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Las macrogranjas de cerdos impulsan la deforestación

La deforestación de los ecosistemas tropicales es el primer eslabón de una cadena de suministro alimentario que empieza en América del Sur y finaliza en los platos europeos. Así lo indica el informe de la cátedra de Agroecología de la Universitat de Vic-Universitat Central de Catalunya, y Ecologistas en Acción.

El informe Con la soja al cuello concluye que la importación masiva de soja a bajo precio ha conformado un modelo de ganadería industrial en España basado en macrogranjas, en fuerte expansión, que provoca impactos ambientales “tanto en los territorios rurales ibéricos donde se concentran estas naves” (nitratos de purines que contaminan las aguas) como en el exterior (deforestación).

Las empresas importan soja, molturan el haba y se comercializan sus subproductos para que los fabricantes de piensos los entreguen en las granjas industriales.

Potencia cárnica

España fue en 2018 el mayor productor de piensos compuestos de Europa con más de 37 millones de toneladas. Convertida en potencia de la industria cárnica, produjo en 2019 más de 7 millones de toneladas de carne, más de tres veces el consumo interno en los hogares españoles (2 millones de toneladas). Es el segundo productor de carne en Europa en cantidades que compiten con Alemania, con poco más de la mitad de la población. En el caso del porcino, se autoabastece en más del 170 por ciento, lo que la ha convertido en el primer exportador de productos de cerdo a China

Los autores del estudio sostienen que este modelo de ganadería industrial “supone un riesgo para la seguridad alimentaria, ya que está cada vez en menos manos y más poderosas”, pues la cadena de abastecimiento industrial depende de tan solo dos multinacionales (Bunge y Cargill).

Ventajas e inconvenientes del sistema de integración vertical

El modelo empresarial dominante en la cría y engorde del ganado es la integración vertical (con siete empresas dominantes) mediante el cual el ganadero integrado aporta la mano de obra y las instalaciones, y las grandes corporaciones suministran animales, pienso y medicación para comprar luego toda la producción.

Este sistema libra de los riesgos del mercado al pequeño y mediano ganadero; “pero es un arma de doble filo”, pues hay una pérdida de autonomía en la producción ganadera regional. Además, de él se deriva “graves impactos ambientales y sociales, tanto en las regiones sudamericanas productoras de soja, con alarmantes tasas de deforestación, como la contaminación del agua, el aire, la pérdida de biodiversidad, y una despoblación progresiva de las zonas rurales donde se instalan las macrogranjas”, explica Isabel Fernández Cruz, portavoz de Ecologistas en Acción citando textualmente el informe.

La expansión de las macrogranjas se ha hecho –añade el estudio- en detrimento de las granjas tradicionales familiares y de todos los servicios ecosistémicos asociados a los sistemas ganaderos tradicionales, extensivos y sostenibles.

Comercio y deforestación

El informe destaca que “la UE es el segundo importador mundial de deforestación tropical y emisiones asociadas, y responsable por lo menos del 16 por ciento de la deforestación ligada al comercio internacional”.

El cultivo de la soja está vinculado a la deforestación de zonas muy ricas en biodiversidad en Argentina, Brasil, Bolivia y Paraguay, así como a emisiones de gases de efecto invernadero, contaminación por el uso de agroquímicos y el desplazamiento forzado de comunidades indígenas y campesinas.

Certificación cuestionada

Debido a la fuerte presión pública europea, los fabricantes de piensos buscan desvincular sus materias primas de la deforestación y acercarla a la producción sostenible, pero el informe señala que los esquemas de certificación que esgrimen “ofrecen muy pocas garantías reales”.

La presencia de sellos certificadores en los productos finales induce a error a los consumidores, pues busca dar la impresión de que un producto certificado es “verde” cuando es, en realidad, “una herramienta más de impacto comunicativo que contribuye a invisibilizar la problemática”, se dice.

Reglamento en preparación

El informe da la bienvenida al próximo reglamento de la UE para frenar la importación de materias primas vinculadas a la deforestación, pero pide extenderlo a otros ecosistemas o humedales, pues también zonas como el Cerrado o el Chaco latinoamericanos están en peligro por la reconversión de tierras para la producción de soja.

El estudio propone trabajar en políticas que reduzcan drásticamente los impactos negativos del sistema alimentario sobre los bosques y otros ecosistemas.

Esto implica una reforma profunda de la Política Agrícola Común y acuerdos comerciales como el de la UE-Mercosur.

“Todo ello acompañado de un cambio estructural en la forma de consumir y producir alimentos, que requerirá la adopción de políticas que impulsen la reducción de la producción y el consumo de carne y lácteos, apostar por los cultivos de legumbres autóctonas para alimentación humana y transitar a sistemas ganaderos extensivos y ecológicos, adaptados a los recursos y particularidades de cada territorio”, señala Tom Kucharz, portavoz de Ecologistas en Acción.

Fuente: La Vanguardia (España)

América del Sur deforestacion europa ganadería industrial Unión Europea

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