Las formas de vida alternativas, a saber: el culto al medio ambiente, el hedonismo individualista, el parasitismo social, la homosexualidad y el comunismo, deberán ser erradicadas de la sociedad si se quiere mantener un orden libertario. Son palabras del politólogo alemán Hans Hermann Hoppe, que tiene ahora 73 años y está radicado desde 1986 en Estados Unidos, donde colaboró con el economista libertario Murray Rothbard.
La libertad, ¿avanza?
El libertarismo de Hoppe y Rothbard es el que con reservas -quizá porque mostrarlo entero haría retroceder y restaría votos- promueve entre nosotros La Libertad Avanza, el partido de Javier Milei.
Hoppe recomienda desde su cátedra en la Universidad de Nevada: "Los libertarios deben distinguirse de los demás practicando y defendiendo las formas más radicales de intolerancia y discriminación contra los igualitaristas, demócratas, socialistas y ecologistas, contra las costumbres pervertidas, los comportamientos antisociales, la incompetencia, la indecencia, la vulgaridad y la obscenidad. Será necesario apartarlos físicamente de los demás y confinarlos".
No hay nada confuso en estas enseñanzas, podrían atribuirse sin error a cualquier dirigente fascista de hace un siglo; la confusión surge de que se las presenta como novedosas y hay quien así lo cree en tiempos en que el pasado no cuenta.
Estas opiniones extremas que muestran una luz al final del túnel aunque sean fuegos fatuos, engarzan muy bien con el nihilismo que es lo que verdaderamente "avanza" entre nosotros. Por eso cuando escuchan esta prédica, que les parece nueva porque no la oyeron antes, muchos jóvenes sienten alumbrar la aurora.
Milei, propagandista del libertarismo entre nosotros, mantiene todavía la ventaja de la novedad, como quien para dejar entrar el aire fresco rompiera una ventana del antro donde los políticos al uso se reparten la torta presente y cocinan la futura.
De ayer a hoy
Lo que entra en las mentes vírgenes y acosadas de sus seguidores juveniles son las ideas que brotaron del individualismo más cerril y más egoísta, que tomó forma teórica a fines del siglo XIX con Carl Menger, León Walras y Guillermo Jevons, luego von Ludwig von Mises y Friedrich von Hayek en Austria y con Rothbard y Milton Friedman en los Estados Unidos en el siglo XX.
La finalidad confesada de muchos de estos catedráticos era derrotar teóricamente al marxismo, que era una amenaza concreta encarnada en la Rusia bolchevique.
Pero los argumentos guardaban en penumbra el nihilismo, que vuelve a la luz ahora como hijo posmoderno de la desesperación y la falta de perspectivas.
La intención de destruir al socialismo se ve por ejemplo en Jesús Huerta de Soto, un profesor español miembro de la escuela austríaca de economía de von Mises y von Hayek.
Para Huerta de Soto la caída del Imperio Romano no se debió a los bárbaros, que venían presionando desde siglos desde afuera, ni a los cristianos, que roían desde adentro, ni a la acción combinada de ambos. El Imperio se derrumbó debido al socialismo, a pesar de que no existía entonces ni tampoco un milenio después. Para conseguir ese efecto prodigioso, es necesario ampliar sin medida la definición de socialismo.
Mejor, la camorra
El propio Milei dio un punto de vista que tiene la virtud dudosa de entusiasmar -que para los griegos antiguos significaba extraviar- a sus seguidores. Milei dijo que entre el Estado y la mafia, prefiere la mafia.
"Si yo tuviera que elegir entre el Estado y la mafia, me quedo con la mafia. La mafia tiene códigos, cumple, no miente y por sobre todas las cosas, la mafia compite".
Notablemente Milei, que aparece como incondicional de la competencia liberal, ni menciona que las guerras modernas son casi todas competencias entre Estados, que buscan nuevos mercados o despojar al vecino de los que atrapó. Se aplican al ámbito mundial las palabras de Antonio Machado: "abunda el hombre malo del campo y de la aldea, capaz de insanos vicios y crímenes bestiales". Era para Machado una caracterización del hombre que "guarda su presa y llora la que el vecino alcanza"; del campesino de una Castilla decadente, harapos de la que se derramó por el mundo.
