Las discusiones son una parte inevitable de cualquier relación, y manejar estos conflictos de manera adecuada es crucial para mantener una conexión saludable.
Tener una discusión de pareja puede dejarnos heridos, frustrados, confundidos y sin saber cómo actuar después. Sin embargo, en lugar de dejar que el conflicto se prolongue y cree más distancia entre ustedes, es importante tomar medidas para resolver la situación de forma constructiva.
Un estudio publicado en Current Opinion in Psychology revela que los conflictos en las relaciones románticas suelen ser muy estresantes y afectan la satisfacción y la duración del vínculo. Por lo tanto, la manera en que cada persona maneja las discusiones tiene un impacto en la calidad y fortaleza del nexo a lo largo del tiempo.
La clave reside en aprender a manejar las cosas de manera efectiva y fomentar una comunicación saludable. Actuar con empatía, atención y respeto no solo ayuda a superar el malestar, sino que también fortalece el lazo. A continuación, exploraremos algunas acciones que puedes tomar tras una pelea.
1. Haz una pausa para reconocer tus emociones
Aceptar las emociones que tanto tú como tu pareja pueden experimentar es el primer paso para manejarlas de manera saludable. Las discusiones suelen desencadenar una variedad de sentimientos intensos, como tristeza, enojo, frustración o confusión. Reconocerlos sin juzgarlos hace una gran diferencia.
2. Tómate un tiempo para cuidar de ti
Date un tiempo prudente para calmarte antes de intentar resolver el conflicto. Esto te ofrece la oportunidad de reflexionar sobre lo que pasa sin dejarte llevar por emociones intensas. Después de discutir con tu pareja, es crucial cuidar de tu bienestar emocional. Las peleas pueden dejarte exhausto/a y estresado/a, por lo que es importante recuperarte y reconectar contigo.
Las técnicas de relajación como la respiración profunda, la meditación o incluso una caminata ayudan a reducir la tensión y a aclarar tu mente.
Priorizar el autocuidado no solo beneficia el mejor manejo de tus emociones, esto te permite estar en una mejor disposición para enfrentar y resolver los conflictos de manera constructiva.
3. Reflexiona sobre lo que provocó el problema
¿Qué desencadenó la discusión? ¿Hubo algún malentendido o suposiciones incorrectas? Este paso te ayudará a comprender mejor la raíz del conflicto y a evitar situaciones similares en el futuro. Además, contribuirá a que identifiques áreas de mejora en la relación y a gestionar mejor el problema.
Por otro lado, podrías pensar en posibles soluciones o compromisos que resuelvan la disputa. Esto te ayudará a sentirte más en control y también le demuestra a la otra persona que te comprometes a encontrar una solución juntos.
4. Identifica patrones de comportamiento negativos
Antes de animarte a hablar con tu pareja sobre lo sucedido, es importante identificar y cambiar los patrones negativos de comportamiento que se repiten en sus peleas. Estos pueden incluir hábitos como interrumpir, gritar, evadir el tema, o recurrir a insultos y culpas.
Analiza cómo te sueles comportar durante los enfrentamientos y detecta cuáles son esos patrones destructivos. Una vez que los precises, trabaja para modificarlos. Por ejemplo, si sueles interrumpir, enfócate en escuchar y que tu pareja exprese sus pensamientos antes de responder. Si tiendes a elevar la voz, haz un esfuerzo por mantener un tono calmado y respetuoso.
5. Expresa tus sentimientos en primera persona
A pesar de todas las emociones negativas que pudieron provocar la discusión, al actuar después, procura no culpar o criticar a tu pareja. Y ten presente que siempre es mejor expresar tus sentimientos y necesidades en primera persona para evitar que él o ella sienta le atacas. Por ejemplo, podrías decir:
«Necesito que podamos discutir esto para sentirme escuchado», en lugar de «tú siempre me ignoras».
«Me gustaría que tratáramos de hablar sobre esto así nos incomode», en lugar de «tú siempre evitas las conversaciones difíciles».
«Yo me siento frustrado cuando no podemos hablar sobre lo que ocurrió», en lugar de «tú nunca tienes en cuenta mis sentimientos».
«Yo siento que no estamos en la misma página cuando evitamos hablar sobre estos temas. ¿Podemos intentar abordarlo?», en lugar de «tú nunca quieres hablar de lo que nos preocupa».
De igual manera, intenta ponerte en el lugar de la otra persona y considera sus sentimientos. Comprender su perspectiva puede ayudarte a abordar el conflicto de una manera más empática y a evitar malentendidos.
6. No apresures la resolución
Recuerda que no es necesario resolver todo de inmediato. Permitir un espacio para que ambos se calmen y procesen sus emociones facilitaría una conversación más constructiva. Este tiempo también favorece evitar reacciones impulsivas que tienden a empeorar la situación. Así que procura calmarte, reflexionar sobre el conflicto y buscar posibles soluciones.
