La Cámara de Senadores dio sanción definitiva a la adhesión de Entre Ríos a la Ley Nacional que establece la prioridad sanitaria en el control y prevención de las enfermedades cardiovasculares, registró AIM. En la provincia las muertes por estas patologías representan el 28 por ciento del total de los fallecimientos. La iniciativa aprobada con fuerza de Ley en la última sesión del Senado deberá ser promulgada y publicada por el Ejecutivo para que entre en vigencia.

El texto que se aprobó procura establecer como criterio esencial la prevención en el enfoque vinculado con promoción de hábitos alimentarios saludables, actividad física suficiente, difusión de información sobre estos aspectos, así como el desarrollo de contenidos dentro de los distintos niveles de educación que faciliten la adopción de estas recomendaciones, entre otros lineamientos, para reducir el impacto de las enfermedades cardiovasculares en la población.

Las enfermedades crónicas, no trasmisibles, “abarcan un grupo de alta prevalencia a nivel mundial (cardiovasculares, diabetes, Epoc, cáncer y obesidad alcanzaron cifras epidémicas). Más del 63 por ciento de las causas de muerte en el mundo correspondieron a estas enfermedades y con el aumento del impacto de las enfermedades crónicas no trasmisibles y el envejecimiento de la población se prevé que el número de muertes seguirá creciendo cada año y el mayor crecimiento se producirá en regiones de ingresos bajos y medios”, contó la presidenta de la comisión de Legislación General, Claudia Gieco.

En ese sentido, la legisladora detalló que Entre Ríos “no está ajena al impacto que producen las enfermedades crónicas no trasmisibles y, también, representan un problema sociosanitario”. Precisamente, en la provincia (según el último muestreo realizado en 2018), “las muertes por enfermedades cardiovasculares es de 2.428 personas (50 por ciento varones y 50 por ciento mujeres), es decir, representan el 28 por ciento del total de los fallecimientos en la provincia”.

“Las enfermedades crónicas, no trasmisibles, no solo constituyen un problema sanitario sino, también, son desafío en materia de desarrollo, porque limitan los esfuerzos en la lucha que se realiza contra la pobreza y tienden a aumentar las inequidades existentes en salud, motivo por el cual el impacto económico de las enfermedades crónicas no trasmisibles retrasa el avance hacia los objetivos de desarrollo del milenio”, aseguró la senadora.