La capilla de “Santa Bárbara”, patrona de los mineros, fue construida en el pueblo de Mazaruca, Ibicuy, con durmientes del ferrocarril traídos desde RÍo Turbio. En un recorrido que realizó AIM, constató que este espacio condensa la historia de una comunidad que resistió múltiples inclemencias climáticas y económicas y aún se mantiene en pie.
La capilla de Santa Bárbara tiene intacto su campanario, ventanas con vidrios amarillos que dejan atravesar una luz cálida, de color miel y figuras religiosas como si el tiempo no transcurriese en ese pequeño edificio que se recorta sobre el horizonte de Mazaruca, al que pudo acceder AIM.
No tiene cerraduras y los muebles, oratorios y atril se mantienen de manera impecable como un desafío a las crecientes que de forma cíclica asolan a la zona.
Al ingresar a la sencilla estructura invade un aroma de la madera cuidada que despierta todos los sentidos. Cualquiera puede acercarse y entrar porque la institución tiene cerraduras ni candados, solo una soga para que el viento no abra las puertas de madera.
La estructura resistió a la inundación de 1983, que puso a todo el pueblo bajo el agua a pesar de los esfuerzos que se realizaron al construir un enorme terraplén en la zona, pero que no pudo contener la fuerza del río Paraná.
Por aquel ese entonces, muchas familias lo perdieron todo y emigraron desde el pueblo hacia otros lugares en busca de una mejor suerte. Otras permanecieron en Mazaruca para trabajar en los aserraderos, la planta de carbón o la escuela.
Capilla de mineros
Según relata Susana Gioacchini en su sitio de Facebook @Truenotur, destinado a rescatar la historia de los pueblos que sobrevivieron a la desaparición del ferrocarril, aproximadamente en 1950 Mazaruca fue comprada por un organismo nacional, que inició la forestación del campo con distintas especies de eucaliptos y alguna de pinos.
Tiempo después, ese organismo se disolvió y la propiedad pasó a ser de Yacimientos Carboníferos Fiscales (YCF), por ello se elaboraban los tirantes y tablones que se enviaban hasta Río Gallegos por vía marítima.
Según el informe al que pudo acceder AIM estos tirantes se utilizaban para revestir las minas de carbón de Río Turbio, debido a que la madera de eucaliptos hace un ruido muy particular anunciando y advirtiendo a los trabajadores y trabajadoras sobre posibles derrumbes.
La explotación forestal se inicia en los años 70, se moderniza el aserradero y se hace el tendido de electricidad desde Ibicuy (antes la energía la proveía la quina (gasolera) que funcionaba algunas horas por día.
No hay fecha precisa, pero se calcula que la capilla hecha de durmientes de ferrocarril traídos de Río Turbio, fue construida entre 1978 y 1979.
Así, desde hace más de 40 años este espacio arquitectónico singular y repleto de historias sigue siendo el lugar privilegiado donde los y las vecinas renuevan su fe y buscan encontrar la paz en un mundo cambiante y colmado de desafíos.
De la Redacción de AIM.
Dejá tu comentario sobre esta nota