Próxima Centauri es la estrella más cercana al sol, está a poco más de cuatro años luz, unos 40 billones de kilómetros, y tiene dos planetas orbitando; pero no se ve sin instrumentos porque es una enana roja de escasa luminosidad. Sin embargo, desde hace poco los astrónomos están investigando señales electromagnéticas provenientes de ella, siempre con la intención de buscar vida fuera de la Tierra. Próxima Centauri tiene unos 6000 millones de años, casi la mitad de la edad del Universo, y tiene pronosticada larguísima vida futura.
Poco antes de morir en 2018, el físico inglés Stephen Hawking, presidente de la Royal Society, expresó que la humanidad se está quedando sin espacio en la Tierra, "los únicos a los que podemos ir son otros mundos", dijo y propuso viajar a Próxima Centauri para 2070.
Hawking afirmó que tarde o temprano la humanidad sufrirá una catástrofe que la llevará a la extinción; en particular lo preocupaban los llamados "eventos de baja probabilidad y alto impacto", como el choque de un asteroide; pero por otro lado veía amenazas en el desarrollo la inteligencia artificial, el cambio climático, los virus genéticamente modificados y una guerra nuclear, entre otras que están vigentes o latentes.
El cálculo es sencillo: la probabilidad de sufrir un evento catastrófico de cualquier naturaleza es baja, pero como se acumulan con el tiempo, es casi seguro que alguno ocurrirá en los próximos 1000 ó 10.000 años.
Con estas ideas -que no suelen frecuentar la mente de la gente de hoy, aplicada ante todo a ganarse la vida y pasarlo lo mejor posible- Hawking se sumó a un proyecto de exploración espacial llamado Breakthrough Starshot (algo así como "disparo estelar", que contempla un sistema de impulso con 100 millones de rayos láser de una nave espacial hacia Próxima Centauri.
La nave que viajaría en estas condiciones debe ser muy liviana, un gramo o menos, para alcanzar una velocidad enorme, que le permita llegar a la estrella en unos 20 años.
El astrónomo Chathura Bandutunga, que trabaja en Australia, explicó que la luz láser para impulsar la vela provendrá de la superficie de la Tierra, generada por una batería 100 veces más potente que cualquiera actual.
La previsión es que una vez cerca de Alfa Centauri la vela envíe a la Tierra imágenes y mediciones científicas.
La iniciativa nació en 2015, cuando el cosmólogo de la Universidad de California Philip Lubin propuso un plan para acelerar pequeñas naves espaciales hasta el 20 por ciento de la velocidad de la luz, de modo de llegar a Alfa Centauri en 20 años.
En síntesis, hay que construir un gran conjunto de rayos láser cada uno medianamente potente, luego sumarlos y hacer un solo haz de 100 gigavatios de potencia. Cuando la nave, o vela muy reflectante de un gramo de peso, esté en órbita terrestre, el haz la impulsará al 20 por ciento de la velocidad de la luz.
Esta tecnología servirá en principio para enviar sensores a la estrella más cercana al sistema solar, pero también naves grandes a lunas y planetas cercanos a la Tierra, por ejemplo una misión tripulada llegaría a Marte en un mes
La primera "vela solar" fue Ikaros, una nave japonesa de 14 metros cuadrados lanzada en 2010. Esa vela se movía con rayos del sol, lo que es muy diferente de un potente haz de rayos láser.
Las naves más pequeñas en órbita son los Cubesats, unos satélites cúbicos que miden 10 centímetros de arista y pesan alrededor de un kilogramo. Se trata para llegar a Alfa Centauri de reducir el tamaño al de un microchip.
Cuando era un adolescente de 16 años, Einstein se preguntó qué pasaría si tratara de alcanzar un rayo de luz. Décadas después, la respuesta a esa pregunta fue la relatividad especial. Según Hawking, un siglo más tarde,tenemos la oportunidad de conseguir una fracción importante de la velocidad de la luz para alcanzar las estrellas en la escala de tiempo de una vida humana.
La finalidad de “Breakthrough Starshot” es buscar vida extraterrestre, sobre todo desde que el descubrimiento de planetas fuera del sistema solar con condiciones comparables a las de la Tierra han aumentado las expectativas sobre el tema.
Con la tecnología actual se demoraría 30.000 años en llegar a Alfa Centauri, pero la idea que sustenta el proyecto reduciría ese tiempo a 20 años, gracias a la "nave interestelar de nivel nanoscópico”
En algún lugar del cosmos alguien podría estar viendo nuestras luces, conscientes de lo que significan. Hawking se preguntó si nuestras luces vagan en un cosmos sin vida: faros invisibles anunciando que aquí, en una roca, el Universo descubrió su existencia. "Sea lo que sea, no hay una pregunta más grande. Es tiempo de comprometerse a hallar la respuesta, buscar la vida más allá de la Tierra. Estamos vivos. Somos inteligentes. Tenemos que saber”.
De la Redacción de AIM.
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