Israel Finkelstein es el director del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv. Se propuso encontrar restos arqueológicos que probaran o desmintieran los relatos de la Biblia sobre el origen del pueblo de Israel. Expuso sus resultados en el libro "La Biblia Desenterrada", publicado hace dos décadas, y él mismo los resume así: El Exodo no existió, ni tampoco Moisés, ni hubo hebreos en Egipto, ni existieron los patriarcas ni hay señales del paso del pueblo por el Sinaí, ni por supuesto, de que allí el presunto Moisés haya recibido las tablas de la ley.
Finkelstein concluye que Moisés, Abraham, Isaac, Jacob, Noé y el resto de los patriarcas antiguos nunca existieron, fueron inventados mucho después por razones políticas, para dar cohesión mediante un mito histórico a un pueblo dividido, algo que recuerda la función de los poemas homéricos entre los griegos y la Eneida en Roma.
En realidad son leyendas inventadas 600 años antes de nuestra era con fines políticos. No las corroboran las técnicas arqueológicas modernas, que son capaces de hallar huellas incluso de restos escasísimos dejados por cazadores, recolectores y pastores nómadas.
El historiador Neil Asher, compañero de tareas de Finkelstein, aseguró que no hay ni una sola referencia histórica que convalide los relatos del antiguo testamento y de otros libros religiosos que mencionan la existencia de un tal Moisés.
Los personales históricos reales aparecieron en tiempos del rey David, en el año 1000 a.c. Y los personajes anteriores, hasta el año 2100 a.c, son en su mayoría héroes nacionales ficticios, creados con el fin de dar cohesión a un pueblo dividido, tanto geográficamente como en costumbres, como lo fueron Israel y Judá.
Los egipcios tenían puestos de vigilancia desde el Nilo hasta Canaán; todo ese territorio era egipcio, y no hay ningún testimonio del paso de miles de personas por allí; ni queda el testimonio en el desierto siquiera de la correa de una sandalia.
Las crónicas egipcias hablan de los hicsos y hay quien quiere ver en ellos a los israelitas, pero sus movimientos son bastante anteriores al éxodo.
No hay evidencias de la existencia de israelitas en Egipto. La situación de Canaán en la supuesta fecha de la conquista, entre 1230 y 1220 a.c. es totalmente distinta a la que muestra la Biblia, ya que la ciudad de Jericó ni siquiera existía en el siglo XIII a.c.
Finkelstein acepta que los israelitas originalmente eran sectores de la población cananea que tuvieron un crecimiento demográfico importante y cambiaron su estilo de vida: de pastores nómadas se convirtieron en agricultores sedentarios como algunos beduinos contemporáneos que se sedentarizan durante algunas temporadas.
Quizá se produjo una escasez de cereales entre los agricultores cananeos y los pastores nómadas tuvieron que dedicarse a la agricultura para satisfacer sus necesidades.
Para Finkelstein y Asher hay cuatro argumentos estrictamente arqueológicos que desmantelan el relato bíblico sobre Moisés, la tabla de los mandamientos y el Éxodo:
1) Tras 200 años de investigaciones en el terreno, la egiptología no encontró ninguna referencia escrita en Egipto que se refiera a los hebreos como un pueblo esclavo que se liberó.
2) Falsas cronologías: La estela de Merneptah, la única mención qué hay de un Israel antiguo, remite al año 1210 y no al 1430-1420 que es la fecha atribuida con el antiguo testamento, para la gran epopeya de los hebreos, hay 200 años de diferencia entre una fecha y la otra.
3) La arqueología no encontró ningún vestigio de hebreos que hayan estado en la península del Sinaí y mucho menos en el monte Sinaí. Ningún dios le dio a ninguna persona una tabla de mandamientos escritos en piedra.
4) Las motivaciones políticas de Judá en el siglo VII a.c. explican la necesidad de crear la mentira del Éxodo de Moisés. La finalidad era unir el norte (Israel) con el reino del sur (Juda); el rey Josías necesitaba ayuda contra el invasor.
Tomando en cuenta estos cuatro argumentos, la única referencia a Israel como un grupo humano residente ya en Canaán es la estela (inscripción en piedra) del faraón Merneptah?. El faraón destruyó por completo el pueblo de Canaán en la campaña bélica de 1210 llevada a cabo contra los cananeos por no pagar sus impuestos.
Tampoco hay evidencias sobre israelitas en Egipto. No hay inscripciones funerarias ni en papiros. No hay inscripciones monumentales sobre muros de templos que indiquen que hubo israelitas antiguos.
La ciudad de Jericó como lo indica la Biblia (siglo XIII a.c.) no existió en ese momento, fue 200 años después cuando comenzó a crecer muy lentamente y 700 años después llegó a ser una gran ciudad. 200 años antes del siglo XIII a.c. y 200 años después del mismo siglo no hubo construcción alguna.
Otra evidencia de la manipulación del antiguo testamento es que contiene relatos que hablan de camellos usados como medio de transporte desde el tiempo de Abraham en adelante. Lo cierto es que en el siglo XIII a.c. los camellos ni siquiera se habían domesticado.
Hay otra cuestión, esta de sentido común: la imposibilidad de cruzar entre 2,5 y 3 millones de personas en un día el Mar Rojo y luego el desierto. Los 10 mandamientos no tienen validez, ni son universales, ni son aplicables a cualquier época de la historia, pues fueron escritos en el siglo VII a.c. por el escriba en turno en Judá -en la época del rey Josías- por motivos exclusivamente políticos y no religiosos.
Moisés es mencionado como personaje en todo el nuevo testamento, desde los evangelios hasta el Apocalipsis.
Algunos pasajes del Nuevo Testamento contienen referencias a Moisés.
- Juan 3:14 “y como Moisés levantó la serpiente en el desierto; así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado”.
- Mateo 17:3 “se les aparecieron Moisés y Elias conversando con Jesús”.
- Marcos 9:4 “entonces se les aparecieron Moisés y Elías hablando con Jesús “.
- Romanos 9:15 “Moisés dice: tendré misericordia del que yo tenga misericordia”.
- Apocalipsis 15:3 “ y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios”.
Investigaciones del siglo XX consideran a los judíos como jázaros ashkenazis con ADN turco-mongol, no originarios de la tierra actual de Israel sino del kanato de Jazaria, que en el año 652-1016 de nuestra era incluía parte de la Rusia moderna, Ucrania y una pequeña porción de lo que ahora es Kazajistán, al norte del mar Caspio.
De la redacción de AIM.
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