El comercio de bienes relacionados con las energías solar y eólica debe crecer más rápido de lo que lo ha hecho en la última década para reducir la dependencia de los combustibles fósiles, planteó ONU Comercio y Desarrollo (Unctad) en un reporte este jueves 17.
El organismo (antes llamado Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) recordó que, aunque el uso de la energía solar ha aumentado 37 veces y el de la energía eólica seis veces desde 2010, solo representaban cinco por ciento del consumo energético mundial en 2022.
“La energía renovable tiene el potencial de desvincular nuestra prosperidad de las emisiones de CO2 (dióxido de carbono) que alimentan el calentamiento global. En esa lucha, cada fracción de grado cuenta”, expuso el documento.
Además, “puede llevar electricidad a más de 680 millones de personas que hoy no tienen acceso a ella, reduciendo así la pobreza que esto genera”.
Por ello considera fundamental reevaluar si los aranceles y otras medidas comerciales están apoyando o frenando la expansión de las tecnologías de energía solar y eólica a nivel global.
Los costos comerciales en estas cadenas de valor siguen siendo altos, lo que encarece estas tecnologías y limita las oportunidades de industrialización, según la Unctad.
En los países en desarrollo, los aranceles promedio sobre los bienes de energía verde van de 2,5 por ciento en Asia y Oceanía a 7,1 por ciento en África, a lo que se suman las medidas no arancelarias que elevan aún más los costos.
La mayoría de los países en desarrollo siguen atrapados en patrones comerciales tradicionales, exportando materias primas para las tecnologías solares y eólicas, mientras importan productos intermedios y finales, indicó el reporte.
La Unctad sostiene que la política comercial es clave para reducir barreras y ofrecer los incentivos necesarios que impulsen la expansión de las tecnologías de energía solar y eólica en todo el mundo.
“Una política comercial más adecuada podría ayudarnos a reducir esas fracciones de grado que tanto necesitamos”, indicó su documento.
Mediante el Acuerdo de París de 2015 la casi totalidad de las naciones del mundo se comprometieron a reducir las emisiones de CO2 de modo que la temperatura media del planeta hacia el año 2050 no aumente en más de 1,5 grados centígrados con respecto a los promedios de la era preindustrial (1850-1900).
La Unctad plantea que reducir los costos comerciales de los productos intermedios podría impulsar las industrias de energía verde, especialmente en África, donde los aranceles sobre estos productos pueden alcanzar hasta 8,1 por ciento, en comparación con 4, por ciento en Asia y Oceanía.
Las medidas fronterizas no arancelarias agregan costos adicionales de entre 0,4 y 0,7 por ciento.
Reducir los costos fronterizos podría fomentar el comercio intrarregional en África y América Latina, donde los productores regionales enfrentan costos fronterizos no arancelarios hasta cuatro veces mayores que los competidores de fuera de la región.
Según su análisis, reevaluar las medidas de defensa comercial para buscar soluciones consensuadas antes de imponer aranceles podría estimular el crecimiento de las cadenas de valor de energía renovable, particularmente en Asia, donde se ha observado un aumento en las medidas temporales de defensa comercial.
De ese modo, la Unctad propone reevaluar las políticas comerciales “para lograr un mejor equilibrio entre las preocupaciones fiscales, las necesidades de la transición energética y el acceso universal a la energía”.
En paralelo, fomentar el valor agregado, mediante el procesamiento de materias primas y la fabricación de tecnologías solares y eólicas, promoviendo la transformación estructural e integrando a los países en desarrollo en las cadenas de valor mundiales.
Y también aprovechar el comercio Sur-Sur y la integración regional para fortalecer la participación de los países en desarrollo en las cadenas de valor de energía renovable.
Asimismo, los países desarrollados deberían reevaluar sus políticas de comercio, inversión y ayuda a los países en desarrollo para los bienes de energía verde, con políticas coherentes con la ambición global de la transición energética, el acceso universal a la energía y el desarrollo sostenible.
Fuente: Agencia IPS