En 1492 los europeos chocaron fortuitamente con Abya Yala (América) tratando de encontrar un camino alternativo a la India, el país de las especias. La idea de acortar la ruta fue del rey Juan II de Portugal, que quería reducir fletes y monopolizar las especias. La ruta que vinculaba el Océano Índico, el golfo Pérsico, Alejandría, Antioquía y Constantinopla quedó cortada en 1453 cuando los otomanos conquistaron el imperio bizantino. Las especias: la canela, la cúrcuma. el cilantro, el clavo, la pimienta, el comino, la nuez moscada, el jengibre y otras muchas, tenían uso gastronómico, cosmético y medicinal y fueron muy apreciadas en la Edad Media, cuando a falta de refrigeración servían para conservar los alimentos.
Estamos en el paraíso
En 1492 los españoles asistieron al principio deslumbrados a una tierra maravillosa, que confundieron con la India. Colón creyó estar en el paraíso a la vista de las bocas del Orinoco. Se refirió con alabanzas en sus cartas a los reyes a los taínos, los primeros habitantes que vio en este continente en la isla de Guanahani, pero sin disimular su propósito de esclavizarlos: "Y así son buenos para les mandar y les hacer trabajar, sembrar y hacer todo lo otro que fuere menester". Admitió que eran nobles y generosos, bien dispuestos y sin doblez, pero los veía como ve hoy un especulador a un bosque: no por su belleza natural, sino por la ganancia que le pueden generar los árboles reducidos a madera.
El sincretismo
El avasallamiento de las culturas de nuestro continente por el afán de lucro y la ideología que lo respalda, la cruz y la espada, dio lugar a redes de resistencia en los pueblos originarios, esclavizados en su propia tierra por el invasor.
El historiador uruguayo Gonzalo Abella entiende que el resultado en el ámbito simbólico fueron creencias sincréticas, que unen como es posible las que trajeron los invasores con las propias. El sincretismo es un fenómeno cultural complejo de agregado y decantación a través del tiempo, y no solo de imposición del catolicismo por los conquistadores.
La costumbre de guerrear
España venía de siete siglos de lucha contra los árabes que habían irrumpido en la península a través de Gibraltar en 711, cuando el rey visigodo Rodrigo fue vencido por los bereberes en los pantanos del Guadalete.
El 2 de enero de 1492, el mismo año en que Colón llegó a nuestro continente, cayó el reino de Granada, el último moro de España, y en agosto de ese mismo año fueron expulsados los árabes y los judíos; no tanto por cuestiones de fe, que no era prioridad para los monarcas, sino de unidad política.
Los reyes sabían que si conseguían uniformidad de creencias iban a dominar con más facilidad, que en la diversidad el dominio se les haría más difícil. Lo mismo sabía Constantino cuando convocó el concilio de Nicea en 325 para dotar al decadente imperio romano de una religión única, que pudiera actuar como aglutinante de una población que tendía a la dispersión. Por eso reprendió a los clérigos: basta de discusiones estériles, si las hay, que sea intra muros o lo iban a conocer. Tampoco él tenía ninguna debilidad religiosa, y conocía los resortes del poder.
Otro dios
Cuando un fraile recién llegado a estas tierras le decía a un aborigen que un hombre divino había dicho que antes entraría un camello por el ojo de una aguja que un rico en el reino de los cielos, y que ese hombre había optado por los pobres y que por eso el poder de su época lo había matado, el indígena no dudaba: "ése es uno de los míos". Y tampoco tenía problemas en sumarlo -como se diría en las religiones politeístas- a su panteón. No tenía necesidad de optar ni de excluir a una deidad cuando admitía otra. Solamente se beneficiaba con otra energía. Porque era claro que un hombre como ese (Jesús), al que tantas personas veneraban, que recibía tantos rezos, que era depositario de la energía de tanta gente, habría llegado por esa vía a disponer de mucha energía.
Entonces lo sumaba a sus creencias al mismo título que las otras, sin convertirse por eso en un "cristiano" como pretendían los curas. Se producía acá una grave incomprensión entre la mentalidad politeísta y la monoteísta. El politeísta creía que adoptando la nueva divinidad había satisfecho al otro pero lo que quería el otro es que la nueva divinidad fuera única, y eso no cabía en la mente politeísta.
