Nunca un imperio permitió que otro lo supere sin guerra. Esa es la enseñanza se ha extraído modernamente del historiador griego Tucídides y de su "Historia de la guerra del Peloponeso", de la que participó como estratega, y que enfrentó a Atenas con Esparta hace 2500 años.
Los Estados Unidos salieron de la Segunda Guerra Mundial en 1945 con la mitad de la riqueza del mundo y planificaron cómo mantener sus privilegios indefinidamente; pero poco más de medio siglo después su porción de riqueza no alcanza al 20% y su poder mundial es disputado por la China, un país hasta hace poco pobre, despreciado, extenso y numeroso pero dominado por las potencias occidentales.
Para cuándo el fuego
Sin embargo, los cálculos norteamericanos no dejan la guerra para después de 2027, porque entonces quizá ya sería demasiado tarde, aunque los chinos se han propuesto superar a los Estados Unidos en los órdenes económico y militar para 2050, cuando se cumplan dos siglos de la "gran humillación", de las guerras del opio a la sometió el imperio británico.
El poderío militar chino crece rápidamente con la construcción acelerada de cada vez más buques de guerra a un ritmo que los Estados Unidos no pueden seguir.
Recientemente, el comandante de la flota norteamericana del Pacífico, la séptima flota, dijo que los chinos tienen medios suficientes para invadir Taiwan, la "provincia rebelde" y sumarla por la fuerza; pero entonces deberán enfrentar el poder de los buques estadounidenses.
Está planteado el juego sin que sea posible determinar cómo se desarrollarán las operaciones por Taiwan sin convertirlas en conflicto mundial, casi con seguridad nuclear, lo que llevaría a una catástrofe, a la destrucción generalizada: sin vencedores, todos vencidos.
Los dirigentes de la China continental reclaman, la isla que los portugueses llamaron Formosa (Hermosa) desde que las fuerzas nacionalistas de Chiang Kai Shek huyeron hacia allí tras perder la guerra civil en 1949.
Según los militares estadounidenses, los chinos se ocupan de desarrollar para 2027 una capacidad suficiente para invadir Taiwan, fracasados los intentos de incorporar la isla por vía pacífica.
Vuela la imaginación
La invasión china sería protagonizada por unos dos millones de soldados, contra 160.000 taiwaneses, pero sería un asalto anfibio enorme, muy difícil, que necesitaría de una planificación y ejecución muy cuidadas.
Sería el mayor asalto desde Normandía al norte de Francia en 1944. Los chinos han estudiado al detalle la guerra de las Malvinas, porque fue también la invasión de una isla, aunque en una escala mucho menor.
Los chinos tienen la ventaja de poder elegir el momento y lugar de la invasión y lanzarla cuando tengan todo previsto en el sitio elegido, y el adversario solo tiene la posibilidad de responder.
Un dato revelador de la inminencia de una gran invasión sería el almacenamiento de suministros de sangre, como máximo 15 días antes del inicio de las operaciones.
Pero es posible que los chinos continentales no se lancen a una invasión directa, sino que rodeen la isla con fuerzas que la bloqueen completamente. Entonces la vida de Taiwan pendería de un hilo y los estadounidenses deberían tener preparada una respuesta para una situación compleja, en que es muy fácil equivocarse.
Cuando se acerque la guerra, es posible que Taiwán traslade los buques de la costa frente a China a la costa este y que esconda sus aviones de caza en refugios subterráneos mientras moviliza más de dos millones de reservistas.
La invasión comenzaría con oleadas masivas de misiles sobre Taiwán, con el propósito de destruir la armada taiwanesa y las defensas antiaéreas para abrir paso a los aviones. Lo cálculos taiwaneses estiman que habría un día entero de bombardeos sobre objetivos militares e infraestructuras como centrales eléctricas y depósitos de combustible. China cegaría los satélites de Taiwán, cortaría sus cables submarinos de Internet y perturbaría con medios electrónicos los sistemas de mando y control.
Pero luego China deberá ejecutar un asalto anfibio como el de Normandía, enfrentando un poder posiblemente mayor que el que ofrecieron los alemanes desde la costa francesa del Atlántico en 1944
China por sus fueros
China por milenios fue un país muy civilizado y poderoso, pero a mediados del siglo XIX sufrió "la gran humillación" a manos de las potencias occidentales impulsadas por la necesidad de conquistar mercados.
