A mediados del siglo X el príncipe varego Igor, del Rus de Kiev, fue a cobrar impuestos a los drevlianos, tribu eslava del norte. No solo no le pagaron porque les pareció mucho pagar dos veces al mes: lo mataron. Asumió como regente su esposa Olga, bastante molesta con los drevlianos.
Buscando alianzas, éstos le propusieron más tarde matrimonio con su príncipe. Ella fingió aceptar y pidió que venga a Kiev el príncipe con una comitiva de sus hombres más calificados. Los recibió con gran cortesía y los alojó en una casa de baños. Esa noche quemó el albergue con todos los drevlianos adentro. Sitió luego a los drevlianos que no habían viajado y como le pidieron clemencia, aceptó y reclamó a cambio tres palomas y tres gorriones a cada uno.
Olga con alas de paloma
Cada soldado de Kiev recibió una paloma o un gorrión con orden de soltarlo de noche con un trozo de azufre envuelto en tela atado a una pata. Los pájaros volvieron a su hogar y todo se quemó. Los drevlianos que se salvaron del incendio fueron ejecutados. En total, unos 5000 muertos.
Olga fue regente del Rus de Kiev, una federación de tribus eslavas, tras el asesinato de su marido, porque su hijo tenía tres años. La palabra “Rusia” deriva de Rus, y Kiev es la capital de Ucrania. Esas palabras están de actualidad. Cuando los mogoles arrasaron Kiev en el siglo XIII los rusos no la reconstruyeron sino se trasladaron a Moscú, o ciudad del río Moskva.
Olga fue elevada a los altares e igualada a los apóstoles por la iglesia ortodoxa porque su poderosa inventiva sostuvo a la iglesia, evitó que Rusia se llamara hoy Drevlia y porque se bautizó antes de morir e hizo bautizar en el Dniéper a toda su nación. Según la tradición era muy bonita, solo que la palabra se debe entender referida a la belleza física y no en el sentido original de "buenita"
No todo está como era entonces
Pasadas dos décadas del siglo XXI, más de un milenio después de Olga y su fuego, las cosas han cambiado mucho, pero la herencia del Rus de Kiev sigue siendo objeto de intrincadas disputas –militares hoy porque la política no pudo contener el conflicto- con todo el mundo como tribuna interesada y con medios de destrucción enormemente "mejorados" por la tecnología moderna.
La guerra que se desarrolla en Ucrania como campo de batalla fue largamente buscada por las potencias occidentales reunidas en la Otan bajo la conducción de Estados Unidos. Fue precedida de un largo hostigamiento a Rusia en el Mar Negro, con maniobras navales e incursiones de buques de guerra en aguas reclamadas por Rusia, y también en el Báltico y en el mar de la China meridional.
De las columnas de Hércules a Malaca
La preocupada mirada de Occidente está puesta en el Oriente en el estrecho de Malaca, entre Indonesia y Sumatra, por donde pasan diariamente 150 buques con la cuarta parte de las mercaderías que se comercializan en el mundo. Es la conexión de la China con Europa a través del canal de Suez. Comercialmente ha superado al Atlántico y ha dejado en el recuerdo la importancia histórica del Mediterráneo.
Poco antes de asumir Donald Trump, uno de sus funcionarios designados opinó que Estados Unidos debía cerrar el estrecho de Malaca con sus buques de guerra para ahogar la economía china. La respuesta fue rápida y clara: si quieren desafiar a una potencia nuclear, háganlo y aténganse a las consecuencias. La intención de ahogar la economía de las potencias emergentes, sobre todo China, era evidente.
Estados Unidos volvió a la carga con un creciente interés por los asuntos de Taiwan, una isla que los portugueses llamaron Formosa (Hermosa), habitada por chinos desde hace 2300 años. Allí se refugió Chang Kai-shek en 1949 cuando fue derrotado por Mao Tse Tung. La isla mantiene desde entonces un status semiindependiente similar al de Hong Kong, siempre dentro de la unidad china.
Pero desde que el mundo se le ha vuelto respondón al decadente imperio del Norte, la China continental ha tomado una actitud más firme frente al paso de buques de guerra estadounidenses por el estrecho de Taiwan: sus aviones sobrevuelan la isla y han declarado que no tolerarán más declaraciones occidentales que vulneren el principio de "una sola China", que incluye a Taiwan.
Llueven sanciones y misiles
Ahora las 5000 sanciones comerciales que intentan aislar económica y financieramente a Rusia con motivo de la invasión de Ucrania es posible que la hagan más dependiente de China, donde encuentren mercado las materias primas que no puede exportar; es decir, se haga realidad por un camino imprevisto la idea de crear un polo de poder euroasiático, que incluya a Siberia y la China además de Armenia, Bielorrusia, Kazajistán y Kirguistán.
La invasión de Ucrania provocó una reacción de pánico en las bolsas y los mercados, naturalmente prudentes o cobardes según se mire. De entrada se produjo un aumento grande del precio del petróleo, que de 60 dólares el barril el año pasado subió a más del doble y podría subir hasta 300 si las cosas no aclaran.
Inflación preventiva
El precio del gas natural en Europa, suministrado principalmente por Rusia, subió el 31por cientorrtfg, a pesar de que Rusia no suspendió el bombeo de gas ni de petróleo. El alza de los precios podría hacer suponer a algún desprevenido que todos los productos, elaborados o no, provienen de Ucrania, un país pobre y marginal.
