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Caleidoscopio
Caleidoscopio

En la Luna

Hace unos 4.500 millones de años, nada menos, la Tierra recién nacida compartía su órbita con un planeta rocoso como ella, del tamaño de Marte. Ambos se habrían formado por la fusión de "planetesimales" que resultaban de la agregación de polvo y gases en los orígenes del sistema solar.

En términos míticos, giraban felices y despreocupados hasta que el diablo metió la cola al cabo de millones de años: otros cuerpos celestes, posiblemente Venus amoroso y Júpiter tonante, en aquellos tiempos de gesta perturbaron la órbita compartida por la Tierra y su hermana troyana, Tea, y las hicieron chocar catastróficamente.
De ese choque de dimensiones astronómicas resultaron dos consecuencias principales: la formación de la Luna, único satélite natural de la Tierra, y la incorporación de Tea a la Tierra, de modo que hoy es parte de su núcleo.

Para la astronomía, Tea era un "troyano", nombre asignado a un cuerpo errante que comparte la órbita con otro sin sobrepasarlo ni chocar.

El choque de la Prototierra y Tea lanzó al espacio gran cantidad de escombros, que se unieron formando la Luna posiblemente en pocas horas. El manto rocoso de Tea pasó a formar parte del manto de la Tierra, que es mayor de lo que debiera.

Esa conjetura se apoya en algunas características anómalas de la Luna respecto de satélites de otros planetas y también del manto de la Tierra, que es más grande de lo que correspondería a un planeta de 12.000 kilómetros de diámetro. El diámetro de Tea era de unos 6000 kilómetros.

Los cálculos con que los astrónomos respaldan su hipótesis del choque catastrófico indican que cuando éste se produjo Tea viajaba a unos 14.000 kilómetros por hora. El encontronazo debió ser oblicuo, porque si hubiera sido frontal ambos planetas se hubieran pulverizado. Hoy Tea reparte sus restos entre la Luna y la Tierra. La Luna tiene baja densidad, gran tamaño y características geológicas que dan credibilidad a la hipótesis de que se formó como consecuencia del impacto de la Prototierra con la troyana que la acompañaba.

La Tierra era entonces relativamente sólida, aunque su superficie estaba todavía muy caliente y cubierta de magma. Hoy el magma, rocas derretidas por la temperatura, está bajo la corteza y cuando aflora en erupciones volcánicas recibe el nombre de lava. Por eso, el material que voló al espacio hecho escombros era principalmente de Tea y es el que ahora forma la Luna.

La gota persistente
Un dicho habitual es "siempre que llovió, paró". Hasta ahora se cumplió, con la aclaración de que la primera lluvia sobre la Tierra duró millones de años. Cuando la superficie terrestre eran rocas derretidas, la alta temperatura mantenía el agua como vapor en la atmósfera. El agua estaba a más de 374 grados centígrados y a más de 221 atmósferas de presión, es decir, por encima de lo que la física llama "punto crítico" del agua, en que el líquido y el vapor tienen la misma densidad.

La lluvia líquida no podía llegar al suelo, pero generaba un enfriamiento que transportaba el calor de la baja atmósfera a la alta desde donde viajaba por radiación fuera de la Tierra.

Llegó el momento en que la superficie terrestre se enfrió lo suficiente como para que la lluvia líquida llegara a ella. Fue el momento inicial de la lluvia sin fin. El agua formó los océanos y la lluvia y el enfriamiento continuaron durante millones de años. No había entonces animales ni plantas. Los seres humanos no hubieran soportado un mal tiempo tan prolongado ni habría paraguas que aguantara. Frente a ese diluvio, el de 40 días que mencionan las tradiciones sumerias y recoge la Biblia, es una bicoca.

Un choque con consecuencias
La atmósfera de la Tierra sufrió grandes cambios y la Luna empezó a orbitar nuestro planeta determinando entre otras cosas el régimen de mareas.
Tras aquella gran colisión la Tierra adquirió el campo magnético que tiene ahora, mientras la Luna quedó árida con una atmósfera muy diferente de la terrestre y sin campo magnético.

Los investigadores piensan que este fenómeno es herencia del choque cósmico que tuvo Tea con nuestro planeta hace millones de años.

Además la Luna tiene en su superficie oxígeno combinado para abastecer la Tierra durante 100 mil años; tiene neón y sobre todo tritio, un isótopo no radiactivo del helio, un gas muy raro en la Tierra, descubierto en 1868 por astrónomos en el sol. Al parecer el tritio se genera en el sol y viaja por el espacio. Se mantiene en la Luna por las condiciones de la superficie, que no le permiten sostenerse en la Tierra. Sería muy útil para las centrales nucleares de fusión, que generarían electricidad sin radiaciones peligrosas y que está en fase de experimentación.

Volcanes en el cielo
Hace algunos miles de millones de años la Luna estaba casi 20 veces más cerca de la Tierra que ahora y tenía grandes volcanes en erupción. No había entonces nadie que la observara, no existía el ser humano, pero debió haber sido un espectáculo prodigioso ver desde nuestro planeta esas erupciones en tiempos en que la Tierra recibiría de su satélite mucha más luz que ahora.

De todos modos, la hipótesis del choque temprano de la Prototierra y Tea no es la única, aunque es la que tiene el favor de los científicos. Otras hipótesis son la división de un solo cuerpo en Tierra y Luna; la Luna preexistía y fue capturada por la gravedad terrestre; y la Tierra y la Luna se formaron simultáneamente cuando creció el disco protoplanetario.
De la Redacción de AIM.

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