
La Semana Mundial de Sensibilización sobre la Sal arrancó a partir de una campaña que se llevó a cabo en 2020 patrocinada por la organización World Action on Salt and Health, la cual a través de su lema «Hide and Seek» quiso conseguir que las personas tuvieran mayor conciencia del consumo de sal, que de manera escondida y disfrazada nos vende la industria cada vez que adquirimos sus productos, constató AIM.
La Semana Mundial de Sensibilización sobre la Sal en el año 2025, tiene como objetivo fomentar la implementación de intervenciones basadas en evidencia para reducir el consumo de sal en la población para proteger la salud cardiovascular.
En muchos países, tres cuartas partes del sodio en la alimentación provienen de alimentos ultraprocesados y procesados, como pan, salsas y aderezos, galletas saladas y galletas dulces, comidas listas para comer, carnes procesadas y quesos.
¿Por qué es importante actuar y reducir la sal que se consume en el día?
Es reconocido que la sal en exceso pone en riesgo la salud y en especial al corazón, es uno de los 3 principales factores de riesgo dietético para la salud.
El exceso de sal se asocia directamente con la hipertensión que es la primera causa de accidente cerebrovascular e infarto.
¿Qué podemos hacer en el día a día?
Con una alimentación saludable y siguiendo la recomendación de no consumir más de 5 gr. al día, (de todas las fuentes), y el tratamiento médico (si tenemos indicado), es posible prevenir o retrasar la aparición o el agravamiento de estas enfermedades cardiovasculares.
La reducción del consumo de sal es muy eficaz para prevenir la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares.
Detalle:
1. Reformulación de productos alimenticios para que contengan menos sal/sodio y establecimiento de niveles máximos para la cantidad de sal/sodio en alimentos y comidas de forma obligatoria.
2. Establecer un entorno de apoyo en instituciones públicas, como hospitales, escuelas, lugares de trabajo y residencias de ancianos, para permitir la provisión de opciones bajas en sodio.
3. Campañas de comunicación y medios de comunicación para el cambio de comportamiento y sensibilización sobre la reducción del consumo de sal.
4. Implementación de estándares para etiquetado nutricional de advertencia en el frente de los envases y restricciones de promoción y publicidad.
5. Vigilancia: medir la ingesta de sal/sodio en la población; contenido de sal/sodio en los alimentos; Fuentes dietéticas de sal/sodio.
La propuesta es agregar menos sal y dar sabores con limón, pimienta, cebolla, orégano, jengibre, ajo, hierbas frescas que transformarán al plato en una experiencia diferente.
Partamos de la base de que la ‘sal’ tiene su lugar en una dieta saludable
La sal es esencial, pero en realidad solo hace falta en pequeñas cantidades. Y la mayoría de nosotros la consumimos en exceso. El mayor problema es que es una sustancia casi omnipresente. Al emplearse como potenciador del sabor y hasta como conservante, está en casi todas partes.
El sodio que contiene la sal juega un papel importante en nuestro cuerpo. Es fundamental para distribuir el agua presente en nuestro cuerpo. También ayuda a regular la presión arterial, así como el flujo y el volumen sanguíneo y mucho más. Pero como todo en la vida, los excesos acaban por pasarnos factura.
La sal en exceso potencia los riesgos de padecer enfermedades cardiovasculares. A partir de los 40 años, casi el 50% de la población adulta tiene riesgo de sufrir hipertensión arterial. Esto sucede porque se produce un aumento del volumen de sangre que circula. Y ello dispara la presión arterial. Y este factor es el que en definitiva aumenta el riesgo de enfermedad cardíaca y de accidentes cerebrovasculares.
Sal visible e invisible
La llamada sal “visible”, es mayor parte de la sal que somos conscientes que consumimos. Pero lamentablemente no llega ni al 20% de la que realmente tomamos. Ahí entra en juego la sal “invisible”. Que está presente en nuestros alimentos procesados. Y representa entre el 80 y el 90% de nuestro consumo. Está en el pan, bollería dulce y salada, comida rápida, charcutería, Platos preparados, Aderezos, Condimentos comerciales, Snacks, etc.
Basta de sal
El consumo excesivo de sal proviene de dos elementos problemáticos. Nuestros hábitos de consumo (y el uso de sal y pimienta para realzar el sabor de nuestra cocina). Y nuestra elección de alimentos en los supermercados.
El gusto por la sal no es natural, sino un hábito adquirido. Pero también hay que reconocer que hay personas que simplemente no pueden resistirse a agregar sal a ciertos alimentos. Por eso es tan importante entender que reducir nuestro consumo nos reportará grandes beneficios en nuestra salud.
Hay innumerables condimentos ecológicos para sustituir la sal. Además, es fundamental no cocinar con sal, sino agregar la cantidad justa y necesaria a cada plato antes de tomarlo. Esa es una manera eficaz de saber cuánta sal ‘visible’ tomamos. Y elegir a conciencia, disminuir su consumo.
En cuanto a la ‘invisible’, el primer paso para prescindir de ella es revisar cada etiqueta de los alimentos que adquirimos. Y si tiene más de 1.5 g por cada 100 de producto, evitemos comprarla. Es crucial comprobar la sal que aporta todo lo que compremos. Y no olvidemos que hay exceso de sodio hasta en las aguas minerales.