El dirigente socialista argentino Eduardo Sartelli, nacido en Santa Cruz en 1962, fundó el partido Razón y Revolución. Es profesor universitario de historia en la Universidad de Buenos Aires y youtuber, acostumbrado a largas charlas en que recomienda películas y libros a menudo en inglés, que seguramente muy pocos leen.
Dentro de la izquierda, tiene el mérito de haber trazado un programa de gobierno para la Argentina que combina el proyecto de Corea del Sur en cuanto a productividad con el de Suecia en cuanto a seguridad social.
Su tesis es que la renta agraria ya no alcanza, aunque fue suficiente a principios del siglo XX, para menos de 10 millones de habitantes que no salieron de pobres pero hicieron de la oligarquía argentina la más rica del mundo en la época de "tirar manteca al techo" en los cabarets de París.
Ese es el motivo fundamental del estrangulamiento exterior, de las crisis recurrentes y del empobrecimiento acelerado de la sociedad argentina que quintuplica la población de entonces.
Propone según el modelo coreano un gran aumento de la productividad industrial que pueda competir en el mercado mundial, sin las terribles condiciones de trabajo coreanas, mediante la constitución de sociedades mixtas industriales de escala, reuniendo por ejemplo a las pymes con participación estatal.
Siente un menosprecio marcado por los pueblos indígenas, y se acerca a los puntos de vista de otros movimientos de izquierda considerando obreros a los indígenas antes que "pueblos originarios", según el canon marxista.
Dice que ser obrero es mucho más significativo que ser indígena, y tiende a considerar falsarios y usurpadores a los indígenas y a sus reclamos, desde los wichi a los mapuche.
El relato de Milei
Una de las charlas de Sartelli se refiere a las características del mensaje de Javier Milei, que está teniendo reveses quizá inesperados, como los cacerolazos, que más que la resistencia populista prevista tiene síntomas de que los partidarios del libertario empiezan a abandonarlo apenas a pocos días de gobierno.
Para Sartelli el mensaje de Milei antes de las elecciones tenía varias características que lo hacen muy simple, dirigido a la juventud, que es una etapa de la vida poco reflexiva, impresionable y tendente a valorar la fuerza física ante todo.
Bajo el título "Gótico infantil, la iconografía filofacistoide de La Libertad Avanza" desarrolla una crítica del mensaje de Milei a su electorado, que lo llevó al éxito y a la presidencia, aunque tuvo mucho más éxito como propagandista que el que tiene ahora como gobernante, cuando el shock parece haber explotado como se propuso, pero no como él preveía.
Para Sartelli, el relato de Milei es "juvenilista", en primer lugar porque está dirigido a la juventud; no hay viejos ni débiles, por ejemplo niños, no hay familia porque es una iconografía guerrera, violenta, ni tampoco hay masas. No hay deliberación, reflexión ni duda. El enemigo aparece solamente cuando hay que matarlo.
Los temperamentos humanos
Aunque Sartelli no lo dice, el psicólogo inglés Guillermo Sheldon clasificó hace más de un siglo a los temperamentos humanos en tres grandes tipos: el somatonómico, el viscerotónico y el cerebrotónico.
El viscerotónico es blando y redondeado, poco agresivo, extrovertido y afable, amigo de comer acompañado, muy sociable y con tendencia a la gordura.
El cerebrotónico tiene la personalidad inquietante, poco comprensible para los demás tipos, de Hamlet o Iván Karamazov.
Es un introvertido supersensible, más interesado en lo que ocurre en su mente que fuera de ella. No desea dominar sino vivir y dejar vivir. La vida solitaria no es para él un castigo, pero sí el colegio de internados y los cuarteles.
El tipo dominante en la sociedad competitiva, aquella que según el economista vienés José Schumpeter mantiene a la sociedad en continua agitación, en tensión nerviosa permanente y terminará por arruinar al capitalismo por exceso de eficiencia, es el somatotónico, el tipo muscular que es el único que tiene en cuenta el relato de Milei.
El somatotónico ama la actividad muscular, la agresividad y la avidez de poder, es poco sensible a los sentimientos ajenos, indiferente al dolor, aficionado a la lucha y la competencia y sobre todo siente nostalgia por la juventud, la etapa de la vida en que la potencia física es mayor, y cuya pérdida con los años siente como absoluta.
Una sociedad infantil
El relato de Milei es para adolescentes, aunque no está hecho por adolescentes. Muestra un mundo paternalista, basado en la esperanza en el superhéroe, Milei, que arreglará todo.
Hay acción no reflexiva con consecuencias drásticas. El enemigo no seguirá viviendo con nosotros, será eliminado. El relato es presentista y apocalíptico, sin idea del día después de la batalla.
El enemigo no tiene motivos para oponerse a nosotros, se opone porque es malo, debe desaparecer sin ser escuchado ni tenido en cuenta.
El receptor de este relato no es fácil de discernir. Es en principio la gente joven no encuadrada socialmente, concebida sin familia ni relaciones sociales; en concreto el pequeño burgués enojado.
Hay mucha gente que compra este discurso, entre ellos los obreros no sindicalizados que creen ser pequeños burgueses y que se mandan a sí mismos, porque por ejemplo ganan según lo que repartan.
El relato puede tener efecto en gente con poca preparación política, con una versión simplificada de la vida. En particular los jóvenes que viven al principio en la burbuja de la familia y luego en la del colegio y entran tarde en el mundo laboral, en la vida real.
Sin embargo, este relato no hubiera prendido sin apuntar a alguna necesidad real, y esta vez, con bastante evidencia, es la libertad mostrada como horizonte. Por mentiroso que sea el relato, alguna verdad debe contener, "la ideología es una mentira verdadera".
Las masas esperan la redención
Quizá el núcleo sea la necesidad de las masas de ser reivindicadas porque han sido agredidas mucho tiempo, les han hecho bullying. Sartelli ejemplifica con la reacción que a mediados del siglo XIX produjo en Francia la novela por entregas "Los misterios de París", de Eugenio Sue.
El superhéroe de esa novela. bajo el reinado de Luis Felipe, era Rodolfo de Geroldstein, el vengador que encandiló a los lectores porque expresaba la necesidad de venganza de las masas.
El discurso de Milei prendió en una juventud con poca consciencia de clase pero con clara consciencia de la necesidad de rebeldía, de explosión, de "reseteo", de la motosierra y en síntesis de terminar con un mundo insoportable.
El discurso no tiene elementos realistas, lo que quedó demostrado en que cuando Milei llegó al gobierno no liberó a las masas sino que hizo lo contrario.
El relato presenta una realidad disparatada, pero es popular y llegó a mucha gente.
De la Redacción de AIM.
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