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Salud y Bienestar
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“Hay que sacar la psiquiatría del hospital y llevarla a la calle”

La Terapia de Diálogo Abierto impulsada en Laponia Occidental está cosechando algunos de los mejores resultados entre pacientes de psicosis en Occidente

Jaakko Seikkula, durante la entrevista. Carlos Rosillo
Jaakko Seikkula, durante la entrevista. Carlos Rosillo

Laponia Occidental es una región al norte de Finlandia con una población de unos 70.000 habitantes que durante la segunda mitad del siglo XX registró uno de los índices de esquizofrenia más elevados de Europa. Pero la pequeña revolución puesta en marcha por un puñado de especialistas de la sanidad pública ha logrado revertir las estadísticas. Uno de sus máximos exponentes es Jaakko Seikkula (Kalajoki, 1953), profesor de psicoterapia de la Universidad de Jyväskylä y psicólogo con más de tres decenios de experiencia. Siguiendo la estela del pionero Yrjö Alanen, creador del llamado “tratamiento adaptado a las necesidades”, el profesor Seikkula desarrolló a mediados de los noventa la Terapia de Diálogo Abierto con sus colegas del Hospital Keropudas en Tornio. La aplicación del sistema en este centro sanitario con pacientes con psicosis ha cosechado algunos de los mejores resultados del mundo occidental en la recuperación de dicha patología.

La Terapia de Diálogo Abierto otorga “voz y voto” sobre el tratamiento a los pacientes, aspira a evitar la cronicidad y busca proporcionarles “un asidero a la vida”. El estudio Five-year experience of first-episode nonaffective psychosis in open-dialogue approach, publicado por el profesor Seikkula en Psychotherapy Research, determina que tras la aplicación continuada de la Terapia de Diálogo Abierto en Laponia Occidental solo se registran dos o tres nuevos casos de esquizofrenia cada año en la región, un 90 por ciento menos respecto a principios de los ochenta. El 80 por ciento de pacientes con psicosis se muestran “asintomáticos” a los cinco años y la misma proporción trabaja, estudia o busca empleo mientras que solo el 20 por ciento reciben pensión por discapacidad. Durante el proceso, dos tercios no recibieron medicación y a largo plazo apenas un 30 por ciento siguen tomando neurolépticos o antipsicóticos.

El profesor Seikkula ha venido con el aval de sus 150 trabajos científicos y una docena de libros sobre el tema para impartir un curso en el Colegio de Médicos de Madrid. Con el cabello cano elegantemente revuelto y vestido con americana burdeos, chaleco y bufanda a juego, congregó a un centenar y medio de personas entre facultativos psiquiátricos, psicólogos, pacientes y familiares de estos últimos que deseaban conocer los resultados de la Terapia de Diálogo Abierto en Finlandia y la posibilidad de implantarla en España. “Me han trasladado su preocupación por los recortes en la sanidad pública española y la falta de recursos para la psiquiatría. Ya se están haciendo aplicaciones de la Terapia de Diálogo Abierto en ciertos programas de Reino Unido, Italia, Alemania, Estados Unidos... Estoy seguro de que podría implantarse en España, donde la atención estrictamente hospitalaria sigue siendo masiva. Nuestro sistema promueve salir del hospital y trabajar con los servicios sociales sobre el terreno. Hay que sacar la psiquiatría del hospital y llevarla a la calle, ir a donde están los que necesitan la atención médica y no esperar a que vengan al hospital. Poner el foco en la intervención de las crisis donde se originan puede revertir el colapso de los sistemas de salud mental”.

En Laponia Occidental se registró durante los sesenta, los setenta y cierta parte de los ochenta una de las mayores tasas de esquizofrenia en Europa. ¿Por qué?

Algunos antropólogos que han estudiado la zona del valle del río Torne, que linda entre Finlandia y Suecia, concluyeron que esta es una región propensa al registro de enfermedades graves como dolencias cardiacas, cáncer y enfermedades mentales. Quizá en el caso de aquellas tasas de esquizofrenia pudo influir el aislamiento de las sociedades.

La aplicación de la Terapia de Diálogo Abierto en la región coincidió con un cambio radical de las estadísticas en pacientes de psicosis. ¿Todo el mérito se debe a la implantación de este sistema?

En los estudios que hemos realizado se registra un descenso en las tasas de esquizofrenia en la población. No se puede establecer tajantemente una relación lineal, pero este profundo cambio ha ocurrido durante la aplicación del sistema.

Ustedes priman la terapia psicoanalítica por encima de la farmacológica, pero para muchos expertos resulta difícil creer que la total recuperación de una persona diagnosticada de psicosis sea posible sin el uso de medicación.

Durante los últimos veinte años se ha desarrollado un movimiento en la psiquiatría que ha tratado de reducir estas situaciones a discapacidades cerebrales o de la estructura cerebral. Sintetizarlo todo a este contexto impide plantear otras soluciones psicosociales. Desde nuestro punto de vista, resulta necesario prestar atención a la vida humana en su totalidad. Pueden acontecer problemas cerebrales, pero no debe perderse de vista el contexto social que rodea al individuo, como las situaciones de presión y estrés continuado, potenciales desencadenantes de problemas relacionados con la salud mental.

