Desde hace poco, hay en el mundo más celulares que seres humanos: 7700 millones de equipos para 7500 millones de usuarios potenciales. En el mundo ocho de cada 10 personas tiene cobertura móvil, lo que lleva naturalmente a los intentos de controlar la población usando los teléfonos, ya que la mitad de la población de la Tierra usa Internet y tiene computadora doméstica.
Los equipos tienen una vida media de alrededor de dos años y medio, debido a la obsolescencia planificada o a los cambios que los hacen inútiles. El resultado es el aumento de la basura electrónica, que hasta el parate provocado por la cuarentena producía unos 50 millones de toneladas de residuos electrónicos.
Las Argentina tiene unos 70 millones de líneas de telefonía móvil para una población de 45 millones, 50 por ciento más celulares que personas. La estimación es que en los últimos cinco años cada línea en promedio cambió dos veces de equipo.
El descarte de esos aparatos genera una montaña de plásticos, plomo, cadmio y litio, que son nocivos para la salud.
Desde que se crearon en 2007, se han producido en el mundo más de siete mil millones de teléfonos "inteligentes". uno para cada habitante del planeta.
Las baterías son muy contaminantes y deberían recibir un tratamiento especial, por ahora endeble a pesar de loables iniciativas de almacenamiento y reciclaje de equipos en desuso.
El problema aumenta cada año. Para 2030 se generarán en todo el mundo más de mil millones de toneladas de desechos de equipos electrónicos.
El 80 por ciento de los residuos electrónicos acaban en un basural a cielo abierto, lo que hay que tener en cuenta si sabemos que una sola batería de celular puede contaminar 600 mil litros de agua.
La ONU instó a lograr una gestión ecológicamente racional de los desechos químicos y electrónicos de modo que sea posible disminuir la liberación de tóxicos a la atmósfera, al agua y al suelo y minimizar así sus efectos negativos sobre la salud y el medio ambiente.
Según Greenpeace hoy se recicla menos del seis por ciento del total de los residuos provenientes de la tecnología. Los teléfonos móviles, con las computadoras de escritorio, televisores, pilas y baterías, generan los residuos sólidos urbanos que crecen más rápidamente.
Mientras tanto, antes de la pandemia, los informes indicaban que la Argentina tenía un nivel de penetración de la telefonía celular semejante a los países desarrollados: dos de cada tres habitantes se disponía a cambiar el celular.
De la Redacción de AIM.