Cuando el imperio del narcotraficante Pablo Escobar se derrumbó, tras su muerte a manos de la Policía Nacional de Colombia en 1993, entre el enorme patrimonio que fue confiscado se encontraba su zoológico personal. La mayoría de los animales que albergaba, entre los que se encontraban rinocerontes, jirafas o cebras, fueron reubicados, salvo los hipopótamos. Casi tres décadas después los cuatro ejemplares de hipopótamos se han convertido en más de 80, según la última estimación, convirtiéndose en un problema para la flora y fauna autóctona de Colombia.
Un estudio recientemente publicado por la Universidad de California, en San Diego (EE.UU.), ha dado ahora la voz de alarma sobre el impacto que esta especie, considerada como el mayor animal invasor, está teniendo en los ecosistemas acuáticos del municipio de Puerto Triunfo, a cuatro horas al este de Medellín, en el norte del país latinoamericano.
“Esta especie única tiene un gran impacto en su ecosistema en su área de distribución nativa en África, y descubrimos que tiene un impacto similar cuando la importas a un continente completamente nuevo con un entorno y un elenco de especies completamente diferentes”, sostiene el Profesor de Ciencias Biológicas de la UC San Diego, Jonathan Shurin, quien añade que “está claro que este efecto podría incluir consecuencias negativas para la calidad del agua y los recursos hídricos al alimentar algas y bacterias dañinas”.
El estudio que llevó a cabo durante dos años el equipo investigador reveló que los hipopótamos cambian la calidad del agua al incorporar grandes cantidades de nutrientes y de material orgánico, principalmente a través de sus heces, de modo que sus grandes cantidades de deshechos están alterando la química y el oxígeno de los lagos.
Su crecimiento está generando muchas preguntas, como, por ejemplo, cuál será su interacción con los animales locales, como manatíes, caimanes o tortugas gigantes que habitan en los ríos cercanos, puesto que los hipopótamos, contrariamente a lo que se piensa, son muy rápidos y difíciles de atrapar, y son animales muy peligrosos.
La investigación alerta de la necesidad de manejar esta población de hipopótamos invasora por el peligro que supone la posibilidad de que su número pudiera llegar a miles durante las próximas décadas, ya que los científicos estiman que su población continuará creciendo dramáticamente.
Según Shurin, “si trazas el crecimiento de su población, mostramos que tiende a ir exponencialmente hacia el cielo”, por lo que alerta de que “este estudio sugiere que existe cierta urgencia para decidir qué hacer con ellos”. Aunque no tiene claro el modo de enfrentar este problema, el científico cree que ahora es el momento de hacerlo: “Es mucho más fácil de abordar cuando hay 80 hipopótamos en lugar de miles”.
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