7. Considera acudir a terapia de pareja
Si las discusiones recurrentes afectan la salud de tu relación y no logras resolver los conflictos de manera efectiva, considera buscar ayuda profesional. Un terapeuta especializado en parejas ofrece una perspectiva objetiva y proporciona herramientas útiles para mejorar la comunicación y manejar los conflictos.
La terapia de pareja ayuda a identificar patrones destructivos en la dinámica de la relación y enseña técnicas para abordarlos de manera constructiva. Además, brinda un espacio seguro para explorar emociones y preocupaciones difíciles de discutir por tu cuenta.
¿Cuál es el mejor momento para intentar resolver el conflicto?
Cada persona procesa sus emociones de diferente manera y puede tardarse más o menos tiempo en querer hablar con su pareja sobre una discusión. Por ende, el mejor momento para intentar resolver lo sucedido es cuando ambos estén calmados y dispuestos a escuchar.
Es fundamental no abordar el problema si uno o los dos todavía están muy alterados, ya que esto puede llevar a más confrontación. Al tratarse del mejor modo posible, las desavenencias pueden construir relaciones más sanas.
Si están listos para hablar, elige un momento tranquilo, sin distracciones, y asegúrate de que ambos se encuentren en un estado emocional estable. Esto permite una conversación más constructiva y facilita la búsqueda de soluciones efectivas.
En cuanto a los tipos de comunicación más beneficiosas durante los conflictos de pareja, se ha sugerido que las formas directa y opositiva (decir las cosas de manera clara y firme) pueden ser útiles para solucionar problemas graves que necesitan un cambio.
Por otro lado, emplear una comunicación indirecta y cooperativa en donde se digan las cosas de forma más sutil y considerada, es ideal para problemas menores o cuando alguno de los miembros se siente inseguro. Así que, acorde a lo que haya sucedido, ten presentes estas recomendaciones y procura expresarte siempre desde el respeto y la empatía.
¿Qué acciones debo evitar después de una discusión de pareja?
Después de una gran discusión con nuestra pareja es fácil dejarnos llevar por las emociones intensas del momento y actuar o decir cosas de las que podemos arrepentirnos. Y ya que la forma en que nos comunicamos afecta la resolución de los conflictos y la calidad de la relación, es necesario saber qué sentimos y qué queremos decir. Para no empeorar la situación, es importante evitar las siguientes acciones:
Nunca respondas con ira o agresividad: las reacciones impulsivas intensifican el problema, dificultan la resolución y afectan la calidad de tu vínculo.
Evita hacer acusaciones o culpar: no acuses a tu pareja o la hagas sentir culpable. En lugar de centrarse en los errores del otro, enfócate en cómo te sientes y en buscar soluciones juntos.
No reabras viejas heridas: evita sacar a relucir conflictos pasados que no están relacionados con la discusión actual. Esto puede desviar la conversación y hacer que el panorama se complique.
No uses el silencio como castigo: ignorar o ser distante tras una pelea puede aumentar la tensión y hacer que la situación se agrave. Es mejor mantener la comunicación abierta, incluso si es difícil.
No involucres a terceros: no hables de lo que pasa con personas ajenas. Esto puede llevar a malentendidos y empeorar el contexto. Si quieres hablar con alguien, mejor busca un terapeuta o amigo de confianza.
¿Qué hacer si tu pareja no está dispuesta a hablar sobre el problema?
Si luego de un par de días tu pareja aún no quiere hablar, lo primero es darle su espacio. Forzar una conversación puede agravar la situación, así que expresa tu deseo de resolver de manera calmada y sugiere un momento futuro para conversarlo.
Cuando suceda, intenta siempre mantener la calma y controla tu tono de voz y lenguaje corporal, de forma que la conversación no se vuelva una confrontación. Escucha con atención sin interrumpir, enfócate en el problema específico en lugar de atacar su carácter y, en vez de imponer una solución, trabajen juntos para encontrar un compromiso que funcione para ambos.
Si la resolución se torna tensa, trata de entender las razones y considera acudir a terapia. En estos casos, un profesional calificado puede ser una gran ayuda para tu relación.
Gestiona de mejor manera las discusiones de pareja y construye una relación más sana
Discutir con tu pareja es una parte normal de cualquier relación. Así que ten presente que lo importante no es evitar los conflictos a toda costa, sino saber gestionarlos de manera constructiva. Al comprender las emociones involucradas, comunicarte de forma asertiva y buscar soluciones juntos, es posible convertir los desacuerdos en oportunidades para fortalecer su vínculo.
Recuerda que el perdón y la reconciliación son esenciales para sanar las heridas emocionales y construir una relación más sólida y armoniosa. Con el enfoque adecuado, cada problema puede ser una oportunidad para crecer y profundizar la conexión.
Fuente: La Mente es Maravillosa