Las inundaciones en África occidental, las peores de los últimos 10 años, han causado centenares de muertos y forzado el desplazamiento de millones de personas, indicó este viernes 28 un reporte de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
Esa situación “está incrementando los riesgos de enfermedades, como el cólera y la malnutrición, más los riesgos de protección, ya que esta zona también se ve afectada por conflictos y grupos armados que incrementan el sufrimiento de las poblaciones”, declaró la portavoz de Acnur, Olga Sarrado.
Solo en Nigeria la gubernamental Agencia Nacional de Emergencias reportó al menos 600 muertos entre agosto y octubre, y más de 1,3 millones de desplazados, entre unos tres millones de personas afectadas por lluvias excepcionales que destruyeron 82 000 viviendas y casi 400 000 hectáreas de cultivos.
Acnur, con sede en esta ciudad suiza, dijo que, en Nigeria, uno de los seis países con mayor riesgo de que poblaciones caigan en situación de hambre catastrófica, la agencia se esfuerza por llegar con materiales de auxilio a comunidades y centros de desplazados y refugiados muy afectados en el noreste del país.
Además de Nigeria, el país más poblado de África, con 2123 millones de habitantes, las lluvias e inundaciones también han castigado severamente a poblaciones de países vecinos, Burkina Faso, Chad, Camerún, Malí y Níger.
El gobierno del Chad -17 millones de habitantes- declaró el estado de emergencia después de que las inundaciones afectaron a más de un millón de personas.
Las fuertes lluvias en el sur del país (frontera con Nigeria y Camerún) provocaron el desbordamiento de los ríos Chari y Logone, inundando los campos, matando al ganado y obligando a más de 90 000 personas a abandonar sus hogares y buscar refugio en Yamena, la capital.
En Camerún más de 63 000 personas se vieron afectadas por las inundaciones de dos ríos en los distritos del norte del país.
En la zona central del Sahel –la franja semiárida que va desde el Atlántico al mar Rojo y separa el desierto del Sahara de los bosques en el centro del continente- las lluvias e inundaciones por encima de la media han matado a cientos de personas, desplazado a miles y diezmado más de un millón de hectáreas de cultivo.
En esa franja unos 380 000 desplazados internos viven en las zonas de Burkina Faso afectadas por las inundaciones, mientras que, en Níger, de unos 32 000 afectados al menos 13 000 han debido desplazarse. Las víctimas en Malí pasan de 41 000.
Los desplazamientos aumentan la vulnerabilidad de las comunidades, sobre todo rurales, ante los grupos armados que actúan en esos países afectados por las inundaciones, incluidas milicias que se reivindican como islamistas, contienden con las fuerzas estatales y practican exacciones sobre la población civil.
En el otro extremo del continente, África oriental, se registra una situación de contraste en relación con el clima.
En Sudán del Sur dos tercios del país experimentan inundaciones, afectando al menos a 900 000 personas, a medida que las aguas se han llevado casas, ganados y cultivos, obligando a más de 400 000 personas a desplazarse y empeorando una emergencia alimentaria que ya era grave.
Se han sumergido pozos y letrinas, contaminando fuentes de agua y poniendo en riesgo brotes de enfermedades.
Mientras, en el oriental Cuerno de África (Etiopía, Somalia) y en su vecina Kenia, se vive la peor sequía en 40 años, y 36 millones de personas se ven afectadas por situaciones de inseguridad alimentaria, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas.
La sequía perjudica a 24 millones de habitantes en Etiopía, 7,8 millones en Somalia y 4,2 millones en Kenia.
Ante ese panorama, Sarrado destacó que “el vínculo entre las crisis climáticas y los desplazamientos es claro y creciente”.
“La crisis climática está ocurriendo ahora, destruyendo los medios de subsistencia, interrumpiendo la seguridad alimentaria, exacerbando los conflictos por los escasos recursos, y provocando desplazamientos”, afirmó Sarrado.
Fuente: Agencia IPS