Los jesuitas del Paraguay
La compañía de Jesús fue fundada en Europa como arma al servicio del Papa contra la reforma protestante. Loyola reclutó en Europa para actuar en Abya yala a jóvenes españoles, flamencos, alemanes y franceses que vinieron a un mundo desconocido cuya influencia iba a ser considerable en ellos.
Al principio rechazaron las creencias animistas, pero pronto advirtieron que eran necesarias para proseguir con el adoctrinamiento que se habían propuesto. Empezaron a ver que había un fondo común con sus propias creencias; si incurrían en desviaciones respecto de la ortodoxia católica no tenían cerca al Vaticano para que las corrigiera como sabía hacerlo. Algo parecido hicieron por esos años en la China, donde participaban sin problemas de los cultos confucianos, entendiendo que no eran propiamente una religión sino un rito social de homenaje a los antepasados. Pero el Vaticano tampoco estuvo de acuerdo con esta interpretación y terminó desplazándolos.
Los jesuitas organizaron ejércitos de nativos que resistieron a los "bandeirantes", traficantes brasileños de esclavos que venían de San Pablo, y los derrotaron decisivamente en la batalla de Mbororé el 11 de marzo de 1641, donde unos 4000 guaraníes vencieron a los brasileños en la actual provincia de Misiones. Esa batalla impidió que el Imperio del Brasil se extendiera hasta el Pacífico.
Los guaraníes tenían notables cualidades artísticas; formaron orquestas con instrumentos que ellos mismos fabricaban y estrenaron en las Misiones algunas obras de Haydn antes que en Alemania.
Pero entonces la organización de los guaraníes y su probada capacidad militar fueron vistas en Europa como obstáculos que se debía remover.
Por eso el Papa recibió la sugerencia de sacar a los jesuitas de América y reemplazarlos con otra orden. Cuando los jesuitas abandonaron sus Misiones, los guaraníes formaron redes entre organizaciones similares que fueron esenciales para la resistencia contra la opresión que venía de las ciudades.
Las redes de resistencia
Desde Pernambuco, en el nordeste brasileño, hasta Buenos Aires había redes clandestinas de esclavos fugados, que se disimulaban como cofradías religiosas y aprovechaban sobre todo los ríos para comunicarse entre ellas. Estas redes tenían contactos que les permitían estar en relación unas con otras.
Un hecho muy relevante en la historia de Abya yala dominada es la rebelión de Tupac Amaru, Condorcanqui. No luchaba por la independencia ni se oponía frontalmente a los españoles. Pero quería terminar con la esclavitud y que "el patrón no coma más de mi pobreza".
Fue descuartizado, mataron a Micaela Bastidas su mujer y le arrancaron la lengua a su hijo en la plaza de Cuzco. El nombre de Micaela fue estandarte luego porque muchas mujeres lo llevaron en su memoria, entre ella la charrúa Micaela Guyunusa, vendida a Francia por el primer presidente del Uruguay, el "pardejón" Rivera, que pidió más precio porque estaba embarazada y nacería un charrúa en París.
Notablemente, 300 años antes, en el mismo lugar del suplicio de Tupac Amaru, Pizarro le había pedido al Inca que le mostrara los sabios que tenía presos en esa ciudad (antes del imperio Inca habían estado libres en Machu Pichu). Cuando los tuvo frente a sí, mandó fusilarlos a todos. Pizarro era analfabeto, pero sabía dónde había un peligro para sus intereses. Hasta hace muy poco, padecieron un trato similar al de Pizarro en tiempos pasados. Debían presentar sus ofrendas de noche, porque de lo contrario podían ser descubiertos y en ese caso se exponían a mutilaciones como corte de las manos o la lengua.
El saber de los amautas
Los amautas o yatiris eran sabios de etnia aymara que ya desde el predominio inca tenían incluso prohibido hablar su idioma. Luego debieron Estos sabios disponían de un sistema lógico trivalente, a diferencia de los lógica bivalente de Aristóteles.
