La cumbre de la Otan de Lituania, una cita compleja en un país fronterizo con Rusia y Bielorrusia, se cerró con calificativos de éxito entre los aliados y también del presidente ucraniano, Volodímir Zelensky, pese a que no logró un calendario para el ingreso en la Alianza.
Los líderes de los 31 países aliados, más Suecia -pendiente de completar su proceso de integración tras lograr que Turquía levante su bloqueo- no cursaron la invitación formal a un ingreso que ansiaba Zelensky.
Su declaración final indica que la Alianza estará “en posición de extender una invitación a Ucrania para unirse a la Alianza cuando los aliados lo acuerden y las condiciones se cumplan”.
Se descarta que ello pueda ocurrir mientras el país esté en guerra, ya que implicaría convertir a la Otan en parte de ésta, y además incluye una serie de condiciones en materia de gobernanza, lucha contra la corrupción y desarrollo “democrático” de sus fuerzas armadas.
Zelensky acudió el martes a la capital lituana precedido por unos mensajes difundidos en su cuenta en twitter en que expresaba su decepción y calificaba de “absurdo” que no se concretara una hoja de ruta de la integración.
Al cierre de la cumbre, este miércoles, el presidente ucraniano calificaba de éxito lo conseguido en sucesivos encuentros bilaterales con líderes de la alianza, con el conjunto de la Otan y también del G7.
“Es un éxito que Ucrania necesitaba y que tiene un gran significado”, manifestó Zelensky, subido a un escenario junto a los líderes del Grupo de los Siete: Estados Unidos, Canadá, Japón, Francia, Reino Unido, Italia y Alemania.
Zelensky expresó su agradecimiento por el apoyo “muy práctico” que el G7 ha prestado a Ucrania y que, según él, se plasma en unas garantías de seguridad a largo plazo, aunque el texto sólo menciona “compromisos de seguridad” en áreas como entrega de armamento, entrenamiento de las fuerzas armadas y el intercambio de información de inteligencia.
El texto queda muy lejos de cualquier compromiso que pueda parecerse al artículo cinco del tratado atlántico, el principio que establece que un ataque a un miembro de la Otan representa uno a toda la organización.
Pero, a escala de la Otan, Kiev ha conseguido que se dé luz verde a varias medidas para acercar a Ucrania a la Alianza, como la creación formalizada hoy del Consejo Otan-Ucrania, el nuevo foro que eleva las relaciones políticas entre las dos partes.
Zelensky logró además de sus encuentros bilaterales más ayuda militar: el Reino Unido y Australia se comprometieron hoy a enviar más carros de combate, mientras que Alemania prometió 770 millones de euros en ayuda militar, Noruega anunció 220 millones de euros y Francia dijo que mandará misiles Scalp a Kiev.
Las posiciones eran divergentes, con Polonia y Alemania como exponente una vez más de las diferencias entre los aliados europeos, pese al compromiso común de ayudar a Ucrania “todo el tiempo que sea preciso”, el mantra del secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg y del presidente estadoundiense Joe Biden.
Vilna “ha acercado poderosamente a Ucrania hacia la Otan”, concluyó el presidente polaco, Andrzej Duda, cuyo país defendió posiciones cercanas a Kiev en cuanto a marcar un calendario para el ingreso.
El alemán Olaf Scholz, que descartaba una hoja de ruta para el ingreso por estar el país en guerra, calificó asimismo de “éxito” el resultado de la cumbre: “Son tiempos de grandes desafíos y Europa está bajo fuertes presiones”, afirmó el canciller, quien destacó que Zelenski había valorado como “éxito” lo alcanzado en Vilna, tanto a escala de la Otan como del G7.
Para el presidente francés, Emmanuel Macron, en Vilna se ha demostrado que “la aspiración de Ucrania a unirse a la Alianza será respetada” y que se ha abierto la vía “más directa” para su adhesión.