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Economía
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Urgidos por el recorte de fondos, la ambivalencia reina entre los gobernadores

El freno a las transferencias a las cajas jubilatorias reavivó las críticas al Ejecutivo en medio de las negociaciones parlamentarias. Necesidades compartidas. El factor comunicacional de los libertarios y el estilo Javier Milei. Tensa calma de Jorge Macri por su reclamo de coparticipación.

Arden los intercambios de WhatsApp de los gobernadores. Clima de catarsis. “Ni ellos se entienden”, se desahogó en las últimas horas un gobernador aliado, desorientado por el sistema de toma de decisiones del Gobierno, y muy preocupado por la insistente poda de recursos promocionada por la Casa Rosada desde el 10 de diciembre. Y es que tiene sobrados motivos para estar inquieto: desde que asumió se encontró deudas por todos lados con los proveedores, casi el 70 por ciento de su presupuesto lo componen ingresos nacionales y la decisión del gobierno de congelar la transferencia de fondos previsionales para cubrir el déficit de las cajas jubilatorias a trece distritos -el jefe provincial en cuestión es uno de ellos-, publicada a última hora del miércoles en el Boletín Oficial, suma un nuevo recorte en la política de ajuste fiscal con la que se regodean Javier Milei y Luis “Toto” Caputo.

“Vamos a judicializar casi todos (hay distritos que ya fueron a la Justicia por deudas acumuladas). Mientras, nos piden ayuda para que les demos las herramientas que necesitan”, abundó el gobernador este sábado vía chat. Cuando habla de “herramientas” alude a la nueva Ley Bases, mucho más escuálida que la que se archivó durante el verano, y que la Casa Rosada quiere tener aprobada en el Congreso antes de que termine abril. Para ese mandatario, la situación es aún más compleja porque, además, la administración central le adeuda una suma millonaria en torno a los 50.000 millones de pesos por la caja de jubilaciones.

“No es que se eliminaron las partidas, están, lo que pasa es que se reasignaron para otras partidas provinciales”, intentó aclarar ayer por la mañana el ministro Guillermo Francos en Radio Mitre después de que Ignacio Torres, de Chubut, protestara en esa misma emisora y adelantara que el tema “será judicializado”. “Que no se haga bola de nieve”, justificó el funcionario.

Por la tarde, la oficina del Presidente aclaró que ”se cumplirá en abonar los montos que corresponden a las provincias que no transfirieron sus regímenes previsionales“ cuando la Anses termine su auditoría.

No se trata de casos aislados. Torres tiene algo más de aire por las regalías petroleras, pero el desasosiego atraviesa a la mayoría de las provincias: los gobernadores están intranquilos por la transferencia de recursos que se cortó desde diciembre, y que abarca desde el Fondo de Incentivo Docente -que complementa los salarios docentes- a compensaciones al transporte.

El panorama es aún más desolador porque los recursos coparticipables que reciben las provincias del Estado nacional, además del retaceo en el envío de fondos, empezó a mostrar una evidente merma por la baja del consumo y el freno en la actividad. Según un estudio del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), las “transferencias automáticas por coparticipación, leyes complementarias y compensaciones” a las 23 jurisdicciones y la Ciudad registraron en marzo una caída interanual del 28,1 por ciento en términos reales.

En ese contexto, los ministros de Hacienda provinciales siguen inquietos el goteo diario de la coparticipación del Banco Nación. Los próximos meses pueden ser los más duros: la disminución en recaudación por el IVA, el impuesto principal de la coparticipación, empieza a notarse por la recesión. El grupo de WhatsApp de los “ministros de Economía provinciales” -así se llama- oscila entre el silencio y la catarsis. La señal más grave de la crisis se traduce en ese sentido en que, en varios distritos, la recaudación cayó en términos nominales. Es decir, sin contar la inflación acumulada.

A Milei, las penurias provinciales lo tienen sin cuidado. No está dispuesto a ceder en su intento de bajar la inflación y sostener el equilibrio fiscal, aún con un costo social altísimo que, pareciera, tampoco le quita el sueño. Para apuntalar su objetivo fiscal, exprime su estrategia comunicacional, anclada en las redes, de construcción de un relato que alimenta con iniciativas de alta repercusión mediática, como la intención última de cambiarle el nombre al Centro Cultural Kirchner.

