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Empresa privada revela cómo usa el agua del río Atuel

El intento privatizador de la Laguna del Atuel no deja de deparar sorpresas, desagradables para La Pampa -como era de esperar-. La empresa propietaria de la estancia El Sosneado, donde se encuentra la laguna, admite que utiliza no solo las aguas de ríos y arroyos tributarios del Atuel en su propio beneficio, sino también las del río Diamante.
Habla de una «veintena de arroyos y ríos tributarios del Atuel y del Diamante» que cruzan su predio. Paradojas de la historia, la estancia fue fundada en 1901 por un pionero pampeano, Alfonso Capdevielle, que llegó allí luego de su agitada historia pampeana.
El comunicado de prensa que las empresas Sominar SA y Luncay SA emitieron el día 26 buscando convencer a los lectores de que el acuerdo firmado en 2018 con el gobierno mendocino para gestionar la Laguna del Atuel -donde nace el río que cruza esa provincia y termina en La Pampa- se ajustaba a derecho, abrió la puerta a conocer detalles sobre cómo se maneja el recurso interprovincial en esta parte de la provincia de Mendoza, a espaldas de La Pampa e ignorando de plano el carácter interprovincial del curso.
Los detalles surgen de la propia página web de la firma Sominar SA, alojada en la dirección www.sominar.com.ar. Allí se lee que «Sominar – Sociedad Minera Argentina Sociedad Anónima es una empresa argentina fundada el 28 de febrero de 1937» que hasta la década de los ’80 se dedicó a la explotación minera en las provincias de San Luis, Córdoba y Mendoza.
«Es una empresa de capitales argentinos que actualmente solo cuenta con propiedades en Mendoza», la principal de ellas «la estancia El Sosneado, donde realiza diversas actividades económicas».
Según un tríptico promocional que se puede descargar desde la página, en el año 1942 la firma Sominar «adquirió un campo de aproximadamente 330.000 hectáreas conocido como Estancia El Sosneado con el objeto de explotar la mina de azufre Volcán Overo, ubicada a 4.400 metros sobre el nivel del mar, en el cráter del volcán homónimo, en plena Cordillera de Los Andes».
La infraestructura creada para la extracción, transporte y procesamiento del mineral «marcaron un hito en la historia de la minería nacional», destacó la firma.
Veintena de arroyos.
Algunos detalles sobre cómo maneja el agua la empresa se encuentra en el apartado de Desarrollos & Proyectos de la página. Allí Sominar informa que «se encuentra analizando y desarrollando nuevos proyectos agrícola-ganaderos aprovechando el impresionante potencial y la riqueza natural que posee su extenso territorio, ubicado en plena Cordillera de Los Andes».
La estancia El Sosneado «tiene una extensión de 330.000 hectáreas, más de 16 veces la Capital Federal, en los departamentos San Carlos y San Rafael» y limita por el norte con el río Diamante, por el sur con el Atuel, al este se acerca a la ruta nacional 40 y al oeste termina en el límite internacional con Chile, detalló.
«Dentro de la estancia -se lee en la pestaña Agricultura- existen 500 hectáreas de potreros cercados, 280 destinadas al cultivo rotativo de papas para semilla certificada; ajos por exportación, zanahorias, alfalfa, y centeno, entre otros. Las hectáreas restantes son utilizadas para pastoreo de animales y para la forestación de bosques de álamos».
A renglón seguido surge un párrafo revelador: «la veintena de arroyos y ríos tributarios de los ríos Atuel y Diamante incrementan la disponibilidad de tierras para plantaciones pudiendo sembrarse, además, todo tipo de pasturas para mejorar la alimentación del ganado en los campos».
Aprovechando ese privilegio, la empresa informó que «se encuentra realizando pruebas de cultivos que pueden desarrollarse en la zona, como membrillos ciruelas, manzanas, peras, damascos, uvas y nueces, entre otros», mientras que «también incorporará hectáreas de alfalfa para la sustentabilidad del proyecto ganadero».
El tríptico ahonda en los detalles: «Actualmente, parte del campo se ha destinado principalmente al cultivo de alfalfa y maíz forrajero. También se realizan cultivos rotativos de papa semilla certificada, zanahorias y centeno». El resto de la provincia «está arrendada mediante contratos para su explotación ganadera, en su mayoría caprino, ovino, vacuno y equino».
Manejo interprovincial.
Esta información era, hasta ahora, poco conocida y raras veces había formado parte de la discusión sobre el manejo integrado del río Atuel -algún día corresponderá hacerlo sobre el Diamante- que mantienen desde hace décadas Mendoza y La Pampa.
De hecho, Mendoza siempre ha querido, y de hecho lo ha logrado, acotar la discusión por la gestión del río al tramo inferior, y por ello la comisión que ha albergado esos encuentros se denomina Comisión Interprovincial del Atuel Inferior. Nunca estuvo, hasta los últimos años, en debate la gestión del río en el curso superior y el tramo medio.
En el año 2017, cuando la Corte Suprema de Justicia pateó el tablero y dijo que el río debía manejarse con criterio «ecocéntrico» y espíritu federal, también dispuso que la gestión sea integral, desde un extremo al otro del curso.
Por ello está en marcha la creación de un comité de cuenca que ya no será del Atuel Inferior sino de todo el curso. Es el Cira, el Comité Interjurisdiccional del Río Atuel, un proyecto que aún está tomando carrera porque Mendoza resiste a ultranza cualquier posibilidad de ceder el manejo de todo el curso.
El verdugo del Atuel.
Ironías de la historia: la estancia El Sosneado que ahora aparece como verdugo de los intereses pampeanos sobre los ríos Atuel y Diamante, fue fundada en el año 1901 -ó 1910 según otras fuentes- por Alfonso Capdevielle, el pionero pampeano que fue intendente de Victorica y luego fundó la localidad de Telén. Capdevielle fue incluso el primero en proyectar la construcción de la represa El Nihuil, para la cual había adquirido equipos en Alemania que nunca llegaron al país por el inicio de la Primera Guerra Mundial.
Un artículo publicado por un portal de minería denominado «MiningPress», dice que las tierras donde está la estancia «fue conocida por Alfonso Capdevielle, un visionario francés, a principios del siglo XX durante los traslados de hacienda hacia Chile». El fundador de Telén «quedó impactado por la excelencia de las pasturas, la calidad de sus aguas, su ubicación estratégica y las riquezas mineras» de la zona.
«Hasta ahí llegó Alfonso Capdevielle, un francés soñador. Era el 2 de agosto de 1910, cuando decidió comprar más de 340.000 hectáreas», detalla el portal.
Una vez radicado en El Sosneado, Capdevielle «le dio vida a proyectos innovadores y trajo al paraje adelantos tecnológicos como luz, telégrafo, esquiladoras y elementos para el bienestar de pobladores locales».
Capdevielle murió en su estancia el 26 de enero de 1920 y su deceso «dejó inconcluso uno de sus más grandes proyectos: la construcción de la presa El Nihuil». Con ese objeto «ya había comprometido capitales privados y las maquinarias no pudieron ser trasladadas debido al estallido de la Primera Guerra Mundial».
Fuente: La Arena

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