Hegel dio forma a la lógica "dialéctica" sobre bases diferentes, pero los sabios aymaras disponían de una lógica "multiléctica", que en resumen tiene tres valores y no dos: uno o cero, pasa o no pasa, verdadero o falso, derivados de la lógica aristotélica. Esta lógica contiene además del "sí" y del "no", un tercer término, puente o enlace entre ellos: "quizás" o "probable". Es posible construir computadores en base a este sistema aymara y no al "0" o "1" del álgebra de Boole, que solo puede tomar dos valores: abierto o cerrado, encendido o apagado, verdadero o falto, etc.
Un punto infaltable en relación con las culturas ancestrales de nuestro continente es el mate en los fogones. El ritual no era una costumbre alimentaria ni higiénica sino una comunión que recordaba la pertenencia a una red. El mate pasaba de una mano a una mano, broncínea, oscura o clara él las unía a pesar de las diferencias de color.
Hubo y hay americanos que apenas sin son europeos mal trasplantados, que dan acá frutos raquíticos. Pero hay otros que cuando llegó el momento hicieron notar la diferencia: Artigas, Hidalgo, Morelos, Andresito. Artigas se dirigió a Buenos Aires solo después del fracaso de Belgrano en su expedición al Norte; sabía que fracasaría porque conocía la diferencia entre la organización misionera del Paraguay y las Juntas de los cabildantes, formadas a imitación de la de Cádiz.
La revolución
Las juntas tenían una lógica revolucionaria abstracta, Artigas no. Las redes populares de resistencia se vieron inducidas a apoyar a las Juntas contra la posible invasión europea. No les molestaba España, cuya decadencia era evidente, pero tras el desenlace de la guerra entre Inglaterra y Francia vendría una invasión a América por potencias que sí sabían y podían invadir. Ese fue el motivo del apoyo de las redes.
Un irlandés que vino con las invasiones inglesas, al ver que Artigas se oponía al interés de Buenos Aires y Montevideo, dijo con lógica: Artigas (y Ramírez) son irlandeses, luego yo me voy con ellos. Eran irlandeses porque se oponían al poder central, para él de las ciudades como Londres.
Otro irlandés, Pedro Campbell, tuvo destacada actuación en Corrientes a favor de Artigas por las mismas razones, aunque en cierto momento le provocó un problema con Gaspar de Francia, el dictador del Paraguay. Artigas resolvió el problema tan favorablemente, que salvó su vida luego, cuando debió acudir a Francia para que le diera asilo. Francia le dijo: "que vengan todos los orientales que quieran, pero de a uno, porque acá mando yo". Francia deformó su apellido, que al parecer era portugués, cuando estaba en Europa y vio triunfar a Robespierre, en un sesgo revolucionario que le pareció muy interesante. Se volvió al Paraguay decidido a tomar el ejemplo del "incorruptible". Dijo que su pueblo, en que la marca de los jesuitas era muy fuerte, se daría en el futuro la forma de administración que mejor le pareciera, "pero por ahora yo soy el dictador".
La disposición a aprender
Cuando Artigas era muy viejo y estaba recluido en San Isidro, cerca del Mato Grosso, lo fue a visitar un anciano, con el que habló tres horas. El quincho de Artigas estaba vigilado por orden de Francia. Cuando el viejo salió, el guardia lo apuntó con el trabuco, ya en la selva, y le exigió que le mostrara lo que llevaba dentro del bolso. Eran yerbas medicinales. Luego habló con Artigas y le preguntó qué había hablado tres horas "con ese ignorante". "He aprendido mucho de él", dijo Artigas, que anciano no dejaba de aprender y nunca despreció el saber del pueblo.
El negro denigrado
Los negros esclavos se escapaban a pesar de los trabucos y los perros y se instalaban en la selva, donde formaba comunidades inexpugnables
Esas comunidades se comunicaban unas con otras con sigilo y muchas precauciones, por ejemplo gracias a las lavanderas negras de extramuros para liberar a más esclavos. Se llamaban "quilombos", que antes había sido el nombre de las jaulas en que se exponían los negros en los mercados de esclavos. La palabra proviene del bantú de Angola "quimbundo, que significa unión. Los esclavistas, que sabían emplear la guerra semántica que se usa hoy con mucha mayor ciencia y eficacia, le dieron el sentido de "prostíbulo" que se mantiene todavía.