El Presidente está convencido de que no le debe nada a nadie. Y que, en todo caso, si su programa no llega a buen puerto, no hay ni un solo ámbito -personal, político o académico- al que dar explicaciones.

“Milei es muy inteligente y libre. No tiene las ataduras a las grandes empresas usuales en los políticos. Es un 2.0 de Mauricio (Macri), potenciado por la pandemia”, analiza el consultor Jaime Durán Barba, que formó a Santiago Caputo, el cerebro de la comunicación oficialista, y que se sitúa en las antípodas ideológicas de este proyecto.

“No hay nada peor que enfrentarnos con alguien que no tiene nada para perder”, explicó en la semana un renombrado dirigente del peronismo bonaerense que reconoce que el PJ no encuentra el rumbo.

El freno en las partidas para las cajas previsionales de las provincias agrega una cuota extra de dramatismo a las negociaciones por la Ley Bases, en medio de las tratativas por el paquete fiscal que la Casa Rosada y los gobernadores buscan consensuar, y que incluye la restitución del pago de Ganancias para un buen número de asalariados -la “cuarta categoría”-, cuyo alcance todavía es motivo de análisis -en torno al millón de trabajadores-.

“Necesitamos sí o sí Ganancias, más que nunca”, reconocieron desde una gobernación aliada, preocupadísimos por la caída de recursos. Enseguida aclararon que, por su impopularidad, no lo pueden decir públicamente. “Sería una locura, un golpe durísimo para muchos trabajadores”, aseguró ayer Torres que, como el resto de sus colegas patagónicos, se opone a la medida. Del centro hacia arriba, los gobernadores la piden a gritos.

Como el Juego de la Oca, las negociaciones suben por escalera, después caen por toboganes, y viceversa. Milei disfruta del juego, y de las reglas que él solo impone: con independencia de los resultados, todas las partidas se juegan en su tablero.

Es que, más allá del último decreto del miércoles de las cajas previsionales, la mayoría de los gobernadores, con excepción de los más alineados con el kirchnerismo, como Axel Kicillof, Ricardo Quintela o Sergio Ziliotto -en este último caso, apalancado por una serie de resortes económicos que le dan cierta autonomía del Estado central-, sigue proclive a que sus legisladores acompañen el tratamiento y aprobación de la ex Ley Ómnibus. Lo admitió a este medio Maximiliano Pullaro, de Santa Fe, y de la UCR. También Torres, del PRO. Otro jefe provincial, furioso por el decreto del miércoles, se mostró en esa misma línea, con una teoría bien pragmática: “Hay que darles la ley para que no tengan más excusas, y no se puedan victimizar más”.

La semana entrante deberían volver a verse las caras tras la suspensión del encuentro que se había previsto para la semana pasada.

Recostado sobre una aceptación social que, más allá del brutal ajuste económico, todavía acompaña el proyecto libertario -según la última encuesta de satisfacción política y opinión pública de la Universidad de San Andrés, el 51por ciento aprueba al gobierno-, Milei impone su estilo y acelera.

Al sistema político tradicional, por ahora, no le queda alternativa: o estás con Milei o estás en contra de Milei. Puede dar fe el gobernador de Chubut, que afianzó su liderazgo a nivel provincial -en definitiva, es el principal objetivo de los jefes provinciales, robustecerse en sus distritos- pero que tuvo una notoria recaída a nivel nacional en el electorado PRO-libertario después de enfrentarse públicamente, y en duros términos, en el verano por el recorte de fondos.

Existe, además, un denominador común que atraviesa a toda la dirigencia, a pesar de algunas excepciones: nadie quiere cargar con la carga con la culpa de entorpecer un proceso recién empezado, y revalidado por las encuestas. Sobrevuela, en ese sentido, la necesidad de darle al Gobierno su primera herramienta parlamentaria -más allá de la mala praxis recurrente del Ejecutivo- en la Ley Bases, que contiene, por fuera del capítulo fiscal, iniciativas bien recibidas por el conjunto del círculo rojo como el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones, destinado a potenciar a sectores claves de la economía en vistas de proyectos de inversión genuina que, en el corto y mediano plazo, todavía brillan por su ausencia.

