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Caleidoscopio
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Inadi: Los periodistas ya saben cómo hablar

Los periodistas deportivos argentinos que cubrirán el campeonato mundial de fútbol que se disputará desde el 29 de noviembre en Qatar ya saben gracias al Estado argentino qué es correcto y qué no. La línea demarcatoria que les permitirá ubicarse dentro de la corrección fue trazada por el Instituto contra la discriminación, la xenofobia y el racismo (Inadi) en un manual de estilo conocido recientemente.

Algunas recomendaciones son de sentido común y otras desopilantes, pero todas suponen que el Estado debe reglamentar el uso del lenguaje.
La creatividad lingüística se puede seguir a través de los siglos estudiando las transformaciones de las palabras y de las construcciones gramaticales -objeto de la gramática histórica- pero la aceleración de los tiempos no permite esperar siglos: el Inadi que conduce Victoria Donda recomienda usos para el mes que viene. Quizá en el futuro, cuando el terreno está mejor abonado, ya no haya recomendaciones sino órdenes, para eso han existido y existen las policías del lenguaje.

La abjuración de Galileo de la "errónea doctrina" de que la Tierra gira alrededor del Sol es una muestra de esa policía, que en ese tiempo se llamaba Inquisición: "Y juro que en el futuro nunca diré ni afirmaré, de viva voz o por escrito, cosas tales que por ellas se pueda sospechar de mí; y que si conozco a algún hereje o sospechoso de herejía, lo denunciaré a este Santo Oficio o al Inquisidor u Ordinario del lugar en que me encuentre".

En épocas tan esclarecidas como la actual estamos lejísimo de la abjuración que el cardenal Bellarmino impuso a su amigo Galileo, pero puede ser oportuno recordar aquellos tiempos para curarse en salud y no dar lugar la "cancelación" en caso de no cumplir las recomendaciones.

Por lo pronto, el "negro" apodo común al punto que suele haber uno en cada familia argentina no está bien visto por el Inadi. El "negro" Ibarra, técnico de Boca, que tiene ese sobrenombre desde la cuna, y lo llevaba cuando jugaba en "el negro", Colón de Santa Fe, deberá cambiar de color, como ocurría con los negros uruguayos, que eran todos "blancos" por su filiación política.

En Qatar jugarán equipos de países africanos de raza negra; pero no se los debe llamar "negros" ni "de piel oscura" por mucho que así sea sin implicar demérito. Llevando las cosas más lejos por vía de contagio, el Inadi recomienda evitar frases como “se ve negra la suerte para el equipo” o “compró una entrada en el mercado negro”, a pesar de que la negrura en estos casos no tiene origen racial. No dice nada de "también es negra la noche y tiene estrellas que brillan", y esperamos que nadie sugiera al Inadi mirar el cielo estrellado para recomendar algo.

En este punto es notable que muchos pueblos tradicionales se consideran a sí mismo "cabezas negras". Esa designación, desde los caldeos a los etíopes, los chinos y a los árabes, hacía referencia al estado de no manifestación donde no hay colores y designaba a un pueblo que se consideraba a sí mismo en posición central.
El Inadi se introduce en las tribunas y trata de controlar el canto popular que surge de ellas, tan transgresor y tan poco respetuoso como suele ser el pueblo cuando puede expresarse sin trabas ni tutelas. Recomienda evitar cantitos como "Brasil decime qué se siente, tener en casa a tu papá” porque recordarle a un rivar la paternidad depostiva, como la de River sobre Racing, por ejemplo, es agraviante. Sin duda la tribuna no se privará de "agravios" de este tipo y no hay peligro de que repita esa letra porque ya inventará otra.

El Inadi se ha procurado un catálogo de expresiones comunes de las hinchadas para reprobarlas como discriminatorias. Algunos comentarios como estar "más pendiente de la peluquería que de entrenar” deben evitarse, y también “así de gordo no puede saltar ni correr”. Un salvavidas para el colombiano Edwin Cardona, que por sobrepeso estuvo un año sin jugar, aunque el salvavidas ya lo tenía instalado alrededor de la cintura.

El Inadi salió al cruce de otra expresión que sin duda alguien escuchó de un relator o comentarista de radio o televisión: árbitros "autistas". En este caso, "autista" juzga negativamente una decisión del árbitro; pero si una palabra en otro contexto inconveniente está usada positivamente, no hay problemas: está bien "locura es jugar así y ver las gambetas que hace ese jugador”, porque se trata de una locura elogiosa.

La alusión al machismo no falta en las recomendaciones del Inadi. Recomienda evitar “hoy se espera ver un equipo de hombres, bien plantado, que demuestre su hombría”, porque la hombría, que supo ser un mérito en otros tiempos, ahora ha caído en el descrédito por vecindad sospechosa con el machismo.

La diputada radical Teresa Banfi rechazó el manual y dijo que no le corresponde al Estado decidir cómo deben hablar los periodistas, que suelen ser egresados de universidades. Sin embargo, la legisladora no tuvo en cuenta que el Estado busca controlar mediante el lenguaje las actitudes de la gente, crear una distinción a su medida entre lo correcto y lo incorrecto y meter a todos en los corrales correctos.

El manual insiste en el uso de "negro" como discriminatorio. Cuando Luis Suárez le aplicó un mordiscón a un jugador italiano en un mundial, su abuela desde Artigas, en el noroeste del Uruguay, comentó afligida: "no sé qué le pasó al negrito". La buena señora no debió comparecer ante un tribunal para explicar que la angliparla no se usa en su país y que "negrito" es un apodo afectivo para su nieto.

Luego el jugador italiano mordido en el cuello reveló que la foto que había mostrado era de los dientes de una serpíente y la había tomado de un libro. Con eso calló instantáneamente el coro condenatorio.

La propia Victoria Donda, ante la andanada de críticos que suscitó su manual dijo "no es una boludez dar sentido a las palabras". Quizá en este contexto "boludez" signifique tontería, porque es una palabra que justamente ha perdido todo sentido hasta convertirse en un mero vocativo, como "ché", que solo sirve para llamar la atención del interlocutor.

Queda la duda de si es Victoria Donda la que debe dar sentido a las palabras con un manual estatal dirigido a los profesionales del uso de las palabras o si el sentido proviene de los hablantes mediante procesos de lenta acumulación histórica.
De la Redacción de AIM.

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