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Caleidoscopio
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Arde la guerra fría

En 2014, un congresista estadounidense presentó un proyecto de prevención ante una presunta guerra nuclear declarada por Rusia, que evidencia que ya entonces la perspectiva de destrucción masiva estaba presente e incluso despertaba el interés por el lucro de algunos.

La Otan debió disolverse tras la caía de la Unión Soviética, pero continuó expandiéndose hacia al Este; eso contribuyó a que la amenaza de una guerra nuclear sea más aguda que nunca, incluso durante la crisis de los cohetes en Cuba, cuando el presidente Kennedy estaba dispuesto a la guerra antes de permitir armas nucleares tan cerca de su territorio.

La expansión de la Otán hacia el Este, haciendo redoblar tambores de guerra en los oídos de Rusia, continuó con la invasión de Ucrania, que ha provocado miles de muertos y ha tenido efectos económicos graves, que amenazan con convertirse en desastrosos.

Miles de soldados y civiles han muerto en Ucrania y unas tres millones de personas han sido desplazadas. Para poner paños calientes en la herida, algunos medios de prensa reclaman siguiendo al presidene Volodomir Zalensky imponer una "zona de exclusión aérea" en Ucrania, lo que es casi lo mismo que la guerra ilimitada.

El Covid puede haber matado, según estimaciones sujetas a comprobación, unas 20 millones de personas, pero una guerra entre potencias que en conjunto tienen unas 12.000 cabezas nucleares, provocaría miles de millones de muertos.

La pandemia bien puede ser un crimen social, uno más de tantos sacrificios de vidas por ejemplo en las dos grandes guerras del siglo XX. Los mismos intereses que alentaron esas guerras parecen estar alentando la tercera, que podría extinguir la vida en todo el planeta y no dejar ganancias a nadie.

Greg Mello, es director ejecutivo del Grupo de Estudio de Los Álamos, una organización que investiga los peligros de la guerra nuclear. Dijo a la prensa de su país que los demócratas en el gobierno hoy están de acuerdo con una guerra nuclear. Recordó que uno de ellos dijo tras un ataque con misiles balísticos a Siria en 2017 "me inclino ante la belleza de nuestras armas", como se se tratara de una cuestión estética, aunque quizá para él la belleza es mensurable en dólares.

Para Mello, Estados Unidos, una potencia con problemas de violencia interna y en regresión comparada con otras, siente la necesidad de dominar el mundo. "No estamos hablando de millones de dólares, sino de miles de millones; en realidad, de billones. Para mantener la idea de que debemos estar en todas las partes del mundo, Estados Unidos gasta en todos los componentes de la defensa nacional alrededor de un billón de dólares al año (según la definición anglosajona de billón, un número con nueve ceros, no 12 como en español.

"En Estados Unidos, gastamos mucho más dinero en el ejército que todos nuestros adversarios potenciales juntos; ahí está el verdadero dinero".

Mello recordó que la Otán compró las últimas versiones de equipos militares, al precio de billones de dólares

Por su parte, Stephen Cohen, profesor emérito de estudios rusos en Princeton y en la Universidad de Nueva York, hizo notar que para el primer ministro ruso, Dmitry Medvedev, as relaciones entre Estados Unidos y Rusia como arruinadas.

Cohen alertó hace tiempo sobre la crisis actual del petróleo, que se presenta como estrechamente relacionada con la guerra: En China o la India un barril de petróleo produce más que en Estados Unidos, porque los trabajaroes ganan menos y esos país comprarn con descuente el petróleo que Rusia dejó de vender a Europa.

Pronosticó en 2015 que la crisis del petróleo se produciría en la década del 2020 e implicará conflictos de grandes potencias por estos recursos.

Durante la guerra fría no se presentó el problema porque Estados Unidos y Rusia tenían reservas suficientes, pero ahora el petróleo barato se está agotando y no hay sustitutos baratos, de modo que la posibilidad de un potencial conflicto nuclear está aumentando.

Mello estimó que en una guerra nuclear entre las grandes potencias moriría toda la población de la Tierra. "Algunas personas del hemisferio sur podrían sobrevivir, pero probablemente ni siquiera ellas".

Recordó que solo un par de bombas nucleares podrían acabar con los Estados Unidos, como gobierno y como economía, porque destruirían la cadena de suministros los mercados financieros el Internet. El sistema mundial es muy frágil incluso ante una guerra nuclear limitada que sólo atacara a los silos de misiles balísticos intercontinentales y a los aeródromos.

Las centrales eléctricas nucleares, de las que hay 150 solo en Estados Unidos, Francia, Japón y Rusia, tienen combustible gastado y zonas de almacenamiento con enormes cantidades de radioactividad.

La guerra nuclear no es solo la enorme destrucción inmediata; además es el invierno nuclear, el colapso de los sistemas electrónicos, financieros, gubernamentales y administrativos de todo el mundo, de los que depende nuestra vida. Por ejemplo, si por efecto de la radiación colapsa la capa de ozono, todo el que tenga ojos quedará ciego.

Mientras tanto, las amenazas se lanzan con claridad y cada uno cree que el otro reculará. Sin embargo, la constitución rusa prevé que en caso de peligro para la existencia del país, se deberá usar el arsenal nuclear.

Mello dijo que hay que intentar convencer a los militares norteamericanos de que Rusia no hará lo que ellos quieren o suponen, porque tiene sus propios intereses.

Para él, la raíz de la situación actual, de peligro extremo, es la gran concentración de poder en pocas manos y los grandes niveles de desigualdad, que han llevado a muchos a cegarse con su posición, a aislarse de los problemas de la sociedad, a caer en la estupidez política
De la Redacción de AIM.

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