La profesora de filosofía Valeria Canoni, afirmó a AIM que “desde la filosofía se lucha estudiando, creando espacios donde se pueda dialogar, haciendo alianzas con colegas que tengan más inserción en los ámbitos de la comunicación, de la academia, de la educación”, e indicó que “la filosofía es una buena herramienta, una sólida base, pero no alcanza para romper las estructuras”.
Desde la filosofía “se lucha estudiando, creando espacios donde se pueda dialogar, haciendo alianzas con colegas que tengan más inserción en los ámbitos de la comunicación, de la academia, de la educación. Creo que la filosofía es una buena herramienta, una sólida base, pero no alcanza para romper las estructuras”, dijo la profesora a esta Agencia.
En ese sentido, indicó que por su experiencia “la disputa por el sentido o los sentidos es mancomunada con otras áreas, con otros profesionales y militantes. Creo que es urgente comprender que, si seguimos con los viejos vicios de considerarnos la fuente de la sabiduría, vamos hacia el fin de la enseñanza de la filosofía”. La filosofía “debe adaptarse a la multidisciplina sin perder su fundamento, no diluirse, pero sí permitirse dialogar con otras disciplinas, con otros estudios, salir de la mirada elitista con la que inició”, remarcó y señaló: “A mi modo de ver, los compartimentos estancos de las universidades en las que estamos todo el tiempo midiendo hasta donde es filosofía, ciencia política o sociología, y cuántos milímetros del campo de estudio pertenecen a cada uno, ya caducaron”.
Los feminismos “me permitieron entender la filosofía de un modo multidisciplinar, sabiendo que si lo político está errado en el diagnóstico y la filosofía ha dado los cimientos de lo político, entonces es un fracaso compartido”, contó, y añadió: “Por eso creo que hay que instar a la construcción de equipos donde las formaciones no sean tan jerárquicas, ni tengan esas prácticas de ghettos que son deleznables”.
Las mujeres y la filosofía
“Tenemos noticias, por investigaciones históricas, que las mujeres están presentes en la filosofía desde el principio de la disciplina, Hipatía fue una filósofa y matemática neoplatónica (siglo V de nuestra era), seguidora del pensamiento de Plotino, uno de los sincretistas de las enseñanzas de Platón y Aristóteles pero que agrega elementos nuevos como la anábasis y la catábasis, que son fruto de lo que hoy llamaríamos meditación, y aparecen los elementos cristianos en esta elevación hacia el Uno que no implica una total fusión pues Plotino no era totalmente religioso, más bien era un filósofo herético que podía sintetizar elementos de la filosofía griega con el pensamiento de Oriente”, repasó la docente.
El problema, “no era la capacidad de las mujeres de la antigüedad o de los tiempos siguientes, sino la mirada que tenían las distintas sociedades sobre ellas. Gracias a la película Ágora sabemos que Hipatía fue asesinada por sus creencias, por la lucha política entre el cristianismo y el paganismo”, apuntó.
“Hace un tiempo realizo rastreos bibliográficos en los que busco las huellas de las mujeres en la historia y la filosofía; afortunadamente aparecen con más frecuencia investigaciones que reivindican el papel de las mujeres en las distintas etapas de la historia mundial y local, creo que si en la academia se continua impartiendo solo historiografía y filosofía hegemónica y patriarcal, no tiene que ver con el correlato de las investigaciones sino con el interés por conservar los espacios de poder”, dijo.
En ese marco, indicó que cree “que muchos de los supuestos que se siguen enseñando sobre la educación basada en los roles de los géneros, circunscribiéndonos simplemente al binarismo masculino-femenino, están relacionados con los dogmas religiosos y un temor a aquello que los filósofos denominaban misterio. Durante toda la edad media hubo muchísimos filósofos que hablaban de las mujeres en calidad de minoría, escribían sobre las características corporales, sentimentales, emocionales. Eran grandes expertos en silenciar las voces femeninas, de hecho, tenemos registros de escritoras que debieron utilizar seudónimos masculinos para que se publicaran sus obras. Esas connotaciones, esas atribuciones que se realizaban a las mujeres desde el prejuicio, pero también desde el espacio que ocupaban los varones en la intelectualidad y al que no permitían que ingresen otras voces, otras presencias, hicieron muy complicado que las mujeres ocuparan lugares de poder, incluso que pudieran ser más que un adorno en las vidas de sus cónyuges, padres o hermanos”.
