Sólo el tiempo dirá si el mundo se dirige o no en el umbral de otra gran recesión mundial. Lo que sí es seguro es que el temor a su llegada crece y los inversores llevan ya semanas buscando refugio de manera desesperada. También las economías más importantes del mundo están tomando posiciones, al margen de confiar en las políticas de alivio que puedan adoptar los bancos centrales.
Tras el controvertido paquete de estímulo que el Gobierno alemán ha puesto sobre su mesa, las maniobras de China para afrontar con cierta holgura su pulso con Estados Unidos, ayer trascendió que Donald Trump también ultima su propio plan para animar su demanda interna y poder afrontar mejor la incertidumbre.
En España, por su parte, aún no se ha formado Gobierno.
Aunque el presidente norteamericano no se cansa de repetir que su economía está en una forma estupenda, los tambores de recesión también suenan en su puerta.
Ayer mismo, la gran mayoría del panel de economistas encuestados por Asociación Nacional de la Economía de la Empresa (Nabe) daba por segura la entrada en recesión de Estados Unidos en dos años. Y eso gracias a que interpretan que la Reserva Federal puede, con sus medidas, retrasar un año lo inevitable. Y la Casa Blanca es consciente de ello.
Con las presidenciales a la vuelta de la esquina como quien dice -en noviembre de 2020-, Trump está dispuesto a avivar como sea su economía interna para evitar enfrentarse a las urnas en un escenario de recesión. Para ello, según se ha filtrado a la prensa estadounidense, ultima una batería de estímulos entre los que se incluye una gran bajada de impuestos a los trabajadores para subir su poder adquisitivo y elevar el consumo interno. También los aranceles a China, según The Washington Post, podrían revisarse en un contexto de crisis.
Alemania, dispuesta a enterrar la austeridad
Quién hubiera dicho hace sólo unos años que un Gobierno presidido por Angela Merkel abriría la puerta a estimular su economía a base de dopar el gasto público y tirando de deuda. Pero el día ha llegado.
Tras la contracción del 0,1 por ciento registrado por su PIB en el segundo trimestre del año y las poco halagüeñas previsiones para el siguiente -al riesgo real de recesión proclamado por el Bundesbank el lunes le siguió ayer el del servicio de estudios del Deutsche Bank- el Ejecutivo de Merkel está dispuesto, según anunció su titular de Finanzas Olaf Scholz, a inyectar 50.000 millones -lo que calculan que les costó la crisis de 2008- de gasto público, con cargo a la deuda.
La posibilidad de que el Gobierno alemán abandone la ortodoxia del equilibrio presupuestario ha sorprendido a economistas e inversores, pero también a cierta parte del Gobierno de Berlín, que aún no las tiene todas consigo. El frenazo de su economía, sin embargo, con una actividad industrial en plena contracción y unas exportaciones en caída libre por las tensiones internacionales es tan evidente que Merkel está dispuesta a alejar a toda costa el fantasma de la crisis de la locomotora europea.
China revoluciona su consumo interno
El mal dato del segundo trimestre chino, con el crecimiento más bajo desde 1992, ya llevó al Ejecutivo de Pekín a acelerar sus estímulos para evitar enviar al mundo señales de debilidad.
Tiene en marcha ambiciosos proyectos de infraestructuras, ha habilitado ayudas para reactivar las ventas de sus fábricas de coches y ha aprobado también varios paquetes de rebajas de impuestos.
Ahora, en plena escalada en su tensión comercial con Estados Unidos, el gigante asiático ha decidido intensificar aún más el estímulo de su economía interna, de modo que compense la caída de las ventas en el exterior. El Banco Popular de China anunció el lunes cambios que permitirán poner en circulación más crédito para sus empresas y familias.
España se aferra a su ritmo de crecimiento
Por su parte, España se encuentra en una situación de impasse en medio de esta tormenta internacional. Al Brexit y a la guerra comercial entre Estados Unidos y China se han sumado ahora otras dos importantes amenazas para las empresas españolas: La crisis abierta en Italia, su principal socio en el Mediterráneo, y el resultado de las elecciones en Argentina, donde las empresas tienen invertidos más de 5.750 millones.
El crecimiento del PIB español sigue por encima de la media europea y el Gobierno en funciones ya ha anunciado que, pese a las amenazas, elevará su previsión para este año.
Fuente: El Mundo