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Gobierno promete que no cerrará la economía, aunque haya una nueva ola de Covid

El Gobierno se ilusiona con acercarse a un empate este año en términos de recuperación económica respecto del 2020, pero con el consumo y las expectativas en franca mejora para el momento de las elecciones. Ante esta perspectiva, en las esferas más altas, se repite un mensaje: no habrá restricciones a los sectores de la producción o de la economía en general, aunque suban los casos.

En términos deportivos, sería algo así como “una leve derrota con sabor a empate o hasta a victoria”, sobre todo si en los comicios el oficialismo obtiene un resultado decoroso.

El primero en tirar la piedra fue el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, quien la semana pasada indicó ante empresarios en el Consejo de las Américas que la economía podría crecer el siete por ciento este año, frente al 5,5 proyectado en el presupuesto 2021.

Massa dijo con una sonrisa en ese auditorio que el equipo económico no quería adelantar en público proyecciones muy optimistas, pero dio a entender que las cifras de los primeros dos meses acompañan esta buena expectativa, luego de un año muy pálido.

El simple rebote estadístico sumado a la mejora en los términos de intercambio les da fundamento a estos pensamientos del oficialismo y, aunque no se llegue a empatar el -10 por ciento del año pasado (la cifra definitiva del PBI del cuarto trimestre del 2020 se conocerá el 23 de este mes), es posible que a fin de año el rebote se acerque a ese número, por encima de lo que pensaban propios y ajenos hace unos meses, pese al altísimo riesgo país y al mal clima predominante entre los empresarios por la suba de la presión tributaria para las firmas del sector privado.

“Martín está confiado en que el crecimiento será superior a lo presupuestado; solo cinco puntos vienen de arrastre por la normalización relativa de la actividad y se computarán aún en el hipotético caso de que haya crecimiento cero desde abril hasta diciembre. O sea, efecto rebote; pero a esto hay que mejorarle para empezar la mejora en términos de intercambio”, indicó una fuente oficial, en torno del Palacio de Hacienda, donde preparan el viaje del ministro para reunirse con la titular del Fondo, Kristalina Georgieva, el martes 23.

En el ministerio de Desarrollo Productivo hay un pensamiento parecido: “Apostamos a que se consolide el rebote y que, aún con un rebrote del virus, no está pensando un retroceso en materia de la actividad industrial como ocurrió el año pasado; la industria ha demostrado que no fue ni es un factor ni de contagio y ya tiene los protocolos necesarios para seguir funcionando”.

En la cartera de Kulfas indican que, tras haber cortado el ATP en términos generales, este año se mantendrá el Repro para los sectores que siguen afectados por la pandemia y, eventualmente, si se complica la situación externa en términos sanitarios, habrá más apoyo para algunos sectores puntuales que lo requieran.

En Economía se repite lo mismo: no habrá restricciones a los sectores de la producción o de la economía en general, aunque suban los casos. Anoche, el ministro Guzmán ratificó este concepto en su reportaje con el canal La Nación+: con la “curva de aprendizaje” de la larga cuarentena del 2020, no habrá cierre del sector productivo local.

Y, pese a las advertencias de algunos asesores sanitarios del Gobierno, la cartera de Turismo no está pensando en la posibilidad de limitar el turismo nacional o internacional receptivo (sí se piensa en limitaciones a la salida), ya que se ve como una de las vías de ingreso de dólares una vez que pasen las restricciones en los países desarrollados. Más aún, hay un trabajo con China para atraer más visitantes desde aquella potencia asiática, indicó otra fuente.

Varios consultores acompañan esta mejora en el diagnóstico oficial, aunque con dos reparos: el alto nivel de inflación mensual -marzo posiblemente repita una cifra en torno del cuatro por ciento, adelantó la economista Marina Dal Poggetto a sus clientes- y la estabilidad de la brecha cambiaria. Si la diferencia entre el blue y el oficial se mantuviera en torno del 60 por ciento, creen que es complicado -pero no imposible- llegar a un escenario de tranquilidad para las elecciones legislativas de octubre, aún sin un nuevo acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En privado, Dal Poggetto resalta que el “mini plan fiscal y monetario” de Guzmán está funcionando y que, en términos de nivel de actividad, ya se “empata” a las cifras con las que arrancó la cuarentena hace un año.

De todos modos, les aclara a sus clientes que el escenario moderadamente optimista implica que el oficialismo no se divida en los próximos meses a raíz de los escarceos que se observan a nivel nacional y bonaerense. “Están manejando un auto en el barro”, es la figura que eligió la economista para explicar la situación actual.

Un factor que permitiría pasar a un camino de pavimento es la llegada de los soñados 3300 millones de dólares del FMI si se concretara la emisión global de nuevos DEGs, algo que, si ocurre, será en el segundo semestre del año.

En tanto, la consultora PxQ de Emmanuel Álvarez Agis indicó en su último informe, denominado “Maldición, va a ser un año hermoso”, que “en los últimos meses la tasa de variación mensual de los precios se aceleró. El IPC, que aumentó en promedio +1,8 por ciento durante los meses más intensos de la cuarentena, aceleró a un ritmo de +3,7 mensual durante los últimos cuatro meses.

El cuatro por ciento registrado tanto en diciembre de 2020 como en enero de 2021 sin mediar un salto discreto en el tipo de cambio encendió las alarmas, sobre todo en un contexto en el cual se está definiendo un aumento de tarifas de electricidad y gas, las empresas de medicina prepaga y telecomunicaciones pujan por actualizaciones en sus tarifas y se negocian las paritarias del grueso de los trabajadores registrados”.

“Un factor que vino empujando la dinámica de los precios en los últimos meses fue el ritmo de aumento del tipo de cambio oficial, el cual desde septiembre 2020 copia la trayectoria del IPC en un intento de evitar un atraso cambiario. Sin embargo, esta estrategia parece estar cambiando durante las últimas semanas. Por un lado, desde lo discursivo el equipo económico refuerza su compromiso de cumplir con la meta de tipo de cambio fijada en el Presupuesto 2021 de $/USD102,4 promedio en diciembre de 2021. Por el otro, desde lo operativo el BCRA empezó a desacelerar el ritmo de variación diario que controla a través de sus intervenciones en el mercado de cambios.

La estrategia no es del todo novedosa: en lugar de anclar el tipo de cambio, se busca semi-anclarlo. Un menor ritmo de aumento del tipo de cambio podría ayudar a descomprimir la presión sobre los precios y así evitar que la inflación se siga acelerando”, explicó.

Por lo tanto, Álvarez Agis, ex viceministro de Economía, cree que el país puede crecer el ocho por ciento este año, pero pide no bajar los brazos en materia fiscal y de lucha contra la inflación.

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