En medio de la preocupación por la suba del dólar y la demora en la liquidación por parte del sector agropecuario, que afecta a las reservas del Banco Central, Alberto Fernández y Sergio Massa se mostraron juntos para dar una señal de sintonía. Los ruidos de los últimos días en el Gobierno, que desembocaron en la salida del jefe de Asesores, Antonio Aracre, empeoraron un panorama complicado, y el presidente junto al ministro de Economía buscaron aplacar la desconfianza de los mercados ante las versiones de una supuesta renuncia.
El primer mandatario recibió al titular de Hacienda en Olivos, y después difundieron oficialmente una foto que los exhibe juntos, cercanos y sonrientes. Desde la residencia oficial emitieron sendas videoconferencias, y después charlaron sobre las variables económicas, la disparada de las divisas paralelas -hoy el dólar alcanzaba los 440 pesos-, la nueva negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por la deuda, y sobre la estrategia para contener la disminución de reservas en el Banco Central.
“Sergio le contó el estado de situación al presidente con respecto al FMI, sobre las charlas técnicas que empezaron ayer y las posibilidades que se abren desde ahora”, dijeron en el Gobierno. Massa viene de participar en las reuniones de primavera del organismo de crédito, y dejó saber que se juntó a los equipos del FMI preparan una revisión “más profunda” en comparación con los cambios que ya tuvo el programa entre el año pasado y marzo pasado, cuando el organismo concedió una meta de acumulación de reservas menos exigente por el impacto de la pandemia.
Por lo pronto, en Economía aseguran que consiguieron respaldo político de la conducción del organismo para avanzar con la reconsideración de los objetivos condicionales del acuerdo que llevan el viceministro Gabriel Rubinstein y el jefe de asesores Leonardo Madcur.
Ayer, un alto funcionario en Balcarce 50 había asegurado que la principal expectativa es que el Fondo, además de redefinir las metas del pacto, adelante a junio los desembolsos previstos hasta fin de año, en el marco de la crisis de reservas derivada de la sequía.
El encuentro de hoy se produjo en una semana de encontronazos en la relación, esta vez, por la filtración de supuestas medidas económicas disruptivas, como un posible desdoblamiento cambiario (que desmintieron); y por los rumores sobre una salida de Massa de su cargo, que también negaron, porque podría sacudir los cimientos el Gobierno. Esas versiones generaron malestar en Economía, donde apuntaron directamente contra el ahora ex asesor, Aracre. Alberto Fernández también lo responsabilizó por los supuestos contactos en off con periodistas y empresarios, y lo eyectó anteayer de su cargo.
Esa decisión, junto al cónclave de hoy en Olivos, fueron señales de respaldo a Massa a pesar de los desencuentros en la crisis. Las peleas se sumaron a los desalentadores datos que arrojó el Indec según su más reciente medición, con una suba de la inflación de marzo hasta alcanzar el 7.7 por ciento. Más allá de las políticas de controles de precios, que no surten efecto, en Hacienda evalúan una suba de tasas, luego de que los rendimientos en pesos quedaran por debajo de la la evolución de los precios.
Además, atraviesan a la economía las consecuencias de la sequía, que devastan a los productores y a la industria, con pérdidas proyectadas en torno a los 20 mil millones de pesos para 2023. El Gobierno puso en marcha una nueva edición del dólar soja, con un valor de $300 hasta el 31 de mayo, pero las entidades del sector advirtieron van a evaluar si ese valor “le resulta razonable a los productores para tomar decisiones de venta”.
Pasó más de una semana desde la medida, y los exportadores sólo liquidaron USD 900 millones con créditos de prefinanciación, en tanto que vendieron apenas 900.000 toneladas, de acuerdo a los datos de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Y ayer la situación empeoró: directamente no hubo ingresos a través del dólar soja, luego de la escasa liquidación del martes, con apenas USD 36 millones.
Las dificultades de la macroeconomía tienen impacto directo en los bolsillos, y la suba del dólar paralelo influirá en las próximas mediciones de la inflación. La situación social, advirtieron desde los gremios reunidos en la CGT y desde los movimientos sociales, cada vez más alejados del Gobierno, es muy delicada. Mientras los grupos piqueteros multiplican las manifestaciones -anoche hicieron un ruidoso acampe en la Plaza de Mayo- los sindicatos planean realizar un acto combativo por el Día del Trabajador.
Estas variables están en la agenda de Massa y el presidente, que evalúan medidas para contener la olla a presión en la previa de las elecciones primarias del 13 de agosto, y muestran cierto grado de optimismo, enfocado principalmente en el apoyo del Fondo. Desde la oposición de Juntos por el Cambio, en cambio, advierten un panorama más complicado del que admite el Gobierno para este año.