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El persistente asesino de las orcas se llama PCB

Hasta mediados de los años 70, los bifenilos policlorados, conocidos como PCB por sus siglas en inglés, se utilizaron como aislantes para transformadores, interruptores, condensadores y termostatos, gracias a su gran estabilidad química y biológica y a sus características antiinflamables.

Las poblaciones donde las orcas de presas como focas y atunes están más amenazadas. (Foto: Audun Rikardsen)
Las poblaciones donde las orcas de presas como focas y atunes están más amenazadas. (Foto: Audun Rikardsen)

Sin embargo, debido a su alta toxicidad los policlorobifenilos se consideraron uno de los doce contaminantes más nocivos fabricados por el ser humano y se dejaron de producir en 1977 en EE.UU y en 1983 en Alemania. En 2004, a través del Convenio de Estocolmo, más de 90 países se comprometieron a eliminar las grandes existencias de PCB. Su uso está casi prohibido ya en todo el mundo.

A pesar de ello, en la actualidad, “los PCB siguen siendo una amenaza, aunque han sido prohibidos, porque son extremadamente persistentes”, indica a Sinc Jean-Pierre Desforges, del departamento de Biociencia de la Universidad de Aarhus (Dinamarca), y autor principal de un estudio publicado en Science.

El equipo internacional de investigadores se centró en el impacto de estos compuestos –que resisten a la descomposición en el medio ambiente– en las orcas (Orcinus orca), mamíferos marinos muy longevos y muy extendidos en todos los océanos del mundo. Estos cetáceos se encuentran en la cúspide de la cadena alimentaria y su dieta se compone principalmente de focas y peces grandes como atunes y tiburones.

Los científicos de cinco países diferentes revisaron toda la literatura existente y compararon todos los datos con sus resultados más recientes. Así obtuvieron los niveles de PCB en más de 350 orcas de todo el mundo, la mayor cantidad de estos cetáceos jamás estudiada. Además, con modelos de predicción a 100 años lograron predecir la trayectoria de las poblaciones estudiadas.

“Las orcas acumulan PCB a lo largo de su vida y los transmiten a sus crías durante la lactancia”, subraya Desforges, quien añade que las orcas no pueden eliminarlos fácilmente después de que se hayan acumulado en sus organismos.

Estas sustancias afectan en general al sistema endocrino de los animales, así como a su sistema inmunitario, a la reproducción, a la función cerebral, e incluso puede provocarles cáncer.

En el caso de las orcas, aunque es muy difícil saber qué impacto tienen los PCB en su metabolismo, los científicos obtuvieron valores de 1.300 mg/kg en el tejido graso de estos mamíferos. En otros animales con niveles bajos de 50 mg/kg ya hay signos de infertilidad y efectos en el sistema inmunitario.

Gracias a los estudios realizados en focas y otras ballenas dentadas, los investigadores sugieren que los PCB pueden provocar cáncer y tener efectos graves sobre la supresión inmunitaria y la reproducción de las orcas.

En su trabajo, los científicos identificaron varias poblaciones de orcas con niveles “extremadamente altos” de PCB en sus tejidos. “Las más vulnerables incluyen poblaciones cercanas a Brasil, en las zonas transitorias de la costa oeste de América del Norte, Islas Canarias, costa este de Groenlandia, Hawái, Japón, Estrecho de Gibraltar y el Reino Unido”, apunta Desforges.

Según su estudio, aunque estos mamíferos se enfrentan también a otras amenazas como la sobrepesca y la contaminación acústica, las concentraciones actuales de estos contaminantes podrían conducir a la desaparición de la mitad de las poblaciones mundiales de orcas de las áreas más contaminadas en un período de tan solo 30 o 50 años.

“En más de la mitad de la población estudiada, los PCB estaban en niveles que afectaban negativamente al crecimiento poblacional y en ocho de las 19 poblaciones vimos un alto riesgo de colapso poblacional”, revela a Sinc el autor principal. Solo las poblaciones que viven en las áreas menos contaminadas y que se alimentan de arenque y caballa poseen una gran cantidad de individuos.

Estos resultados demuestran que las poblaciones de orcas que viven cerca de las regiones industrializadas y que se alimentan de presas de mayor tamaño tienen un alto riesgo de fracaso reproductivo y colapso poblacional a largo plazo. “Si no podemos reducir la exposición a PCB en estas áreas, corremos el riesgo de perder algunas de estas poblaciones”, advierte el investigador.

Si los PCB fueran la única amenaza para estos animales causarían daños potenciales a la población. “Debemos comenzar a prestar más atención a este problema si queremos proteger a esta especie”, concluye Desforges.

Fuente: Sinc

 

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