Los nutrientes disponibles en los productos del mar podrían disminuir en un 30 por ciento para los países tropicales de bajos ingresos a finales de este siglo debido al cambio climático y si no se reducen las emisiones de gases que calientan el planeta.
Así lo sugiere un nuevo estudio realizado por ocho investigadores pertenecientes a instituciones de Canadá o Reino Unido y publicado en la revista ‘Nature Climate Change’.
Desde la década de 1990, la disponibilidad de hierro, calcio y omega-3 procedente de productos del mar para consumo humano directo ha aumentado, pero se ha estancado en el caso de las proteínas.
Bajo el cambio climático, se prevé que la disponibilidad de nutrientes disminuirá desproporcionadamente en los países tropicales de bajos ingresos, que dependen en gran medida de los nutrientes derivados de pescados y mariscos.
Con un calentamiento de cuatro centígrados a finales de este siglo en comparación con los niveles preindustriales, la disponibilidad de nutrientes disminuirá en un 30 por ciento para esos países pobres, mientras que sea reducción sería de un 10 por ciento si el planeta se calienta entre 1,5 y dos centígrados, objetivo recogido en el Acuerdo de París.
"Los países de bajos ingresos y el sur global, donde los productos del mar son fundamentales para las dietas y tienen el potencial de ayudar a abordar la desnutrición, son los más afectados por los efectos del cambio climático", indica William Cheung, director del Instituto de Océanos y Pesca de la Universidad de Columbia Británica (Canadá), quien añade: "Para muchos, los productos del mar son una fuente de nutrientes insustituible y asequible".
Los investigadores examinaron bases de datos históricas de pesquerías y acuicultura para descubrir cantidades de nutrientes clave que estaban disponibles a través de esos sectores en el pasado, y utilizaron modelos climáticos predictivos para proyectarlos hacia el futuro.
Se centraron en cuatro nutrientes que abundan en pescados y mariscos e importantes para la salud humana: calcio, hierro, proteínas y ácidos grasos omega-3, el último de los cuales no está fácilmente disponible en otras fuentes alimenticias.
Descubrieron que la disponibilidad de estos nutrientes alcanzó su punto máximo en la década de 1990 y se estancó hasta la década de 2010, a pesar de los incrementos del cultivo de mariscos y de la pesca de invertebrados, como camarones y ostras.
Calcio
Por otro lado, los autores prevén que disminuya la disponibilidad de los cuatro nutrientes provenientes de las capturas, sobre todo el calcio, con una bajada proyectada de entre un 15 por ciento y un 40 por ciento para 2100 en un escenario de bajas y altas emisiones, respectivamente.
Los omega-3 experimentarían una disminución de entre un 5 por ciento y un 25 por ciento, en gran medida a la caída de las cantidades de peces pelágicos disponibles para la captura.
"Los pequeños peces pelágicos son muy ricos en calcio, por lo que en zonas del mundo donde la gente tiene intolerancia a la leche o donde otros alimentos de origen animal, como la carne y los lácteos, son mucho más caros, el pescado es realmente clave para la dieta de la gente", apunta Christina Hicks, profesora de la Universidad de Lancaster (Reino Unido), antes de agregar: "En muchas partes del mundo, particularmente en los países de bajos ingresos de los trópicos, el pescado proporciona nutrientes que faltan en la dieta de las personas".
Si bien el cultivo de productos del mar aportará más nutrientes en el futuro en comparación con los niveles actuales, los investigadores proyectaron que estos aumentos no podrían compensar la pérdida de la pesca.
Déficit nutricional
En un escenario de altas emisiones de CO2, cualquier ganancia en la disponibilidad de nutrientes proveniente del cultivo de productos del mar antes de 2050 se perdería para 2100.
"La razón principal de esto es el cambio climático, que también es una amenaza significativa para el cultivo de productos del mar, dejándonos con un creciente déficit nutricional", recalca Muhammed Oyinlola, becario postdoctoral en el departamento de zoología de la Universidad de Columbia Británica.
Los investigadores prevén que la disponibilidad de esos cuatro nutrientes en las aguas tropicales de naciones pobres, como Indonesia, Islas Salomón y Sierra Leona, disminuirá drásticamente hacia finales de siglo en un escenario de altas emisiones, en comparación con disminuciones mínimas en los países ricos de aguas no tropicales, como Canadá, Estados Unidos y Reino Unido.
En el ámbito mundial, los investigadores proyectan que la disponibilidad de nutrientes de origen marino disminuiría entre un cuatro por ciento y un siete por ciento por cada grado de calentamiento. Para los países pobres tropicales, como Nigeria, Sierra Leona e Islas Salomón, la disminución proyectada es el doble o el triple.
Fuente: La Vanguardia (España)