La gran humillación se inició con la derrota ante el imperio británico en la llamada primera Guerra del Opio, que los ingleses consideran uno de los puntos menos defendibles de su historia.
El imperio británico producía opio en la India y enviaba té a Inglaterra. El intercambio era deficitario y para equilibrarlo a los comerciantes de Su Majestad se les ocurrió que a falta de algo mejor debían vender opio a China.
Ya desde antes, la adicción al opio perjudicaba la producción, dejaba inactivos a los adictos y favorecía la decadencia social. El emperador hizo quemar veinte mil cajas de opio de los almacenes británicos de Canton. Los ingleses contestaron con la guerra, que convirtió a la reina Victoria, la monarca británica, en la mayor narcotraficante del mundo de entonces.
En la guerra con Gran Bretaña los chinos fueron derrotados y debieron firmar el Tratado de Nankín en 1842. China cedió Hong Kong al Reino Unido y aceptó la apertura de sus puertos al comercio internacional.
Los británicos ya no cancelaban las especias que importaban de China sino que las intercambiaban por embarques de opio: la transformación de los vencidos en drogadictos se hizo legal.
Uno de los fines de la política de la República Popular China es volver a poner al país a la cabeza del mundo en materia económica y militar para 2050
Según la financiera estadounidense Bloomberg, para 2050 China superará a Estados Unidos y se convertirá en la economía más grande del planeta
Un gran viaje narrado por un marino inglés
"1421 El año que China descubrió al mundo", es el título del libro de Gavin Menzies, un ex-comandante de submarinos británico que ha recorrido para documentarse cientos de museos y puertos.
El libro concluye que fueron los buques chinos de hace seis siglos los que mostraron a los europeos el camino para llegar a los nuevos continentes. De probarse su tesis, muy cuestionada en medios académicos, se debería reescribir la historia.
Los historiadores reconocen que en 1421-23 una flota de más de un centenar de barcos partió de China hacia el Océano Indico, pero que inmediatamente después de ésta, la mayor travesía marítima hecha hasta entonces, Beijing decidió abandonar su empresa navegante, muy costosa, para auto-aislarse.
Menzies afirma que dichas embarcaciones no sólo llegaron a la costa oriental africana como reconocen medios académicos, sino que circunnavegaron todos los continentes.
Entonces China era la potencia más poblada, avanzada y poderosa del globo. Sus barcos eran varias veces más largos y anchos que las carabelas de Colón; sus técnicas de navegación y astronomía eran las más avanzadas de su época.
Para Menzies los chinos llegaron a la punta sur africana 66 años antes que los portugueses, descubrieron América 71 años antes que Colón, dieron la vuelta completa al planeta 100 años antes que Magallanes, llegaron a Australia y Nueva Zelandia tres siglos y medio antes que Cook, y bordearon los dos polos por lo menos con cuatro siglos de anticipación a los europeos.
Menzies muestra mapas antiguos donde se trazan los contornos de regiones que formalmente serían descubiertas décadas o siglos después. En el mapa chino de Kangido de 1402 se muestra deformadamente el conjunto de Africa, en el de Pizzigano de 1424 aparecería Puerto Rico, en el de Fray Mauro de 1459 hay un mejor delineamiento del continente negro, en el de Cantino de 1502 figura la costa occidental sudamericana, en el planisferio de Walseemüller de 1507 se ve las tres Américas, Siberia y África, en el de Piri Reis de 1513 se demarca la costa atlántica desde Norteamericana hasta la Patagonia y la Antártica, en el mapa mundi de Jean Rotz de 1542 se delinea todo Sud y Centro América, la costa atlántica norteamericana, África y el norte de Australia.
Para Menzies el hecho que antes que Colón hubiese habido arroz y gallinas asiáticas en las Américas, maíz americano en Asia y papa o camote en la Polinesia o Filipinas solo pudo deberse a navegantes que rodeasen el Pacífico.
De la Redacción de AIM
Dejá tu comentario sobre esta nota