Aunque las aves están habituadas a los visitantes, en un estudio hecho por investigadores del Conicet presentaron indicadores fisiológicos alterados respecto de aquellas que anidan en zonas no accesibles al público.
Agencia Cyta-Instituto Leloir/Dicyt La Reserva Natural de Punta Tombo, la mayor colonia de pingüinos de Magallanes del mundo, recibió durante septiembre de 2018 un 16 por ciento más de visitantes respecto al mismo mes en 2017, según el Ente Trelew Turístico, de Chubut. El repunte es alentador para la economía provincial, pero también pone en valor un estudio de científicos del Conicet publicado casi en simultáneo: los ejemplares más expuestos al turismo mostraron estrés crónico y deterioro de la salud.
“Es el primer estudio en que se emplearon herramientas ecofisiológicas para evaluar el impacto sobre la condición física y la salud de los pingüinos”, destacó a la Agencia CytaLeloir María Gabriela Palacios, investigadora del Centro para el Estudio de Sistemas Marinos (Cesimar) del Centro Científico Tecnológico Conicet-Centro Nacional Patagónico (CCT Conicet-Cenpat). Y agregó: “La preocupación por el impacto del turismo sobre la vida silvestre aumenta a escala mundial, ya que estos efectos se suman a los generados por otros cambios en el ambiente, como el aumento de la contaminación, la distribución de especies presa, el cambio climático global”.
En Punta Tombo, los científicos seleccionaron pingüinos adultos y polluelos, machos y hembras, y les hicieron análisis de sangre y pruebas inmunológicas. Compararon individuos de nidos cercanos a los senderos con otros de nidos en zonas no accesibles a los visitantes. Así diferenciaron el efecto del turismo, ya que otras variables ambientales, como el clima o la geografía, son casi uniformes dentro de la misma colonia en el mismo año –las muestras se tomaron en 2015– y momento del ciclo reproductivo. Además, contrastaron esos resultados con los de un estudio equivalente hecho en 2013 en la colonia de San Lorenzo, hacia el norte, que es más joven, está en crecimiento, lleva menos de dos décadas abierta al turismo y solo recibe, en comparación, la décima parte de las visitas anuales.
A partir de sus resultados, concluyeron que el turismo en Punta Tombo tiene consecuencias claras sobre la salud de los pingüinos más expuestos a los visitantes, aun cuando estas aves están habituadas a ellos: la colonia los recibe desde hace medio siglo, unos cien mil al año. Además de estar más estresados, estos pingüinos podrían volverse más vulnerables a las enfermedades. En cambio, los ejemplares de San Lorenzo no mostraron, al menos por ahora, efectos de la actividad turística.
La colonia de Punta Tombo, además, está declinando. “La disminución de la población de pingüinos, probablemente, está mucho más relacionada con efectos dependientes de la densidad [de ejemplares], por ejemplo, la competencia por alimento, y por el agotamiento del alimento cerca la colonia que con el turismo en sí mismo. Sin embargo, los efectos del turismo podrían sumarse a estos y otros efectos ambientales”, explicó Palacios, que integra el Grupo de Ecofisiología Aplicada al Manejo y Conservación de Fauna Silvestre (GEA).
Por eso, los autores del estudio esperan que sirva para seguir mejorando las prácticas turísticas, con el fin de minimizar el impacto sobre los animales y de lograr que la actividad sea sostenible. “Creemos que el ecoturismo es útil para despertar consciencia ecológica, pero debe estar implementado de manera responsable”, afirmó Palacios.
Según detalló, con el paso de los años, se ha mejorado el diseño de los senderos mediante el ensanchado y la elevación por tramos, y el manejo de los visitantes. Otras medidas que ella y sus colaboradores sugieren son reducir el tiempo de exposición, ya sea disminuyendo las horas de visita o la cantidad de personas, o mejorando la circulación para que no se amontonen; aumentar la distancia a los pingüinos; usar escondites o trincheras cubiertas; educar a los turistas para que no se acerquen demasiado a los animales –esto incluye la toma de selfies–; monitorizar las poblaciones silvestres, y fortalecer la colaboración entre científicos, autoridades y operadores del turismo.
“En este sentido, estamos planeando la presentación y discusión de estos resultados y de otros más recientes en una mesa de trabajo con autoridades provinciales, en el contexto del próximo ‘Workshop de fisiología ecológica y del comportamiento: respuestas de los organismos a los cambios ambientales y su rol para el manejo y la conservación’, que nuestro grupo está organizando en carácter de anfitrión, en agosto de 2019 en Puerto Madryn”, amplió Palacios.
Del estudio, publicado en la revista 'Conservation Physiology', participaron también Verónica D’Amico y Marcelo Bertellotti, investigadores del GEA en el Cesimar.
Dicyt.-