Uno de los varios temores que atenazaron el sensible corazón de los especuladores fue una guerra cibernética masiva proveniente de Rusia, que provocaría nuevos aumentos de precios. La inflación estructural que se pronunció en el mundo ya tenía sus causas en el crecimiento de los salarios chinos y en el envejecimiento de la población estadounidense y europea.
El pretexto de las sanciones impuestas a Rusia es la perturbación de su economía de manera que deba ceder el ataque a Ucrania, lo que no parece estar cerca; más bien se confirma que Occidente luchará en Ucrania hasta la muerte del último ucraniano.
Las sanciones, según sus promotores, deberán suprimir el crecimiento económico de Rusia, incrementar su endeudamiento, aumentar la inflación, intensificar la salida de capitales y erosionar su base industrial.
Es cierto que todos estos efectos se están produciendo en Rusia, pero por mal calculados también están afectando al resto del mundo, incluidos los sancionadores. Casi increíblemente, Estados Unidos está tratando de revisar las sanciones a Venezuela e Irán, no porque los buenos ejemplos de golpe se hayan convertido en santos los demonios, sino porque su industria no tolera un petróleo a 300 dólares, cuando hasta hace poco lo pagaba a 60.
Muro de una cara sola
La construcción tan meneada publicitariamente de un muro en la frontera de México para aislarse de los pobres del sur, cambió de pronto por caravanas de automóviles atravesando la frontera, pero desde Estados Unidos a México, para cargar nafta a un tercio del precio yanqui.
Rusia es el tercer productor mundial de petróleo y un gran exportador de gas natural, mientras que las tierras negras de Ucrania alimentan a millones de personas en todo el mundo. Las sanciones podrían derivar en hambre y oscuridad.
La presión occidental sobre Rusia debería tener los efectos calculados, pero es posible que promuevan la autonomía rusa, como fue el caso con las guerras contra Napoleón y contra Hitler, y terminen por alinearla geoeconómicamente con China.
Carambolas en Europa
Si obligada por las sanciones Rusia se vuelve autárquica, quedarían muy dañadas Italia y Alemania, que han rezongado mucho ante las sanciones, pero han aprobado varias de ellas porque desde el fin de la Segunda Guerra Mundial Europa depende de los Estados Unidos. Ahora declara la necesidad de formar un ejército europeo poderoso, con el fin no declarado de evitar la situación actual de dependencia militar, pero quizá sea tarde: su destino será el de todos los que actuaron como si en política las solidaridades no parecieran intereses.
La fértil imaginación de Sir Winston Churchill, primer ministro inglés durante la segunda guerra mundial, llamó "telón de acero" a la frontera entre la Urss y Europa occidental. Cuando se deshizo el telón se produjo un gran flujo de capitales transnacionales, ya libres del control de la economía soviética planificada.
Sin embargo, la gran expansión del capital hacia el Este alcanzó pronto un límite, cuando ya no quedan otros territorios que conquistar: el dominio del capitalismo occidental está tocando un techo de cristal poco después de haber volteado un telón de acero.
Debido a la guerra de Ucrania, Vladimir Putin está recibiendo críticas de políticos occidentales y formadores de opinión, e incluso demonizaciones de predicadores evangelistas; pero sigue en semipenumbra el Anticristo, que es la ideología neoliberal incubada en Harvard, útil para dañar a Rusia hace tres décadas.
Las finanzas oportunistas
El proceso chino fue diferente, porque no se integró a la financiarización global. En la China el rol de las finanzas está a cargo del Estado, no de la banca internacional centrada en Wall Street. Por eso la China pudo acumular capital en objetivos geoestratégicos y no en la ganancia a corto plazo, que es la finalidad occidental.
Rusia fue sacada del Swift, lo que le impide usar sus reservas en dólares y hacer pagos por sus importaciones. El economista ecuatoriano Andrés Arauz dijo hace años que el sistema Swift "es una expresión del colonialismo digital contemporáneo y representa las lógicas de vigilancia del imperio yanqui, ya que no solo está dirigido por empresas estadounidenses sino que también proporciona datos a las agencias gubernamentales de inteligencia de este país"
La contrahegemonía del eje asiático
Previendo desde lejos el uso de herramientas financieras poderosas con fines geopolíticos, China y Rusia impulsaron sistemas nacionales de pago. China busca con paciencia globalizar su moneda. Su gobierno impulsó el yuan digital, una criptomoneda vinculada al Estado. En setiembre pasado el Banco de China envió instrucciones detalladas a 19 bancos para crear el sistema de pago interbancario transfronterizo, una alternativa al Swift occidental.
Rusia también creó su propio sistema "Mir" desde que los pagos a través de Visa, Mastercard y otras tarjetas estadounidenses quedaron sujetos a las sanciones dispuestas ya en 2014.
Tiene también un rublo digital independiente del Swift. Las sanciones le provocarán inconvenientes pero los sistemas de pagos transfronterizos y la cooperación con China y toda Eurasia reducirá la dependencia del dólar estadounidense, que ya tiene bastantes problemas porque cada vez es más evidente que son papelitos de colores.
El mundo "post dolar" en que vienen trabajando Rusia y China desde hace tiempo se está acelerando justamente por el dogma neoliberal de la globalización como inevitable y por el cerco a ambas potencias con 800 bases militares.
De la Redacción de AIM.
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