La noche de San Juan es la más corta del año; es decir, corresponde al solsticio de verano en el hemisferio norte, que se produce el 23 de junio en el hemisferio norte. En nuestro hemisferio, el sur, es por el contrario la noche más larga, pero de todos modos, por una especie de dependencia cultural que nos hace ingerir en Navidad comidas de invierno y adornar nuestras casas en verano con arbolitos nevados, también las celebrábamos hasta hace poco y encendíamos las famosas fogatas en que se quemaban muñecos de paja.
En realidad, el verano es considerado generalmente una estación alegre, y triste el invierno. El verano es el triunfo de la luz, sobre todo en regiones próximas a los polos, y el invierno de la oscuridad. Sin embargo, el sentido del solsticio de invierno, el actual entre nosotros, es el contrario. El sol está en su punto más bajo sobre el horizonte y no podrá sino ascender en los seis meses futuros, hasta llegar al 21 de diciembre, cuando comenzará a descender otra vez. El solsticio de verano es el comienzo de la mitad descendente del año, y el solsticio de invierno, inversamente, el de su mitad ascendente.
En el cristianismo esos hechos astronómicos y astrológicos se personifican con los dos Juan: el Bautista y el Evangelista. Jesús nació en el solsticio de invierno en el hemisferio norte. y El Bautista, nacido en el solsticio de verano dijo: "Conviene que él crezca, y que yo disminuya", tal como hace el sol.
En la tradición hindú la fase ascendente del sol está relacionada con el deva-yâna, o "camino de los dioses" y la fase descendente con el pitr-yâna o camino de los hombres. en el zodíaco el signo de Cáncer es la "puerta de los hombres", que da acceso al pitr-yâna, y el signo de Capricornio, correspondiente al solsticio de invierno, es la "puerta de los dioses", que da acceso al deva-yâna.
El periodo alegre del año es el ascendente, el que se inicia hoy en el hemisferio sur donde vivimos y el triste o desfavorable es su mitad descendente.
La fiesta de los dos San Juan, el Bautista y el Evangelista, han sido puestas en relación con los dos solsticios. Se ha hecho notar que los aspectos ascendente y descendente están indicados en dos sentidos que se pueden entender en el nombre hebreo "Juan". Hanán significa tanto alabanza a dios como benevolencia de dios; es decir, en un caso una actitud descendente de dios al hombre y en el otro una actitud ascendente, del hombre a dios.
La misericordia de dios se ha puesto en relación con el Bautista y la benevolencia con el Evangelista.
La fiesta reconoce un origen pagano cristianizado, como tantas otras. Su finalidad era dar las gracias por la llegada de verano y celebrar el día más largo del año y la noche más corta. La función de las hogueras era dar fuerza al brillo del sol.
Con el tiempo, la inventiva popular agregó otros ritos, como en Europa saltar siete veces la hoguera para que el fuego proteja el resto del año; o saltar nueve olas de espaldas para eliminar energías negativas y aumentar la fertilidad; o bañarse en el mar a medianoche con el fin de tener buena salud el resto del año.
Hay otros ritos que han ido perdiendo fuerza en el progresivo desencantamiento del mundo. Entre ellos estaba encender dos velas rojas antes de la medianoche para atraer el amor, escribir tres deseos en un papel y quemarlo en la hoguera, o lavarse la cara en el mar para preservar la juventud
La llegada del verano era el disparador: se encendían hogueras en en las calles, para renovar el ritual del fuego purificador y vitalizador.
La fiesta está arraigada en la península ibérica y en los países germánicos, eslavos y celtas, que solían danzar alrededor de las hogueras. Los amantes saltaban sobre el fuego para que éste alejara a los demonios.
En la China el solsticio era también festejado, pero dentro de una tradición diferente. La llegada del verano era el triunfo de la tierra, de lo femenino, del yin. En el solsticio de invierno, en cambio, se celebraba el cielo, la masculinidad y el yang.
La noche de San Juan era mágica, relacionada con el fuego y los rituales de purificación tendentes a fortalecer el espíritu, vencer el miedo y el temor a lo desconocido. El rito atraía también el amor, la suerte y la salud.
La fuerza del mito se significa admirablemente en el célebre romance del conde Arnaldos, un anónimo medieval español que comienza:.
Quién hubiera tal ventura
Sobre las aguas del mar
Como hubo el conde Arnaldos
La mañana de San Juan
En esa noche las hierbas medicinales se potencian y multiplican sus efectos beneficiosos. Por eso los jóvenes muchachos salen a medianoche a recogerlas y las cuelgan de las ventanas para recibir la bendición de San Juan.
El romero se considera protector de los hogares durante la noche de San Juan. El hinojo espantaba los malos espíritus, el helecho mantenía lejos los parásitos. La malva potenciaba sus efectos.
Juan Bautista habría nacido el 24 de junio, justo seis meses antes que Jesús. Encuentra sentido entonces la frase evangélica de que "conviene que él crezca y yo decrezca".
De la Redacción de AIM.
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