La pandemia de Covid 19 provocó cambios según los países, las clases y las edades. Cambiaron los hábitos sobre todo en niños y adolescentes, que debieron alterar sus relaciones sociales, las posibilidades de esparcimiento y desarrollo y la conquista progresiva de autonomía; pero también según los casos debieron enfrentar el hambre y la degradación.
La salud de los jóvenes sufrió; el efecto fue devastador entre los más pobres. Antes de la pandemia, por la pobreza, la desnutrición y el cambio climático cada vez más visible, aumentaba la cantidad de niños que necesitaban asistencia. El Covid 19 vino a empeorar la situación, aunque la misma realidad que abruma puede generar esperanza.
La "nueva normalidad" que enfrentan los niños con motivo de la pandemia tiene efectos serios, en principio porque ha trastornado la vida de todas las familias del mundo, de diversa manera según los países y su grado de desarrollo.
Durante el primer año de la pandemia la cantidad de niños con hambre ha aumentado, muchos están aislados o desterrados, son víctimas de abuso o sufren ansiedad, y la educación de millones de ellos se ha interrumpido. El acceso a los servicios de protección y de salud, incluida la vacunación sistemática, se ha visto gravemente restringido. La pandemia también está afectando a la salud mental de los niños y está llevando a las familias a la pobreza.
Estas consecuencias vinieron a reforzar con fuerza una tendencia que se venía notando desde una década antes por lo menos. En ese lapso las estadísticas sanitarias de los países ricos indicaban que se triplicaron las consultas a pediatras por dolores de cabeza, a consecuencia del estrés cada vez mayor que padecen los chicos y adolescentes sin tiempo libre para perder saludablemente.
La explicación para los tiempos inmediatamente anteriores a la pandemia es que los chicos de las clases medias urbanas no juegan, compiten, como quedó en claro en el XIV Congreso Latinoamericano de Pediatría, que reunió a más de 4000 especialistas de la región.
Las llamadas cefaleas agudas recurrentes representan el 20 por ciento de todos los dolores de cabeza pediátricos en los años 90 a acaparar el 50 por ciento en la primera década del tercer milenio. No es raro que los chicos sufran estos dolores entre ocho y 10 días al mes.
Con la ayuda de un psicólogo, muchas veces, pero siempre con la palabra del pediatra, se pide a la familia que baje el nivel de exigencia, y en algunos casos se recurre a medicamentos (analgésicos y, en ocasiones, antidepresivos).
En algunos casos puede ocurrir que a los síntomas de la cefalea se sumen los de la depresión.
Henrietta Fore, Directora Ejecutiva de Unicef, consideró "devastadoras" las consecuencias de la pandemia sobre los niños pobres.
Las escuelas de más de 168 millones de estudiantes de todo el mundo estuvieron cerradas un año entero, sobre todo en América Latina. Al menos uno de cada tres niños en edad de ir a la escuela no pudo acceder a la educación a distancia, propuesta como alternativa mientras las escuelas permanecieron cerradas.
Al menos uno de cada siete niños y jóvenes vivió confinado en su hogar durante gran parte de 2020 y, como consecuencia, sufrió ansiedad, depresión y aislamiento.
En noviembre de 2020, se estimaba que 6 o 7 millones de niños menores de cinco años podrían haber sufrido malnutrición aguda en lo que iba de año: un aumento del 14% que podría traducirse en 10.000 muertes infantiles más al mes, sobre todo en África Subsahariana y Asia Meridional. Además, la disminución del 40 por ciento en los servicios de nutrición dirigidos a mujeres y niños podría empeorar otros resultados relacionados con la alimentación.
Alrededor de 3.000 millones de personas del mundo carecen de instalaciones básicas para lavarse las manos con agua y jabón en su hogar. En los países menos desarrollados, tres cuartas partes de las personas y más de dos terceras partes de las escuelas no cuentan con los servicios básicos de higiene necesarios para reducir la transmisión de la Covid-19. Como promedio, más de 700 niños menores de cinco años mueren cada día de enfermedades provocadas por la falta de agua, saneamiento e higiene.
De la Redacción de AIM.
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