En México el fracking solo se detiene por palabra del presidente. Desde el inicio de su sexenio, Andrés Manuel López Obrador incluyó como el número 75 de sus 100 compromisos de gobierno la prohibición de esta técnica de extracción de hidrocarburos. Una demanda que ha sido impulsada por especialistas y organizaciones civiles debido a los impactos que ha causado en el medio ambiente y la salud.
Sin embargo, a meses de las elecciones para el cambio presidencial, hay ocho iniciativas para la prohibición, propuestas desde distintas bancadas, que no se han dictaminado, según el seguimiento legislativo que realiza la Alianza Mexicana contra el Fracking, formada por más de 40 colectivos en el país que llevan a cabo una serie de acciones para detener esta práctica de fractura hidráulica.
Mientras la revisión se aplaza, la palabra del presidente es lo único que mantiene limitada la actividad en pozos no convencionales. La falta de un sustento legal ha permitido que instituciones como Petróleos Mexicanos (Pemex), la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) y la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (Asea) no frenen la práctica desde sus distintas facultades, lo que ha repercutido en que durante todo este sexenio se otorgue y ejerza un presupuesto para la fractura hidráulica o fracking.
Aun así, en su quinto informe de gobierno, ofrecido desde Campeche el pasado septiembre, el presidente Obrador mencionó como uno de sus logros que ya no se practique el fracking. Una afirmación que fue puesta en duda debido a que, si bien se han cancelado licitaciones, se siguen operando los pozos existentes en estados como Tamaulipas, Veracruz y Puebla, al este del país, donde los efectos ya son visibles.
Pozos en la sierra
En el ejido de El Tablón lo primero en alertarlos fue un aroma penetrante. Al ser una región donde hay pozos para la extracción de hidrocarburos, sus casi 300 habitantes viven con los constantes olores a gasolina y gas, pero éste era diferente y provenía de un pozo al que llaman Pankiwi destinado para fracking.
“Ese pozo (Pankiwi) se estableció en un terreno que no es de El Tablón, sino que pertenece a la comunidad de Ameluca, que queda a menos de un kilómetro. (La exploración) empezó en el 2018, pero uno pensaba que era un pozo más dentro de los múltiples que hay cercanos“, señaló en entrevista Guadalupe Pérez, habitante del ejido.
El Tablón es la última comunidad del municipio de Pantepec, hacia los límites con el municipio de Venustiano Carranza y Francisco Z. Mena, en la Sierra Noroccidental de Puebla. Se trata de una región rural donde prevalecen pueblos originarios y se habla lenguas como totonaco, tepehua y otomí. También hay territorios de granaderos a los que se les conoce como “pequeña propiedad”, y es en la mayoría de estos que se instalan los pozos petroleros o pasan los ductos de la infraestructura.
En Pantepec, la extracción comenzó en la década de los 70, cuando Pemex estableció un pozo petrolero en el ejido de El Tablón. Y el fracking, también llamado fracturación hidráulica o hidrofracturación, se popularizó en los 90.
El fracking es una técnica para la obtención de gas o petróleo del subsuelo mediante la ruptura de cuerpos de roca a los que se les inyecta agua a alta presión, entre otros químicos.
En países como México, Argentina y Estados Unidos se ha podido documentar que para la fracturación de un solo pozo se requieren entre 9000 y 29 000 metros cúbicos de agua que equivalen a entre dos y siete albercas olímpicas. Lo anterior ha generado los principales cuestionamientos: el uso y contaminación del agua.
En la explotación convencional de combustibles fósiles, la perforación del pozo es vertical. Sin embargo, ante el agotamiento de los yacimientos tradicionales, lo que se busca con el fracking es fracturar la roca madre en donde la poca permeabilidad permite que se hayan acumulado algunos residuos de petróleo y gas. Son estos pozos no convencionales en los que el presidente López Obrador enfocó su discurso a favor de la prohibición.
Pérez, que ha presenciado años de perforaciones en la Sierra de Puebla, hace una pausa para repasar cuántos pozos siguen activos sólo en la región de El Tablón. Concluye que son cinco, entre ellos Pankiwi para el fracking que, a su vez, forma parte del proyecto “Aceite Terciario del Golfo”, con antecedentes oficiales desde 2006.
En un documental realizado por la Alianza Mexicana contra el Fracking, junto con la organización Earthworks, se demostró que existen 1.337 pozos que se explotaron desde hace más de una década en estados como Puebla y Veracruz donde han operado estos proyectos. Muchos se encuentran abandonados o no sellados. Del total, se estima que 233 son de fracking. Respecto al pozo Pankiwi se demuestra que en 2019 se fracturó hasta 15 veces.
En dicho documental se evidencia que la práctica permite la liberación de metano y otros gases tóxicos volátiles como benceno, tolueno, etano y propano, que tienen impactos en la salud y destruyen la capa de ozono.
Asimismo, la liberación de gases por fracking ha sido indagada en otros estudios como el Compendio de hallazgos científicos, médicos y de los medios que demuestran los riesgos y daños del fracking, elaborado por el Concerned Health Professionals of New York, en el que se vincula a la contaminación del aire con enfermedades respiratorias como tos, asma, irritación, entre otras como muertes prematuras y riesgo de cáncer.
Estos padecimientos se han hecho comunes entre los habitantes de comunidades como El Tablón y ha llevado a que las autoridades comunitarias y ejidales, así como sus habitantes, inicien una serie de demandas legales y públicas en los últimos años para atender las afectaciones, exista o no una prohibición del fracking.
Dinero para fracturar
La Sierra Norte de Puebla no es el único sitio en México donde la palabra presidencial no ha detenido el fracking. Otro de los casos más conocidos es la cuenca de Tampico – Misantla, entre Tamaulipas y Veracruz, con una extensión de más de 57 000 kilómetros cuadrados y una planificación para 10 470 pozos, en los que el presidente López Obrador pidió la cancelación de licitaciones al inicio de su gobierno en 2018.
En 2019, la Alianza Mexicana denunció que, bajo el argumento de una nueva estrategia exploratoria de yacimientos no convencionales, la estatal Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) autorizó a Pemex la exploración de pozos mediante fracking para la cuenca Tampico – Misantla.
La respuesta del presidente López Obrador fue sostener que este proyecto no se había autorizado y que Pemex ya había recibido las indicaciones correspondientes.
Pero de acuerdo con un informe oficial de la CNH, en 2019 Pemex perforó cuatro pozos exploratorios “con objetivos no convencionales”, de los cuales dos resultaron productores de aceite y gas en la Formación Pimienta y uno resultó productor de aceite y gas en la Formación Santiago en Tampico – Misantla.
“Si no haces un cambio legal, los organismos obligados en el país que tienen que ver con la materia no tienen ningún instrumento para no permitirlo. Si Pemex mete un plan de trabajo que involucra el uso de fracking, la Comisión Nacional de Hidrocarburos no tiene elementos para negar ese plan de trabajo porque no hay un sustento legal que diga que esto ya no se vale”, explica Claudia Campero, geógrafa e integrante de la Alianza Mexicana contra el Fracking.
Fuente: Agencia IPS