La abundancia de billetes que todavía se usan como medio de pago -en lugar de tarjetas, transferencias o débitos automáticos- siguen causando problemas, que pueden convertirse también en mayores costos para los usuarios de dinero en efectivo.
Es que hoy los billetes, aunque pueda sonar raro, molestan, tanto en los bancos como en las empresas. Y les están generando un problema extra a las empresas de cobranza -mercado en el que Rapipago y Pago Fácil son las más conocidas.
¿Cuál es el problema?. El Banco Central no les recibe billetes a los bancos, y éstos a su vez les cobran una comisión (del 0,5 al 1 por ciento) a las grandes empresas que les llevan efectivo. Entre ellas, las de cobranza. Entonces surge la disputa: ¿quién carga con ese sobre costo?. Las empresas de cobranza quieren trasladárselos a sus clientes (empresas de luz, gas, teléfono, etc). Pero como estos por ahora se niegan, no descartan cobrarle una comisión del 1por ciento a quien vaya a pagar su factura en efectivo.
Hoy las empresas de cobranza reciben pagos por unos 90.000 millones de pesos al mes en sus 15.000 locales distribuidos por todo el país. Pero de ese monto, solo el 10por ciento se realiza con tarjetas de débito. El resto: billetes.
Los bancos defienden el cobro de la comisión: dicen que se llenan de billetes que exceden los que necesitan para cubrir las exigencias del BCRA, y como no pueden colocarlo en Leliqs (el Bcra solo recibe transferencias electrónicas) por esos billetes sufren un costo financiero, intolerable en tiempos de alta inflación y altas tasas de interés.
Las empresas de cobranza también se quejan de los elevados costos de las empresas de transporte de caudales (un mercado dominado por Prosegur y Brinks) . Y decidieron cortar por lo sano. La empresa de servicios Gire (Santander, Hsbc y Citi) armaron una transportadora de caudales, que se llama Ducit, y sale al mercado con diez camiones.
Los billetes de dos pesos se despidieron: dejaron de ser dinero
“El costo del efectivo no es otra cosa más que un nuevo impuesto encubierto”, dicen en las empresas de cobranza. Para colmo, la Argentina tiene uno de los más bajos niveles de bancarización de la región. De hecho, el 52% de los argentinos sigue utilizando el efectivo para manejarse en su economía diaria, según una encuesta de la Universidad de Palermo (UP) y la consultora Voices!
Del reporte se desprende que nuestro país está muy relegado frente a otros de la región como Chile (26 por ciento no bancarizado), Brasil (30por ciento ) y Uruguay (36 por ciento) y Bolivia (49 por ciento). El promedio en América Latina y el Caribe bajó al 47 por ciento.
Es también significativo el porcentaje de personas que –aun teniendo cuenta bancaria- retira todo el dinero una vez al mes y administra sus micro finanzas. Según los registros, los billetes y monedas que circulan en la Argentina suman el equivalente a 700 dólares por habitante aproximadamente.
Las empresas que se ven obligadas a gestionar grandes volúmenes de efectivo son aquellas que brindan servicio a personas que no están bancarizadas mayoritariamente, no solo aquellos de la economía informal, si no muchos a que poseen cuentas bancarias y por cuestiones de hábito retiran por cajero automático y se manejan con efectivo. No solo se beneficia a los sectores más necesitados de la población sino que también alcanza a la clase media y alta.
“El perjuicio que trae aparejado el costo para depositar efectivo es que finalmente se convierte en un costo para toda la población, porque tanto los supermercados como las empresas de servicios públicos y todas aquellas que reciben efectivo de sus clientes tarde o temprano se lo trasladan al precio de sus productos o servicios”, aseguró Ignacio Piccatto, Gerente de Operaciones de Cobro Express. “Si el costo de efectivo sigue creciendo se transforma en un impuesto encubierto”, enfatizó.