Los neurolépticos o medicamentos antipsicóticos no se brindan con la Terapia de Diálogo Abierto a todos los afectados por alucinaciones o ideas delirantes. Solo unos pocos llegan a recibirlos. ¿Resulta arriesgado decidir algo así cuando una persona se encuentra en pleno brote psicótico?

Sí. Se empezó a proceder de este modo para llevar a cabo una serie de estudios. La pregunta era: ¿Cuál es el papel de los neurolépticos en la psicosis? Pusimos en marcha el Diálogo Abierto sin aplicar medicación neuroléptica para todos los casos. En lugar de imponerla desde el principio de los síntomas, solo la recetábamos si la ayuda psicosocial y psicoterapéutica no eran suficientes. Sorprendentemente, un número elevado de pacientes empezaron a recuperarse sin medicación. Al principio, uno de cada cuatro no requerían neurolépticos; más adelante, tres de cada cuatro no los necesitaban. La medicación puede ser una parte del proceso, pero no comparto que sea siempre la primera medida a tomar en todos los casos.

¿Cómo funciona el sistema cuando aparece un brote psicótico?

La idea es prestar ayuda inmediata cuando se contacta con nosotros, ya sea un familiar o el afectado. Tratamos de ir a sus casas. No llevamos batas blancas –tampoco en el hospital– e intentamos establecer un primer contacto con ellos. Suele acudir un equipo de dos o tres facultativos, entre personal médico y de enfermería, que a partir de ese momento promueven un diálogo abierto con los familiares y el paciente. Los encuentros han de prolongarse durante varios días seguidos, hasta que puede decirse que hay una situación segura y controlada.

¿Y qué viene después?

A veces se requiere más ayuda. Puede que sea necesaria la presencia de un terapeuta ocupacional que ayude a canalizar el diálogo. O se brindan otros recursos, como la medicación para conciliar el sueño. La variación de situaciones es amplia: algunas veces se resuelven con un solo encuentro; otras, se requiere mucho más tiempo, hasta varios años. Por eso no puede unificarse esta realidad. Es importante escuchar la historia de vida del paciente y conocer la situación de la familia: saber las experiencias que han podido desencadenar esta situación. También es clave desarrollar una activa e intensa atención psicosocial: cuando se lleva a cabo de manera efectiva, puedes declinar el papel de la medicación. O aplicarla, si es necesario. El problema está en los sistemas que reducen todo a los síntomas y a la medicación asociada.

¿Cree que se pueden tener ideas delirantes o cuadros psicóticos y llevar una vida normal sin tomar medicación?

Sí. Hay estudios que demuestran que las alucinaciones son mucho más comunes de lo que pensamos. No solo afectan a los denominados pacientes psicóticos. La mayor parte las experimentan personas que nunca han acudido a los servicios de salud mental. Puedes escuchar voces y a la vez trabajar, cuidar de tu familia, desarrollar tus rutinas.

Y en una situación de crisis, ¿qué opinión debe prevalecer? ¿La de una persona en estado de psicosis o la del personal médico?

Todas las opiniones son importantes, también la de los familiares y otros terapeutas. Hacer que los allegados se sientan partícipes del proceso es importante también para ellos. Muchos padres nos han dicho que han aprendido a hablar con sus hijos durante la atención de estas crisis mediante el Diálogo Abierto.

Al formar parte de la sanidad pública finlandesa, ¿qué coste supone esta terapia para las arcas del Estado?

Finlandia está dividida en 20 distritos sanitarios y en lo referente a términos psiquiátricos, Laponia Occidental, donde opera el Diálogo Abierto, es el más económico. Uno de los factores se debe a que cuantas más camas hospitalarias mantienes, más caro resulta mantener el servicio con personal trabajando día y noche. Nosotros nos centramos más en la atención de las crisis donde suceden. Y gracias a los resultados positivos y la menor cronicidad, menos personas necesitan ser hospitalizadas o recibir pensiones por discapacidad.

¿Encontraron oposición entre la comunidad psiquiátrica al implantar el sistema?

En Laponia Occidental fue fácil. Cuando empezó a llevarse a cabo esta renovación, a principios de los ochenta, existía una demanda política de nuevos servicios psiquiátricos y los dirigentes locales apoyaron la iniciativa. Los profesionales se implicaron a fondo. Y los procesos de aprendizaje para desarrollar el sistema se prolongan durante tres años para el personal médico, de enfermería, psicología y trabajadores sociales.

El Diálogo Abierto no es un sistema alternativo, sino la atención primaria de salud mental en Laponia Occidental. Si esta región cosecha tan buenos resultados, ¿por qué no se actúa del mismo modo en el resto de Finlandia?

Hay mucho interés desde otras zonas del país, pero ciertos profesionales de la salud mental, varios sectores del sistema psiquiátrico establecido, han mostrado fuerte resistencia.

¿Cree que será posible en el futuro erradicar la psicosis como enfermedad o ningún sistema inventado o por inventar puede acabar con ella?

Las alucinaciones normalmente surgen como reacción a situaciones vitales muy extremas, rodeadas de diversos factores de presión. Son como los sentimientos y las emociones que nacen de situaciones límite. Los profesionales deberíamos analizar más su origen y no solo concebirlas como síntomas de enfermedades que han de ser eliminados con medicación.

El País (España)

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