Reanimar el consumo en los sectores de la población de menos ingresos y de paso, empezar a apuntalar el camino con la mira puesta en las elecciones de 2019. Bajo esas dos premisas, en los más altos niveles del Gobierno nacional tomaron la decisión, la semana pasada, de relanzar los préstamos para jubilados y beneficiarios de planes sociales y asignaciones familiares que financia la Anses con plata que administra a través del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS).
Hasta hoy, a esta línea de créditos personales se los conoce como préstamos Argenta. El diseño original tiene ADN kirchnerista, y el gobierno de Mauricio Macri intensificó su uso el año pasado.
“Para la versión 2018, los Argenta cambiarán de nombre. Se llamarán directamente “Préstamos Anses”, dijo el titular del organismo, Emilio Basavilbaso. La marca Argenta está muy vinculada al gobierno anterior, es lo que surge de las encuestas de opinión, dicen en Casa Rosada.
Hasta ahora los montos máximos de estos créditos son de $ 60.000 pesos para jubilados y pensionados, $ 30.000 para titulares de pensiones no contributivas por vejez y de la pensión universal para adultos mayores. Las madres que cobran la Asignación Universal por Hijo puede solicitar hasta $ 5.000 por hijo. Los asalariados que reciben asignaciones familiares pueden pedir también hasta 5.000 pesos.
Hoy, las tasas de interés van del 29 por ciento al 36 anual (costo financiero hasta 40 por ciento anual) y los plazos se estiran desde las 24 a las 60 cuotas.
En estos días, la Anses, deberá definir los nuevos parámetros -tasa, plazos, montos máximos- que necesariamente deberían modificarse, sobre todo teniendo en cuenta la inflación y las tasas de interés de referencia. El titular del organismo, Emilio Basavilbaso, está enfocado en las puntadas finales.
El Poder Ejecutivo tiene el tema bien arriba en la lista de acciones que tiene en carpeta para revertir la caída de imagen que está sufriendo el Gobierno desde el arranque de 2018, y que se aceleró por la devaluación y el evidente enfriamiento de la actividad económica.
Estos créditos tuvieron un impacto decisivo en las elecciones 2017, que le permitieron al oficialismo imponerse con nitidez en los principales distritos y, con menor margen, en los partidos del conurbano en los que mostró mayor caudal de votos Unidad Ciudadana, el partido de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Al día de hoy, la Anses lleva otorgados 5,2 millones de créditos, y un desembolso total de 100 mil millones de pesos.
Por una cuestión demográfica, el 40 por ciento de los beneficios que paga la Anses, en todas sus variantes, recaen sobre ciudadanos que tienen domicilio en el Gran Buenos Aires. Es fácil entender el impacto económico y electoral que tiene volcar fondos sobre los tres anillos que rodean a la ciudad de Buenos Aires.
Como se dijo, los Argenta “volaron” en las semanas previas a las Primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (Paso) del año pasado, cuando el Gobierno no tenía claro si tendría el caudal de votos para ganarle a la ex presidente.
Las cifras son elocuentes: Hasta junio del año pasado, se otorgaban, en promedio, menos de 150.000 créditos por mes. En agosto (mes de las Paso) saltaron a casi 900.000 créditos.
La cartera de créditos Argenta ocupaba a marzo de este año el 6,2 por ciento de la cartera total del FGS, que por entonces superaba los 1,2 billón de pesos.
El ritmo de desembolsos decayó sensiblemente desde el pico de agosto de 2017. “Es que muchos beneficiarios tienen que terminar de pagar el crédito que ya tomaron”.
De hecho, tomaron este préstamo el 70 por ciento de los beneficiarios de la AUH, el 60 de quienes perciben pensiones no contributivas y el 25 de los jubilados y pensionados. A tasas más o menos bajas, la demanda voló.
Según información que maneja la Anses, “el 60 por ciento de los créditos se utilizó en mejoramiento de la vivienda” explica Basavilbaso.
El funcionario resalta que con estos créditos los beneficiarios de jubilaciones, pensiones y planes sociales pudieron acceder a una ventanilla mucho más barata que las financieras que pululan por los sectores de la población de menores ingresos, a los que les cobran tasas bien por encima del 100 por ciento anual.