Todavía no hay nada decidido sobre cómo será el funcionamiento de los bares y restaurantes después de la pandemia, pero una cosa es segura: el público argentino le tomó el "gustito" al brindis privado, casero, con una copa de vino. Así quedó demostrado en el registro que presentó esta semana el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), donde consta que el consumo interno aumentó un 27 por ciento interanual.
De acuerdo a las cifras publicadas esta semana por el INV, en julio se tomaron unos 98 millones de litros, un 27 por ciento más que en el mismo mes, pero de 2019. La diferencia es la más marcada en siete años.
Lo que es más, en los primeros siete meses de 2020 los despachos de vino al mercado interno reflejaron un aumento de 9,4 por ciento intenanual, con un total de 535 millones de litros, cuando en los años previos el consumo local no marcaba incrementos significativos.
Puede que Argentina no esté lista para hacer como en Italia, donde por la pandemia de coronavirus volvieron a habilitar las "Buchette del vino" de los tiempos de la peste bubónica para vender comida y bebida a través de una ventana y evitar contagios, pero desde el INV informaron que la recuperación del mercado local fue impulsada por precios más accesibles en los canales de proximidad, supermercados y ventas online.
Según los datos del INV, hay una creciente preferencia por los vinos tintos y varietales (quizás por las temperaturas del invierno, o porque hay cada vez más opciones de cepas en el mercado).
Aunque existen cada vez más opciones de vino en lata (sí, como de cerveza o gaseosa) la botella de 750ml. de vidrio empezó a compartir espacio con las de mega tamaños, como el botellón magnum, que puede tener hasta tres litros de capacidad (no, es una damajuana).