Cualquiera que observe a groso modo un mapa del mundo coloreado según los países que han legalizado el aborto y los que no, podrá notar una importante diferencia entre el hemisferio norte y el sur, entre Europa, la mayoría de Asia y América del Norte, de un lado, y Sudamérica y África, del otro.

En efecto, Estados Unidos y Canadá permiten en América el aborto libre y legal, así como la mayoría de la Unión Europea, con la excepción del Reino Unido, Polonia y Finlandia (que lo permiten en determinadas situaciones). Lo mismo ocurre en gigantes asiáticos Rusia y China, así como en Australia y Sudáfrica.

En contraste, con excepción de Uruguay y ahora de Argentina, la mayoría de naciones sudamericanas imponen restricciones a este derecho básico las mujeres y personas gestantes; en África, con la excepción antedicha, la situación es igual: en sentido, América del Sur se asemeja al continente africano.

En tanto, los países donde está totalmente prohibido, como pretendían los "celestes" argentinos, son escasos: los americanos Nicaragua, Honduras, Dominicana y Surinam; los asiáticos Iraq y Filipinas, y los africanos Egipto, Mauritania, Senegal, Gabón, Congo y Madagascar.