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La minería marina podría comenzar pronto

El precio de los coches eléctricos es una de las principales barreras para su desarrollo. Y ese coste es elevado debido a la escasez -y gran concentración en determinadas zonas como China- de algunos de los minerales necesarios para fabricarlos. Aunque esto es algo que atañe no sólo a los automóviles a baterías. Afecta a toda la economía basada en la electrificación de la sociedad -renovables, recarga, almacenamiento energético...- que cada día toma mayor auge y a la que irremediablemente nos están abocando los organismos y leyes internacionales.

Pero en este 2023 todo puede dar un vuelco. ¿La causa? Los denominados nódulos polimetálicos existentes en los fondos marinos y su explotación minera. Una minería que podría autorizarse en julio de este mismo año y comenzaría a trabajar en 2024 para que la extracción propiamente dicha arranque a partir de 2027.

¿Qué son esos nódulos?

Son congregaciones de minerales del fondo marino en forma de bolas o “patatas” irregulares formadas por capas alrededor de un núcleo de restos orgánicos o basálticos (algo parecido a lo que pasa con las perlas). Se encuentran a diferentes profundidades, suelen tener entre 2 y 10 centímetros de diámetro y contienen al menos cuatro metales esenciales para las baterías -cobalto (0,2 por ciento), níquel (1,3 por ciento), cobre (1,1 por ciento) y manganeso (28 por ciento)- en un solo nódulo. Dependiendo de la zona en la que se encuentren pueden incluir otros como el molibdeno (se usa en la producción de hierro y acero; 0,059 por ciento) y elementos de las llamadas tierras raras.

Las acumulaciones de nódulos de mayor interés económico están en la zona de fractura denominada Clarion-Clipperton, entre México y Hawai; la cuenca de Penrhyn, en el centro-sur del Océano Pacífico; la cuenca de Perú, en el sureste del Pacífico; y el centro del norte del Océano Índico. Sólo en la primera zona se estima que pueden existir unos 21.000 millones de toneladas de estos nódulos. Nódulos que se encuentran esparcidos en un área similar al de unas tres cuartas partes del territorio continental de los Estados Unidos, en lo que se estima es la reserva más rica en minerales críticos de todo el planeta.


¿Un Código Minero marino?

Estos nódulos se conocen desde hace unos sesenta años. Y desde ese mismo momento comenzaron las especulaciones sobre su posible explotación. Las evidentes dificultades de su extracción hicieron que se dejase a un lado. Pero hace treinta años, la ONU creó la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (o ISA, del inglés International Seabed Authority) que lleva años trabajando en la regulación de la explotación de estos fondos. Esta regulación sería un Código Minero, es decir un conjunto de normas, reglamentos y procedimientos que abarque la prospección, exploración y explotación de minerales en los fondos marinos.

Finalmente, este organismo internacional podría presentar una normativa final en las próximas semanas, para su aprobación por sus 167 países miembros -entre los que se encuentra España- en una reunión que ya está teniendo lugar en Jamaica.

Dónde estamos

-2011: La ISA comienza a trabajar en el desarrollo normativo.

-2019: Se realiza la última versión del proyecto de reglamento de explotación. Dicho reglamento aún debe ser finalizado y adoptado por los Estados miembros.

-2019: Ese mismo año varios contratistas, patrocinados por los Estados miembros (como The Metals Company ("TMC") con la República de Nauru, y el Reino de Tonga) van trabajando en formas para la extracción de los nódulos y desarrollando tecnología para aspirarlos desde las profundidades.

-2021: Nauru, el estado soberano más pequeño de Oceanía y tercero más pequeño del mundo, solicita a la ISA que complete la normativa necesaria para aprobar los planes de trabajo de explotación. Según sus normas de funcionamiento, esto obliga a que en el plazo de dos años se complete la elaboración de las normas o si no se debe dar por válido cualquier proyecto de normativa que exista en ese momento. Por tanto, el Código Minero debe ser aprobado como mucho antes de junio de 2023. De no sacarlo adelante, existe un riesgo cierto de que las empresas mineras comiencen a trabajar basándose en el último proyecto de la normativa, sin acuerdo de todos los países y sin haber sido mejorado, de forma legal.

