Con la despedida de la última luna del año viejo y observando el nacimiento del primer sol, el Pueblo Nación Preexistente Huarpe Pynkanta de San Luis, San Juan y Mendoza, “recibió el Año Nuevo 2023”, confirmó a AIM el Omta Samay Ñerke Pachay, Miguel Roque Gil. Con ceremonias, cantos y danzas, en el territorio ancestral El Junquillal, punto tripartito entre las tres provincias, “se agradeció al año que se fue y se pidió protección y abundancia para el año que recién comienza”.
El Omta relató su vivencia, y explicó emocionado a esta Agencia: “Fue un momento muy especial, mágico; estoy lleno de emoción, y agradecido, recordando lo vivido”, dijo.
Tras 10 días de ceremonias, los integrantes del Pueblo Huarpe Pynkanta despidieron al último sol del año viejo en el territorio ancestral de El Junquillal. Para la ceremonia, la última antes de la vigilia hasta el amanecer del nuevo año, se dividieron en cuatro grupos: círculo de tierra; de agua; de fuego y de aire. “Pedimos al Gran Espíritu ayuda y selección, de quienes pudieran experimentar la ceremonia en sí mismos, en el Círculo Ancestral”, detalló el Omta y explicó que la actividad se cerró “con cantos, baile y los fuegos encendidos de los círculos de Ancianos, en cada punto cardinal del camino que culminaba con la partida del sol”.
Despedir la luna
La despedida de la última luna del año viejo “tuvo tres momentos”, destacó el Omta: “Uno de canto y caminar, paso a paso, hasta acercarse a la visualización de nuestra propia luna; otro, el baile de integración del sol despedido y la luna, con la danza del encuentro entre la luna y el sol, como punto culmine para terminar un ciclo en equilibrio. Luego fue la vigilia con quienes estuvieron presentes, con cantos, danzas y comidas, que se extendieron hasta la salida del primer sol del año nuevo, cuando se nombraron los nuevos guardianes de la tierra, el agua, el fuego y aire, que durarán hasta el próximo cambio de ciclo Ancestral Tautau Huarpe Pynkanta”.
Durante esa vigilia se ofreció al sol y se degustó, el licor de bebida fermentada de algarroba, jarilla y chañar, recolectado durante los días que duraron las ceremonias. Además, se realizó una feria de productos artesanales, donde se expusieron y vendieron productos tales como los alfajores de algarroba, temtes, canastos de Junquyllo y cremas de jarilla, entre otros.
El Omta agregó que “en el emotivo encuentro, acompañaron a nuestro Pueblo animales ancestrales como la chuña, el zorro, el corcol, el cernícalo, el gato montés y el puma”.
Camino de Derecho
En la despedida del último sol del año viejo, se celebró la asamblea Otay Namya, el camino del derecho indígena que define las leyes de convivencia en naturalidad y como parte de la naturaleza. La sabiduría ancestral atesorada por años “se compartió en un Tau-Tau, donde se expresó la humanidad y el respeto hacia la vida y los semejantes. La disciplina, desde el profundo respeto y conciencia de las limitaciones y potencialidades humanas que nos hace seres inmensamente fraternales y luminosos, y la justicia que equilibra, une y cohesiona el buen vivir”.
“Alrededor del Abuelo Fuego (Kitek) se completaron los tres círculos invocando la fuerza de la identidad, para transcurrir el nuevo camino”, aseveró el Omta.
Del buen vivir
Vivir y dejar vivir es otra forma del buen vivir propio de los pueblos tradicionales y de los habitantes originarios de Nuestra América.
El buen vivir es una aplicación a la vida social de principios universales; busca la conciencia más alta, que no instruye ni represa la vida sino que la eleva al mayor nivel posible.
No se trata de un "progreso personal" sino de una concienciación que lleva a reconocernos como lo que fuimos siempre, a vivir nuestro estado natural, que en comunidad es el buen vivir.
La buena convivencia
El buen vivir es vivir en armonía con la naturaleza y con todos los seres. Implica equilibrio, respeto, complementariedad, reciprocidad, convivencia.
El vivir mejor, involucrado en la idea occidental de "progreso" presentado como natural y deseable, lleva en cambio a la competencia, al quiebre de la solidaridad, al irrespeto a la naturaleza y a la vida incluyendo la propia, a la falsa superioridad, la angustia, la violencia y el vacío.
La armonía individual y social es el reflejo en cada uno de la unidad que da sentido y existencia a todas las cosas. El buen vivir es el modo de ser de todos los habitantes originales de nuestra América, a la que decidieron llamar "Abya yala" en un congreso celebrado en Quito, Ecuador a principios del siglo XXI.
De la Redacción de AIM.
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