En medio de las olas de calor extremas que afectan al Hemisferio Norte y las temperaturas de verano que registró la Argentina esta semana, especialistas advirtieron que el cambio climático genera una "crisis de habitabilidad" y destacaron que deben tomarse medidas urgentes para evitar que más personas se conviertan en "refugiados climáticos", además de incorporar estrategias de arquitectura sustentable.
Entre ellas, mencionaron el diseño bioclimático y contemplar hábitats para la emergencia, como los "centros de enfriamiento" que ya funcionan en algunos países.
Frente a la tendencia global que indica que los eventos meteorológicos extremos como las olas de calor serán cada vez más frecuentes e intensas por la influencia del cambio climático provocado por actividades humanas, surgen alternativas para mantener las viviendas más frescas.
En dialogo con Télam, Adriana Miceli, arquitecta y especialista en gestión ambiental, aseguró que se puede lograr una "vivienda saludable y confortable con estrategias simples" como ventilar, instalar aleros y toldos para frenar el sol, colocar burletes en las ventanas que tapen la entrada de frío o calor, construir con paredes gruesas y utilizar el diseño bioclimático que tiene en cuenta la trayectoria solar sin implicar mayores costos.
"Es lo que se hacía antes de la Revolución Industrial, cuando comenzó una era de las maravillas de la tecnología que aplastó a las técnicas anteriores y negó a la naturaleza", dijo Miceli, directora del posgrado en Arquitectura Sustentable de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
En este sentido, la especialista señaló que "la arquitectura actual se maravilla de hacer hormigón y mucho vidrio sin tener en cuenta a la naturaleza".
En cambio, la arquitectura sustentable plantea traer a la actualidad "técnicas más antiguas" que se usaban en casas pequeñas, pero que ahora se pueden aplicar en edificios agregándole tecnología con criterios de eficiencia energética.
"Las paredes de hoy en la ciudad de Buenos Aires son más finitas y menos eficientes que las de los edificios de los años 80. Si bien antes tampoco eran súper eficientes, al calor o al frío le costaba más pasar porque eran más anchas", apuntó Miceli.
Por su parte, María Inés Carabajal, doctora en Antropología y especialista en cambio climático, aseguró a Télam que "las ciudades necesitan empezar a adaptarse a estos eventos que son más intensos y frecuentes que en el pasado".
Un estudio publicado en mayo en la revista científica Nature Sustainability advirtió que el calentamiento global expulsará a miles de millones de personas del "nicho climático humano", que refiere a las zonas del planeta que aún son habitables.
Según la investigación, cerca del nueve por ciento de la población mundial, 600 millones de personas, ya fueron expulsadas por el cambio climático y, para finales de siglo, las "políticas actuales que conducen a un calentamiento global de alrededor de los 2,7 grados" podrían dejar a un tercio del mundo, unas 2.000 millones de personas, fuera del nicho con temperaturas anuales promedio superiores a 29 grados.
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"El cambio climático es un proceso que ya está entre nosotros, no es que hay que pensarlo a futuro", advirtió Carabajal, y remarcó que los fenómenos extremos como olas de calor e inundaciones ponen "en peligro la salud de las personas y las formas de vida".
Según la investigadora del Conicet, esto expone una "crisis de habitabilidad que se ve no sólo a nivel social, sino también en los sistemas naturales" y conlleva problemáticas como la extinción masiva de especies.
"Está tomando más relevancia el concepto de antropoceno que se utiliza para explicar que los seres humanos nos hemos convertido en una de las fuerzas de transformación a escala geológica y planetaria como podrían ser las fuerzas de la naturaleza como la erupción de un volcán y su impacto", detalló la antropóloga miembro de la Subsecretaría de Políticas Ambientales de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.
Temperaturas extremas
Agosto comenzó con un "calor inusual" en varios países de América del Sur, como Argentina, Brasil, Chile y Uruguay, según reportó la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
El norte y centro de nuestro país alcanzó temperaturas de hasta 38 grados y la ciudad de Buenos Aires tuvo el martes pasado el comienzo de agosto más cálido de los últimos 117 años, con 30,1 grados, según el Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
En tanto, Europa, América del Norte y China experimentaron en julio temperaturas récord de más de 40 y 50 grados que hubieran sido "casi imposibles" sin la existencia del cambio climático, según el último estudio de atribución del clima de la red World Weather Attribution (WWA).
Por las temperaturas extremas, en EE.UU. y España se habilitaron "centros de enfriamiento" para que los grupos más vulnerables puedan refugiarse y evitar enfermedades o muertes relacionadas con el calor.
Durante julio, en Nueva York funcionaron más de 500 "centros de enfriamiento" con aire acondicionado calificados como "lugares seguros", que suelen ser edificios públicos como iglesias, centros de visitantes, bibliotecas o escuelas.
Sin embargo, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU., estos centros tienen limitaciones por problemas de accesibilidad, el estigma que los rodea y las dificultades que acompañan dejar el propio hogar.
Sobre esta estrategia, Miceli sostuvo que es algo "muy loco, impensado en otro momento" y dijo que "no es la solución al problema de esa persona, pero es un alivio como hábitat de emergencia".
Por su parte, Carabajal aseguró que "las olas de calor impactan a todas las personas, pero más a los niños, adultos y a las personas con mayores niveles de vulnerabilidad que viven en asentamientos urbanos".
Si bien desde el SMN informaron a Télam que todavía no se pueden realizar proyecciones sobre si las temperaturas infernales del hemisferio norte llegarán a la Argentina el próximo verano, las especialistas consultadas coincidieron que ante las tendencias globales es necesario prepararse para reducir los impactos de estos eventos extremos.
"Tenemos que hacer nuestros esfuerzos de transiciones sostenibles para pensar un futuro más habitable, pero a su vez, esa responsabilidad mayor debe recaer en los países que más contribuyeron a la crisis climática. Los países del sur global no tienen la misma responsabilidad que Europa y EE.UU.", apuntó Carabajal.
Fuente: Télam