», recuerda Cañedo-Argüelles.

«Pero en los ecosistemas conviven muchas especies que interactúan entre sí. Los contaminantes afectan a especies distintas y pueden modificar las interacciones tróficas, por lo que generan respuestas complejas e inesperadas en todo el ecosistema que afectan al nivel de poblaciones y de comunidades. Por ello, una buena opción para estudios futuros sería combinar ensayos de laboratorio con el uso de mesocosmos —ecosistemas artificiales con control sobre las condiciones ambientales— y, si también es necesario, hacer estudios de campo», afirma el investigador.

En la nueva investigación, que perfila un escenario de desafíos futuros en materia de gestión medioambiental a escala global, también participan expertos de la Universidad Rovira i Virgili, el Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (Irec-Csic-Uclm-Jccm) y el Instituto Imdea Agua (Universidad de Alcalá). En este contexto, el Ghsp también es el impulsor del trabajo publicado recientemente sobre el estado de la cuestión en los países de América del Sur (Furley et al., 2018), en el marco de las iniciativas impulsadas por la Setac «para mejorar el esfuerzo investigador sobre los impactos de los productos químicos en el medio ambiente», concluye el profesor Boxall.

Fuente: U. Barcelona

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