En el caso del empresariado, el apoyo es casi unánime. El martes, en el cierre del Iefa Latam Forum, en el hotel Four Seasons, fue aplaudido por hombres de negocios de primera línea ante los cuales desmenuzó los principales lineamientos de su programa fiscal y monetario. “Es casi total el respaldo”, sintetizó un dirigente empresario que sigue con expectativa el ordenamiento de la macro, y que prevé viajar a mediados de abril al hotel Llao Llao para la cumbre del círculo rojo a la que podría asistir el Presidente.

Es tal el sostén empresario que uno de los pasajes más reconocido en el salón del Four Seasons fue el regodeo de Milei en torno al freno en la obra pública, una decisión que impacta directamente en buena parte de las compañías dedicadas a la construcción y que, según Gustavo Weiss, el presidente de la cámara que las agrupa, ya repercutió en la pérdida de al menos 100.000 empleos directos.

Son miles de obras repartidas en todo el país que tienen en jaque no solo a los constructores si no también a los gobernadores: a la pérdida de empleo se agrega el deterioro de las mismas y potenciales intrusiones. Fue uno de los temas que se planteó en la reunión de la semana pasada entre los gobernadores del norte, repartidos por la cercanía con el Ejecutivo, y una comitiva oficial, encabezada por Francos, que desembarcó en Salta.

Muchos de ellos van a convalidar que los legisladores que les reportan apoyen la nueva Ley Bases, a pesar de que están alarmados por la parálisis de buena parte de la gestión.

Es una inquietud que también comparte Jorge Macri, cada día más incómodo por el reclamo que arrastra la administración porteña desde la gestión del Frente de Todos, por el recorte de la coparticipación que la Corte Suprema resolvió en diciembre 2022 en favor de la cautelar presentada por la Ciudad en septiembre del 2020.

Hasta ahora, el jefe de Gobierno porteño había preservado para la esfera privada sus reclamos. Frente a Luis “Toto” Caputo, primero, después cuando se reunió con Karina Milei en Olivos, hace algunas semanas, y por último la semana pasada, ante el ministro del Interior. Aliado público y privado, Macri se ocupó especialmente de desligar al Presidente, pero hace 48 horas, en una entrevista con LN+, deslizó sus primeras críticas, bien notorias: dijo que su intención es “ayudar al gobierno” y al jefe de Estado, pero pidió que, tanto a él como a la dirigencia del PRO, les den “bolilla”, y que “el resto del equipo” del gabinete nacional “tiene que ponerse a la altura”. “Falta gestión”, apuntó.

En la Ciudad hay una creciente expectativa por saber si “Toto” Caputo va a cumplir con el fallo de la Corte que obliga a la Nación a desembolsar a diario el 2,9 por ciento de la coparticipación ordenado por la Corte, y no el 1,4 por ciento de ahora. Son más de 3.500 millones de pesos diarios frente a los 1.600 millones pesos que transfieren actualmente, sin contar los 500.000 millones de pesos por la deuda total.

Fuentes de la sede porteña de la calle Uspallata sostienen que es un pleito que debe resolverse este mes. Que mayo podría ser una fecha tope que promueva una estrategia pública mucho más agresiva por parte del gobierno de la Ciudad. La caída en la recaudación, motivada por la baja sostenida en Ingresos Brutos, fruto de la recesión, empezó a intranquilizar a las autoridades. Cerca de Horacio Rodríguez Larreta -de viaje por la India-, que judicializó en su momento el reclamo ante la Corte, no son optimistas. El ex jefe de Gobierno es amigo personal del ministro de Economía, y habla semanalmente con él.

La zozobra de Macri es trasladable a su primo Mauricio, que coincide con el jefe de Gobierno en que “falta gestión”. El ex presidente está muy fastidiado con el gabinete de Milei, en particular con el entorno más próximo. Tiene, de todos modos, ocupaciones más urgentes: recién vuelto de Bolonia, Italia, prevé participar en estos días en Colombia de un torneo de bridge. El pasado lunes, en un selecto restorán de la Costanera porteña, almorzó solo en una mesa en el centro del salón, con una computadora portátil en la que practicó el juego de naipes durante más de media hora.

Fuente: Infobae
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