Aunque el número total de vaquitas marinas avistadas fue menor de lo habitual, se estima que podrían existir más no detectadas en el recuento de 2024, llevado a cabo por el Gobierno de México y la organización conservacionista Sea Shepherd.
Bajo las aguas del Alto Golfo de California en México habita un ser vivo que se encuentra en peligro crítico de extinción. La vaquita marina, endémica de esta región, es un cetáceo de la familia de las marsopas que lleva décadas en el punto de mira de las organizaciones conservacionistas. Ahora, el último recuento dice que su población se ha mantenido alrededor de los 10 ejemplares.
Las cifras, ofrecidas por el Gobierno de México en colaboración con Sea Shepherd, son desalentadoras teniendo en cuenta que en 1997 el registro era de 567, según indica la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (Uicn). Se trata, pues, del “mamífero marino más amenazado del planeta“, en palabras de Pritam Singh, presidente y director ejecutivo de Sea Shepherd.
Pero, aunque constituye el dato más bajo documentado hasta ahora, los expertos han insistido en que la población se mantiene relativamente estable con respecto al conteo anterior, que obtuvo un resultado de 10 a 13 ejemplares. Así, si bien se encuentra al borde de la extinción, la vaquita marina todavía guarda la esperanza de sobrevivir en un entorno azotado por la pesca ilegal, su principal amenaza.
Los resultados del recuento de 2024
La vaquita marina es el cetáceo más pequeño del mundo: mide entre 1,2 y 1,5 metros y pesa unos 55 kilogramos. A lo lejos puede parecer un delfín, pero su rostro presenta características muy peculiares: sus ojos están bordeados con oscuridad y su boca, como si estuviera constantemente sonriendo, está ligeramente curvada hacia arriba.
Al tratarse de una especie endémica, las entidades estatales realizan importantes esfuerzos para su protección. En este sentido, para aumentar las posibilidades de avistamiento, en el recuento de 2024 los equipos ampliaron el área de estudio incluyendo, además de la Zona de Tolerancia Cero (ZTC) -así es como se conoce al Refugio de la vaquita marina-, una nueva Zona de Extensión (ZE) y algunas zonas cercanas.
Para realizar el conteo se emplearon tanto métodos visuales como acústicos: la observación directa y los registros sonoros de vaquitas. Con esto, se estima con una probabilidad del 75 por ciento que el número total de individuos avistados fue entre 6 y 8 (un 25 por ciento de probabilidades de que fueran de nueve a 11) aunque podrían existir más no detectados en la expedición, que se llevó a cabo entre el entre el 5 y 26 de mayo de 2024.
Asimismo, los expertos destacan que entre los ejemplares habría una cría, aproximadamente de un año, y que la población parece gozar de buena salud, lo que podría indicar cierto éxito en las acciones de las autoridades para frenar las redes de enmalle en las que accidentalmente quedan atrapadas las vaquitas junto a otros mamíferos marinos.
Una zona amenazada por la pesca ilegal
En consonancia con lo expuesto en el comunicado del Gobierno de México, la ficha de la UICN muestra que la amenaza más seria e inmediata para la supervivencia de la vaquita marina es la abundancia de redes de enmalle, utilizadas originalmente para pescar de forma ilegal al pez totoaba –también en peligro de extinción–, en las que estos cetáceos quedan atascados, sin posibilidad de salir a la superficie a respirar.
En este sentido, en 1992 se creó el Comité Técnico para la Preservación de la Vaquita y la Totoaba, que, al reunir a organismos gubernamentales, centros de investigación y de educación superior, tiene como fin alinear objetivos para la protección de ambas especies. Y de esta entidad fue que surgió la iniciativa en 2021 de colocar en la ZTC, donde no estaba habiendo un control real de la pesca, bloques de hormigón con ganchos capaces de retener las redes que ponen en peligro a las vaquitas.
Al mirar las cifras con cierta perspectiva, los expertos celebran una estabilización en la población de esta especie tan amenazada, y es que dichas acciones podrían estar empezando a dar sus frutos: en el recuento anterior, se reportó más de un 90 por ciento de disminución en la presencia de redes de enmalle en la zona estudiada, lo que en su momento constituyó “probablemente el paso más significativo dado hasta la fecha para salvar a la especie”, anunciaron los expertos.
Ahora, si bien el informe de 2024 no revela datos sobre la presencia o ausencia de estas redes, los avistamientos, aunque escasos, son suficientes para mantener la esperanza. Sobre todo, teniendo en cuenta que, tal y como indica el documento, por otros factores como el cambio climático o la incidencia de fenómenos meteorológicos (El Niño, por ejemplo), las vaquitas podrían estar desplazándose en busca de comida a nuevas áreas todavía no exploradas.
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