La mafia, la vieja camorra del sur de Italia, la "cosa nostra", que en su momento tuvo la intención de liberar al país del Imperio Austrohúngaro de los Habsburg, hoy ha sido reemplazada por el crimen organizado dedicado a la pornografía infantil, al narcotráfico, al sicariato, a la usura, al blanqueo de capitales.
Con estas actividades, la mafia que Milei prefiere mueve cada año una suma equivalente al presupuesto militar de los Estados Unidos, más o menos los ingresos anuales de la mitad más pobre de la población mundial. A la mafia se debe el asesinato de 600.000 personas por año en el mundo.
El lenguaje ayuda
"Libertario", como ácrata, era la designación que aceptaban para sí mismos hace un siglo anarquistas como Errico Malatesta, Emma Goldman, Miguel Bakunin, Luisa Michel, Pedro Kropotkin o Virginia Bolten. El anarquismo entró al final de la guerra civil española en un crepúsculo que parece definitivo. La resignificación actual de la palabra lleva de la izquierda política a la derecha, lo que constituye una hazaña lingüística y un equívoco.
La lectura de Rothbard provocó el giro ideológico de Milei hace 10 años. Otro de sus maestros fue von Hayek, discípulo de von Mises. A pesar de su pretensión de reducir al Estado a un mínimo compatible con la propiedad privada y la esclavitud de los trabajadores, von Hayek saludó feliz el derrocamiento del "dictador" Salvador Allende en Chile y elogió las virtudes del general Augusto Pinochet.
De visita en Santiago poco después del golpe, von Hayek dijo estar en contra de las dictaduras, pero aclaró que pueden ser sistemas necesarios en una etapa de transición. "Algunas veces es necesario que un país tenga por un tiempo, una forma u otra de poder dictatorial. Es posible que un dictador gobierne de manera liberal y también es posible que una democracia gobierne con total falta de liberalismo. Mi impresión sobre Chile es que veremos la transición de un gobierno dictatorial a uno liberal. Prefiero una dictadura liberal a una democracia falta de liberalismo". La dictadura chilena fue el primer ejemplo en el mundo de aplicación a sangre y fuego de los principios neoliberales.
Perdedores al foso
Con bases en sus ideas libertarias, von Hayek defendió a quien niegue ayuda a alguien que se esté muriendo de hambre. "Muchas personas rechazarán estas conclusiones porque no quieren aceptar una indiferencia evidente ante el sufrimiento de los otros. Conozco esas ideas, porque yo pensaba así cuando comencé a considerarlas. Con el tiempo me acostumbré a ellas y a sus consecuencias".
El estadounidense Murray Rothbard fue discípulo de Mises y creador del término "anarcocapitalismo" y del paleolibertarismo, que entre nosotros tiene partidarios como Agustín Laje. Rothbard prefería llamarse "paleolibertario" por cuestiones de política interna estadounidense, y propugnaba para divulgar sus ideas el "populismo de derecha" que tuvo su máxima expresión por ahora en Donald Trump.
El valor de la infancia
Rothbard, en "Etica de la libertad" expuso los beneficios del mercado, en particular de la compraventa de niños. "Como un padre puede tener la propiedad de su hijo, puede transferirlo a terceros (venderlo). Puede dar al niño en adopción, puede ceder sus derechos sobre él en virtud de un contrato voluntario. En una sociedad absolutamente libre puede haber un floreciente mercado de niños.
Para el inspirador de Milei los niños no son personas sino cosas, propiedad de sus padres como había adelantado von Mises. Defendió que los padres no estén obligados a mantener a sus hijos con vida: "ningún hombre puede obligar a otro a realizar una acción positiva. El padre debe tener el derecho legal a no dar de comer al niño; es decir, permitir que muera".
De la Redacción de AIM.
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