El animal más peligroso de los mares no es el tiburón, es el ser humano. Los pescamos y comemos por millones. Un triste mercadeo que está llevando a la extinción a muchas de las más de 375 especies de tiburones (superorden Selachimorpha) que hay en los océanos del mundo.
Tiburón a fin de cuentas es el cazón o bienmesabe andaluz, los tollos canarios o esos filetes de tintorera o marrajo que tanto se ven en las pescaderías. Otros prefieren comer sus aletas en sopa, arrojando el resto del animal moribundo al mar. O aprovechar el aceite de sus hígados, ricos en Omega 3. Les hay también quienes convierten sus cartílagos en cápsulas supuestamente ricas en embellecedor colágeno.
En realidad, comemos más tiburones de los que te podías imaginar, pero sobre todo los pescamos. España en primer lugar, seguidos de Francia y Portugal, se han convertido en un verdadero centro neurálgico mundial en torno al cual se concentra el comercio europeo de tiburones y rayas.
Pescando malamente
Según Greenpeace, barcos españoles y portugueses capturan cada año hasta 25.000 tiburones marrajo, en peligro de extinción. La ausencia de protección en aguas internacionales provoca la muerte de alrededor de 100 millones de tiburones al año.
La consecuencia de una mala gestión pesquera arroja datos alarmantes: 62 de las 110 especies de tiburones y rayas de las aguas portuguesas están amenazadas por la sobrepesca y las capturas accidentales, según revela el nuevo informe de WWF.
España a la cabeza
Los Estados miembros de la UE tienen la segunda cuota más alta de capturas de tiburones y rayas registradas en el mundo, alrededor del 18 por ciento de las capturas mundiales, según datos de 2018. España juega un papel protagonista ya que es el segundo país con mayores capturas de tiburones, en la última década, sólo superado por Indonesia y, además, es el segundo mayor importador y el primer exportador de tiburones y rayas del mundo.
Según el informe de WWF, la península Ibérica se ha convertido en un gran centro de intercambios comerciales de tiburones y rayas, especialmente en fresco. De hecho, tres cuartas partes de las exportaciones portuguesas de carne de tiburón congelada y toda la carne fresca van a España y el 35 por ciento de la carne congelada y todas las importaciones de carne fresca proceden de nuestro país.
Mercado en alza
Este intercambio comercial no ha parado de crecer. Desde 2012 las exportaciones de carne de tiburón a España han aumentado un 73 por ciento y las importaciones se han duplicado en el segmento de congelados.
También hay desembarcos directos de palangreros portugueses en puertos españoles, especialmente en Vigo, que no se registran en estadísticas nacionales portuguesas. Ello complica el análisis del comercio y muestra que los desembarcos nacionales están muy infravalorados.
Control de la sobrepesca
Para hacer frente a la sobrepesca, la UE adoptó hace más de una década el Plan de Acción Regional para los Tiburones y las Rayas para garantizar la conservación y gestión de los tiburones y su uso sostenible a largo plazo. Sin embargo, la notificación transparente de las capturas accidentales, así como la notificación de las capturas, los desembarcos y el comercio de tiburones y rayas a nivel de especie y la gestión adecuada de las pesquerías de tiburones y rayas, ha sido un problema constante en la UE.
Esto supone que las cifras reales a menudo seguirán siendo desconocidas hasta que se adopten mejores herramientas y prácticas, como la cobertura adecuada de observadores, la identificación y el registro adecuado en el diario electrónico de abordo o el uso de cámaras a bordo para registrar las capturas en las pesquerías de alto riesgo.
Recientemente, el Parlamento Europeo dio un paso adelante al afirmar la necesidad de recoger obligatoriamente los datos de todas las capturas accidentales en los cuadernos de pesca y de que todos los Estados miembros informen de forma transparente mediante la publicación de su información pesquera. Sin embargo, el hecho de que los eurodiputados no ordenen el uso de la monitorización electrónica remota (es decir, cámaras a bordo) para obtener registros precisos, sobre todo en las flotas con alto riesgo de captura de especies sensibles y protegidas, socava la eficacia de los datos de los diarios de pesca.
El futuro de los tiburones está en Europa
“Desde WWF consideramos urgente aplicar eficazmente la Política Pesquera Común, y la nueva legislación para cumplir con las estrategias europeas de biodiversidad y de la granja a la mesa. De estas medidas cruciales depende cambiar el destino de los tiburones y rayas europeos y, en definitiva, la salud de nuestros mares, que es la nuestra. Para ello necesitamos la colaboración de todas las partes implicadas a la hora de identificar y aplicar soluciones efectivas.”, afirma Raúl García, coordinador de pesquerías de WWF España.
En la actualidad, se han registrado más de 1.200 especies de tiburones, rayas y quimeras. Estas especies desempeñan un papel fundamental en el equilibrio de los ecosistemas marinos y, por tanto, para las personas que dependen de un océano sano y resistente. Sin embargo, a pesar de su importancia, se calcula que cada año mueren 100 millones de tiburones y rayas a causa de la pesca y las capturas accidentales en todo el mundo. Como resultado, el 36 por ciento de las especies del mundo están actualmente amenazadas. A nivel europeo, la situación es aún peor, especialmente en el Mediterráneo, donde más de la mitad de las especies mediterráneas están amenazadas.
Un ejemplo ilustrativo de la falta de gestión es el marrajo dientuso que desaparece del Atlántico norte, capturado fundamentalmente por España y Portugal hasta 2020. La nula gestión en el pasado ha supuesto tener que tomar medidas desesperadas de última hora e insuficientes por parte de Iccat. También su protección estricta a través del convenio de comercio internacional de especies amenazadas Cites.
Fuente: 20 Minutos (España)