Japón se convirtió en el quinto país del mundo en llegar a la Luna. Luego de varias maniobras, el módulo Slim de la Agencia Espacial Japonesa (Jaxa) logró aterrizar en nuestro satélite natural. Los científicos esperan la confirmación de que la nave se encuentra en buen estado y enviando los datos correctos, luego de haberse posado en la superficie selenita.
Basándose en la telemetría, el comentarista de Jaxa afirmó que el módulo de aterrizaje ha llegado a la superficie y los expertos están revisando los datos de la nave espacial Smart Lander for Investigating Moon (Slim), que aterrizó alrededor de las 12.20 hora argentina (15.20 UTC).
El aterrizaje en la Luna, que tiene una sexta parte de la gravedad de la Tierra, implica un impulso muy necesario al programa espacial de Japón, que ha experimentado una serie de reveses en los últimos años.
Ello incluye el fracaso en el lanzamiento de su cohete insignia H3 en marzo de 2023, sucesor del actual H-2A y que busca competir en términos de coste con otros aparatos de proveedores comerciales como el estadounidense SpaceX.
SLIM no fue el primer intento de aterrizaje lunar de Japón. Un pequeño módulo de aterrizaje llamado Omotenashi se lanzó hacia la luna como parte de la misión Artemis 1 no tripulada de la Nasa en noviembre de 2022, pero la pequeña sonda japonesa no llegó a su destino. Y en abril pasado, la nave espacial Hakuto-R, construida por la empresa ispace con sede en Tokio, se estrelló durante su intento de aterrizaje después de que sus sensores se confundieran por la accidentada topografía de la luna.
El éxito de la misión convirtió a Japón en un club de viajes espaciales muy exclusivo. Hasta la fecha, sólo cuatro países (la Unión Soviética, Estados Unidos, China y la India) han logrado un aterrizaje suave en la Luna.
El aparato, que no supera los tres metros de lado y pesa entre 200 y 730 kilos en función de la humedad, fue diseñado para aumentar considerablemente la precisión de aterrizaje en la Luna y reducir el tamaño y peso del equipo usados en los alunizajes.
La agencia aeroespacial japonesa espera que esta misión contribuya también a poner a prueba tecnología crucial para la exploración en entornos de baja gravedad, cuyo refinamiento es esencial para la futura investigación del Sistema Solar.
La sonda, que fue lanzada el 7 de septiembre de 2023, tomará imágenes que serán usadas en el proyecto de exploración lunar Artemis, que aspira a facilitar la vuelta del ser humano a la Luna y, en último término, la exploración de Marte, entre otras labores.
La computadora a bordo de Slim está equipada con mapas de los cráteres registrados previamente por la misión Kaguya y la nave espacial Lunar Reconnaissance Orbiter de la Nasa. A medida que Slim descendiá iba tomando imágenes de la superficie lunar con cámaras a bordo para compararlas con las de los mapas a bordo a fin de identificar la ubicación exacta de la nave.
El módulo buscó de tocar la superficie lunar en un radio de unos 100 metros del cráter Shioli, próximo al ecuador lunar, una precisión sin precedentes hasta ahora, según la Jaxa, que estima que le llevará un mes confirmar si dichos objetivos se cumplen.
La Jaxa ha logrado aterrizar aparatos dos veces en asteroides, pero un alunizaje fue más complejo debido a su baja gravedad.
Japón lleva tiempo queriendo expandir su papel en la industria espacial a nivel mundial y para ello ha venido incrementando su colaboración con la Nasa estadounidense o la Agencia Espacial Europea (ESA), entre otras entidades.
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