Expertos temen que las pruebas nucleares norcoreanas continuarán, y advierten que su impacto ecológico se sentirá por millones de años.
Desde septiembre, Corea del Norte ha intensificado sus pruebas con misiles balísticos. En caso de que, en el futuro, Pyongyang llegara a realizar pruebas nucleares, como predicen algunos observadores, los lanzamientos no solo harían aumentar las tensiones políticas, sino que también representarían una amenaza seria para el medio ambiente.
En el pasado, países como Estados Unidos, la antigua Unión Soviética y el Reino Unido han probado armas nucleares, contaminando paisajes y esparciendo nubes radioactivas.
Como consecuencia de tratados globales, a partir de 1963 las pruebas nucleares se llevaron a cabo sobre todo bajo tierra. Y, desde su prohibición, en 1996, solo India, Pakistán y Corea del Norte han realizado ensayos. Este último país es el único del que se sabe que también ha llevado a cabo pruebas en el siglo XXI.
El impacto en mamíferos
Alicia Sanders, de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares, recuerda que los efectos de las pruebas nucleares sobre el medio ambiente "prácticamente duran para siempre". De acuerdo con un estudio de 2015 sobre el impacto de acciones militares en el medio ambiente, las explosiones nucleares representan una amenaza extrema para la biodiversidad local.
La energía masiva liberada a la hora de la detonación mata a cualquier organismo cerca del epicentro. Incluso a varios kilómetros de distancia, las altas temperaturas han causado quemaduras letales a los seres humanos, por lo que se cree que una explosión tenga el mismo efecto sobre los animales. Además, la presión daña los pulmones y provoca hemorragias.
Aquellos animales que no mueren inmediatamente probablemente morirán como consecuencia de infecciones pocos días o semanas después del lanzamiento, según el estudio de 2015.
El impacto en la vida marina
Los ensayos nucleares en Alaska y en la Polinesia Francesa, a finales de los años 60 y principios de los 70 del siglo XX, fueron asociados con la muerte masiva de peces. Se cree que las ondas de presión rompieron sus vejigas natatorias, que están llenas de gas.
Como consecuencia de las pruebas nucleares estadounidenses durante la Guerra Fría, islas enteras en el Pacífico fueron incineradas. Según un estudio de 2019, algunas de las áreas afectadas tenían niveles de radiación mil veces mayores que los que se registraron en Chernóbil y Fukushima.
Impactos ecológicos de largo plazo
Algunos de los efectos de largo plazo de este tipo de ensayos son la contaminación de la capa superior del suelo, del agua subterránea y del lecho marino a través de la exposición a los radioisótopos, partículas inestables que liberan energía nuclear al desintegrarse. Asimismo, en los sitios de prueba en Corea del Norte, por ejemplo, han colapsado parcialmente montañas.
El viento puede llevar los radioisótopos lejos de los sitios de prueba, donde contaminan el suelo y pueden alterar la cadena alimenticia.
Además, estudios en el sitio de prueba subterráneo cerca de Las Vegas, en Estados Unidos, llegaron a la conclusión de que los radioisótopos también pueden llegar a contaminar el agua potable.
Por último, durante las pruebas subterráneas se acumula una enorme cantidad de material radioactivo que permanecerá allí por millones de años. Aún se desconoce el posible daño ecológico que esto pueda tener.
Fuente: Agencia DW