
La Policía reprime a jubilados y manifestantes con balas de goma, camiones hidrantes y gases.
Cerca de las 16, los manifestantes llegaron al Congreso y se encontraron con un fuerte operativo de seguridad. Gendarmería avanzó por calles laterales y, tras algunos enfrentamientos, la Policía reprimió con balas de goma, camiones hidrantes y gases lacrimógenos. En medio de la tensión, se denunciaron agresiones a manifestantes, incluyendo a una jubilada que fue golpeada y trasladada en ambulancia. La represión se extendió más allá de la plaza, con corridas y detenciones, mientras algunos hinchas intentaban frenar a infiltrados que arrojaban piedras.
Distintos sectores políticos y sindicales repudiaron la violencia policial. Desde la izquierda, el diputado Nicolás del Caño presentó un habeas corpus preventivo para garantizar el derecho a la protesta y denunció las amenazas del Gobierno contra los hinchas que se sumaron a la movilización. Por su parte, el Sindicato Único de Trabajadores del Neumático (SUTNA) exigió a la CGT que convoque a un paro general en respuesta a la represión, aumentando la presión sobre el Gobierno.
A pesar de los intentos de desmovilización, la protesta reflejó un amplio respaldo de diversos sectores contra el ajuste de Javier Milei. La presencia de hinchadas organizadas marcó un nuevo capítulo en la resistencia social, evidenciando que el descontento no se limita a los jubilados. Con la situación aún tensa en el Congreso y el despliegue de fuerzas de seguridad en la zona, se teme que los enfrentamientos continúen en las próximas horas.