El compromiso de los 193 Estados miembros de la ONU es cerrar para mediados de 2020 un texto jurídicamente vinculante que regule las aguas internacionales, que suponen más de dos tercios del total de los océanos.
Para los ecologistas, se trata de lograr un gran acuerdo que permita proteger la vida en la alta mar en un momento en el que las amenazas son mayores que nunca por la contaminación, el cambio climático y las nuevas tecnologías que abren la puerta a la minería en el fondo de los océanos y a una pesca más intensiva.
Su meta, aseguran, es aprobar para los mares una suerte de Acuerdo de París, el gran pacto para frenar el calentamiento global sellado en la capital francesa a finales de 2015.
Tras una primera ronda de negociación el pasado septiembre, los Gobiernos vuelven a sentarse desde este lunes en la sede de Naciones Unidas para empezar a concretar el contenido de este tratado para los océanos.
La reunión, que durará hasta el 5 de abril, es la segunda de cuatro citas -la próxima será en septiembre y la última en la primera mitad de 2020- en las que deberá cerrarse el acuerdo.
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