Las terapias Cart-T han demostrado gran efectividad en los cánceres de sangre, pero no en los sólidos. Un nuevo proyecto del Csic quiere potenciar este tratamiento en las masas tumorales con unas innovadoras biocápsulas.
Las terapias de células T con receptores quiméricos de antígenos (Cart-T, por sus siglas en inglés) se presentan como la gran innovación de este siglo para luchar contra el cáncer. Se trata de una estrategia de inmunoterapia "que combina también la terapia génica, en la que los linfocitos, que son las células del sistema inmune del propio paciente, se modifican en el laboratorio mediante tratamientos génicos para que expresen en su superficie un marcador que va a ir dirigido como un receptor.
Como si fuera un imán que va a ir dirigido contra un antígeno que tenga la célula tumoral", explica a este periódico Lucía López Corral, médico adjunto del Servicio de Hematología del Hospital Universitario de Salamanca. El funcionamiento de estas consiste en "potenciar los linfocitos del propio paciente, enseñándoles en el laboratorio a pelear contra las células tumorales, convertirlos en superlinfocitos, armándolos para que luego, una vez se haga esta transformación en el laboratorio, los pueda volver a recibir, vayan dirigidos contra las células tumorales y las eliminen", detalla la especialista en esta terapia.
En la práctica clínica actual, los tratamientos con Cart-T se están llevando a cabo principalmente en neoplasias hematológicas (leucemias y linfomas): “Son las enfermedades que llevan la delantera, especialmente el linfoma de células B y la leucemia aguda”. A pesar de estar funcionado bien en los cánceres de sangre, con los tumores sólidos la efectividad es muy baja. Para poder mejorar su aplicación contra las masas cancerígenas, investigadores españoles van a desarrollar células para atacar los tumores desde dentro.
Cápsulas biológicas con Cart-T
Un ambicioso proyecto con investigadores del Csic desarrollará cápsulas biológicas que albergarán células Cart-T con las que tratar de forma más efectiva y específica tumores sólidos. Como un caballo de Troya microscópico, estas cápsulas o píldoras diminutas ocultarán en su interior células antitumorales y podrán así invadir la zona cancerosa y acabar con las células malignas desde dentro del tumor.
Teniendo en cuanta la baja efectividad en cánceres sólidos, las biocápsulas que desarrollará este equipo científico favorecerán la implantación y diseminación localizada de las Cart-T en este tipo de tumores (o en la región operada tras la extirpación quirúrgica del tumor). Además, permitirán incluir dentro de ellas diferentes cócteles de moléculas que faciliten la actividad de estas células a largo plazo, así como la modificación del microambiente tumoral para que este sea receptivo a la acción antitumoral de las mismas.
“Con esta metodología queremos emplear la táctica del caballo de Troya: introducir en el tumor células Cart-T escondidas en una cápsula protectora para que, una vez liberadas, provoquen la destrucción de las células tumorales que las rodean de la forma más efectiva posible”, explica el investigador del Csic Xosé Bustelo, uno de los investigadores principales del proyecto. “Para ello, añade, las biocápsulas incluirán cócteles de moléculas biológicas dirigidas a facilitar la acción de las células Cart-T liberadas dentro del tumor. Usando un símil bélico, es como poder bombardear toda una zona de guerra tras haber inactivado las defensas antiaéreas del tumor”.
La clave del proyecto es la de “diseñar los caballos de Troya que permitan mantener a los soldados que están dentro de ellos en plena forma hasta la batalla y facilitarles armas que permitan que estos soldados, una vez que salgan del caballo, sean lo más letales posible contra las células tumorales”, añade José Rivas Rey, coordinador del proyecto y catedrático del Departamento de Física Aplicada de la Universidad de Santiago de Compostela.
“Como modelo de trabajo usaremos diversos subtipos de cáncer de mama, los cuales serán tratados con células Cart-T modificadas genéticamente para que reconozcan moléculas que se expresan de forma específica en cada uno de dichos subtipos”, indica Sandra Hervás (Cima), tercera investigadora principal del proyecto.
“En todo caso, lo importante es que los métodos optimizados en este proyecto servirán, con ligeras modificaciones, para otros tipos de tumores sólidos, independientemente de que estos se hayan originado en la mama u otros órganos”, añade. En el proyecto, financiado por el Ministerio de Ciencia e Innovación con 994.000 euros, participan el Centro de Investigación contra el Cáncer de Salamanca (CIC, un instituto mixto de investigación del Csic y la Universidad de Salamanca), el Centro de Investigación Biomédica en Red de Cáncer (Ciberonc), la Universidad de Santiago de Compostela (USC) y el Centro de Investigaciones Médicas Avanzadas (Cima) de Pamplona.
Materiales magnéticos
Otra aplicación de estas cápsulas es que pueden incorporar materiales magnéticos que, tras la estimulación externa de los pacientes con equipamiento adecuado, permitirán destruir las células tumorales a través de la generación de altas temperaturas dentro del tumor. El proyecto contempla también el estudio del interés potencial del uso simultáneo de esta con la quimioterapia o terapias dirigidas.
Tras su optimización a nivel experimental usando modelos celulares y animales, esta nueva versión de inmunoterapia será probada en ensayos clínicos, tarea que estará a cargo de la empresa pública gallega de servicios sanitarios Galaria. “Con este abordaje, queremos cerrar en el proyecto todo el ciclo que va desde la innovación en el laboratorio hasta la implementación práctica a nivel clínico de estas terapias”, indica una de las responsables de la empresa, Alicia Piñeiro.
Este proyecto, denominado técnicamente Encapsulación de Cart-T en sistemas porosos nanoestructurados bioactivos para su liberación dirigida en tumores sólidos, ha sido recientemente concedido por la Agencia Estatal de Investigación del Ministerio de Ciencia e Innovación, dentro del Programa Líneas Estratégicas 2022 que está financiado gracias a los Fondos de Reconstrucción y Resiliencia procedentes de la Unión Europea.
La financiación global para el proyecto es de 994.000 euros, de los que el grupo del Centro de Investigación del Cáncer recibirá 300.000 euros.
Fuente: elconfidencial.com