Las fortalezas en la selva que construían los africanos fugados de las fazendas, el animismo reforzado con aportes de negros, europeos con creencias precristianas y reformado según pasaban los años porque los nietos negros ya no hablaban el lenguaje de sus abuelos ni los entendían plenamente, fueron la base de las redes de resistencia. Estas tomaron luego tomaron forma política contra la ilustración de las ciudades en la Liga de los Pueblos Libres, igualdad para todos: negros, zambos, indios.
Tres genocidios
En nuestro continente los europeos perpetraron tres grandes genocidios: El primero fue perpetrado por los conquistadores. Siguió otro menos perpetrado por las nuevas repúblicas americanas después de la Independencia de España. Las capas dirigentes e ilustradas de las ciudades veían un peligro en las redes de resistencia, sobre todo porque con naturalidad entendían que la tierra era de ellos y se la apropiaron y los pueblos que resistían tenían la tierra como su madre ancestral, provista de un valor religioso desconocido en las ciudades y peleaban por ella como pelean todavía, al menos en algunos lugares de América donde la cultura indígena de ha sostenido mejor.
El tercer genocidio, en marcha actualmente, es el de los agrotóxicos, que están consiguiendo exterminar lo que queda de los pueblos originales de América en medio de la atonía y la indiferencia a que el mundo moderno ha reducido a la masa de "consumidores" pasivos.
Mariano Moreno era un ilustrado de la ciudad; pero conocía a los enciclopedistas franceses, los había traducido al castellano; en el caso de Rousseau "salvo donde el autor tuvo la desgracia de desvariar en materia de religión". Artigas solo leía en castellano, no tuvo acceso a esos libros en francés, pero leyó a los enciclopedistas en las traducciones de Mariano Moreno. Mientras Moreno proponía expropiar a los terratenientes españoles, Rivadavia permitió que sus sucesores se apoderen de todas las tierras.
La inquisición al museo
En cuanto al clero, la buena nueva evangélica se transformó en su antítesis: la inquisición con sus instrumentos de tortura y su persecusión de hejeres, cismáticos e infieles. En el museo de la inquisición en Lima donde se pueden ver los instrumentos de tortura aplicados a figuras de cera de tamaño natural.
Pero los americanos envasaron en sus creencias propias en las que les llegaban de afuera. Envasaron, por así decir, a la virgen en sus deidades propias, como antes la fe popular europea hizo algo parecido con Blancanieves, Caperucita y la Bella Durmiente.
Un aborigen dijo a un fraile que creía en la virginidad de María "porque la selva está llena de misterios"; pero le preguntaba si era tan fea la madre de dios que después de su parto virginal no tuvo nunca novio.
El nativo no daba a la virginidad el mismo valor que el fraile. Para él era meramente un déficit en la plena realización de la mujer, algo que la alejaba de la plenitud tal como la naturaleza se había encargado de preparar para ella.
Cómo pasan los minutos
Otro relato del sincretismo se refiere a una vieja de la frontera uruguayo brasileña que hablaba "portuñol". Era "médica" y curaba con tisanas y otros procedimientos. Para conocer cuando estaba listo el té, decía que había que rezarle un padrenuestro y dos aves maría. Sus conocimientos venían de los charrúas, de los que ella se decía descendiente. En realidad, el rezo de las plegarias no tenía un fin religioso, sino de medición del tiempo La vieja explicó: "todos saben que con tres padrenuestros rezados sobre la olla el huevo ya se convierte en huevo duro". Es decir, la duración ritual calculada de la oración, cristiana o no, era el tiempo de cocción del huevo. Y así para casi todas las actividades de la vida, siempre acompañadas de plegarias cuyo fin no estaba tan claro.
Según el ex sacerdote gallego Salvador Freixedo, los teólogos han caído en grave pedantería intelectual al tratar de dar sentido lógico a la trinidad, que es la variante cristiana de las triadas que tienen todas las religiones, empezando por el trimurti hindú. Un aborigen le le dijo a un sacerdote, al regresar del seno de su tribu, donde había hablado con su gente de lo que le había dicho el cura: "No entendí nada de eso de que dios es uno y son tres, pero te oí tocar el violín y le dije a mi gente: "este hombre está cerca de dios". Lo mismo podría decir un ateo que escuche el coro inicial de la pasión según San Mateo.
De la Redacción de AIM.
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