-2022: TMC recoge su primer lote de nódulos polimetálicos del fondo marino gracias a permisos de investigación previamente concedidos.

-2022: Global Sea Mineral Resources prueba un robot para la recogida de nódulos que en parte trabaja con Inteligencia Artificial.

-2022: TMC firma un memorando de entendimiento para generar una planta de procesamiento de nódulos en la India.

De momento, más de 30 países, entre ellos Francia, Brasil, Singapur y también España, se oponen a la explotación minera de los fondos marinos, advirtiendo de daños irreversibles en una de las pocas zonas vírgenes que quedan en el mundo. Por otro lado, una abundancia mundial de estos minerales perjudicaría la posición de liderazgo de China, de la República Democrática del Congo (donde se encuentra el 98 por ciento de las reservas de cobalto del mundo) y del aspirante a líder mundial de metales para baterías, Indonesia. No hace falta recordar la tensión existente a nivel económico y geopolítico entre EE.UU y el gigante asiático.

Por otro lado, es evidente el espaldarazo para toda la cadena de valor de la electrificación la posibilidad de contar con materiales abundantes, y ahora más asequibles, para poner a disposición de la sociedad todos sus nuevos productos.

Medio ambiente

Es una de las principales preocupaciones, ya que existe consenso en la comunidad científica sobre que aún no están claros los impactos de esta explotación ni sobre la duración de los mismos. El crecimiento de dichos módulos avanza desde unos pocos milímetros a unos pocos centímetros cada millón de años. Este desconocimiento llevó a más de 650 expertos marinos a firmar una declaración preventiva en la que solicitaban una pausa en los permisos para esta minería.

Una de sus principales preocupaciones es la perturbación de una biota desconocida (conjunto de organismos vivos), así como el hecho de que los nódulos son el único sustrato sólido existente en las zonas abisales, y su extracción puede resultar en una pérdida significativa de hábitat para las especies de todos los tamaños que lo pueblan: esponjas, moluscos, gusanos nematodos, crustáceos... Los fabricantes alemanes BMW y el Grupo Volkswagen afirmaron que no comprarán metales procedentes del fondo marino ya en noviembre del año pasado.


Patrimonio de la Humanidad

La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Unclos) afirma en su artículo 136 que “El Área* y sus recursos son patrimonio común de la Humanidad”. En el 137.2, que “Todos los derechos sobre los recursos de la Zona corresponden a la humanidad en su conjunto, en cuyo nombre actuará la Autoridad. Estos recursos no son enajenables. Sin embargo, los minerales extraídos de la Zona podrán enajenarse sólo de conformidad con esta Parte y con las normas, reglamentos y procedimientos de la Autoridad". Y en el 145, que “Se adoptarán las medidas necesarias de conformidad con esta Convención con respecto a las actividades en la Zona para garantizar una protección eficaz del medio marino contra los efectos nocivos que puedan derivarse de dichas actividades (…) la protección y conservación de los recursos naturales de la Zona y la prevención de daños a la flora y fauna del medio marino".


Reparto de beneficios

Como el reglamento de explotación incluye la garantía de que la minería de aguas profundas en aguas internacionales tiene que beneficiar a toda la Humanidad. Es decir, los beneficios obtenidos deben repartirse entre todos los Estados miembros. Por supuesto es objeto de disputa el mecanismo de reparto de beneficios obtenidos de dicha extracción. El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) estimaba en un informe de febrero pasado que esta actividad generaría unos 2.800 millones de euros en un periodo de 30 años para cada estado miembro. Varios de esos estados han razonado que esa cantidad no compensa en absoluto los costes medioambientales.

Otro importante elemento de duda es la cantidad de nódulos que se deben extraer para que la abundancia de minerales no haga descender los precios de los mismos. Al variar la proporción de minerales por nódulo es muy difícil calcular cuántas toneladas se deben extraer para no romper el mercado y que todos los actores terminen perjudicados.

Por otro lado, cada día se producen hallazgos de estos minerales en diversas regiones de la superficie terrestre. También hay proyectos de búsqueda de antiguos fondos marinos, ahora sobreelevados, que hayan dejado en la superficie terrestre dichos nódulos, por ejemplo, en Turquía.

Fuente: Portal niusdiario.es

ecosistemas internacional Minería Nauru Oceanía oceanos

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