“Recién aparecen con más firmeza los textos de las mujeres a partir de las periodistas y escritoras de la época de la revolución francesa y la norteamericana, existen tres escritos entre fines del siglo XVIII y mediados del XIX que dan cuenta de esta sintonía en la búsqueda de salir de la invisibilidad, La declaración de los derechos de la Mujer y la Ciudadana, Vindicación de los derechos de la mujer y la Declaración de Sentimientos de Seneca Falls, Olimpia de Gouges, Mary Wollstonecraft redactoras de los primeros dos textos y el último fruto de la lucha contra el esclavismo y el sexismo en Estados Unidos. Las mujeres norteamericanas habían contribuido fuertemente a la concientización y la búsqueda de emancipación de los esclavos pero una vez que eran liberados, también sufrían los embates de la violencia en sus propios hogares”, apuntó.
A partir de esas gestas “van surgiendo voces de las feministas negras en Estados Unidos y de las feministas europeas que discuten, ya en el siglo XX, cuál es el papel de las mujeres en la historia, en la filosofía y en la política”.
Las sufragistas “luchan a un lado y otro del océano, recordemos que muy entrado el siglo XX recién se consigue el voto femenino, pero antes hubo muchas mujeres organizadas como Virginia Bolten, como Alicia Moreau, Flora Tristán, la misma Frida Kahlo, que rompían estructuras en sus respectivas áreas: el arte, la política, la medicina, la organización de las trabajadoras”, explicó Canoni.
Al respecto, aseveró que las mujeres “siempre han estado presentes en las luchas y en la historia, muchas veces contadas y adjetivadas por otros y en acontecimientos que no han sido silenciados, han podido alzar su propia voz. Su rol pasó de ser acompañante a ser protagonista de las luchas. Hay una historiadora que me gusta mucho, por su recorrido en distintas áreas que se llama Michelle Perrot, ella da un pantallazo muy interesante de cómo se construye la historia desde la academia en Mi historia de las mujeres, recopilación de un programa de radio donde la catedrática tuvo una columna de 25 emisiones titulada Historia de las Mujeres en France Culture (entre febrero y abril de 2005). No solo hace falta estudiar sino divulgar los conocimientos, creo que esa es una de las tareas principales que tenemos las mujeres en la filosofía, desde siempre. Sin negar el conocimiento de los clásicos, poner en la misma sintonía el conocimiento que nosotras producimos”.
Los feminismos
Por otro lado, indicó que al hablar sobre el movimiento de mujeres prefiere “hablar de los feminismos, porque entiendo que cada torsión de la situacionalidad de las intersecciones hace que no podamos hablar hoy de ejes generales para los distintos feminismos. En este momento, pero ya hace varias décadas, los feminismos fueron encontrando su propio recorrido saliendo de la hegemonía del feminismo europeo, las reivindicaciones por el sufragio, por los derechos patrimoniales, por la tenencia o el cuidado de les hijes si bien son importantes y estamos orgullosas de haberlas conseguido, pero implicaban una lucha de una clase, la clase que accede a los bienes patrimoniales, generalmente blanca y con estudios universitarios. De a poco emergieron en el contexto de reconocer las distintas discriminaciones, las interseccionalidades, el feminismo decolonial, el poscolonial, comprendiendo que no es lo mismo portar un color que nos hace sospechosas que no portarlo, o contar con un cuerpo estereotipado que ser una mujer gorda, entonces hay nuevas batallas. Las batallas por la identidad tanto sexo afectiva, como las barreras culturales y económicas que tenemos que atravesar para acceder a un buen vivir y no a una mera supervivencia. En materia de diversidad y transfeminismos también se ha avanzado mucho en lo legal pero aún mantenemos las deudas económicas con nuestras hermanas. Recientemente se aprobó el cupo laboral travesti trans, pero sabemos que la siguiente etapa es que sea aplicado, ya tenemos la experiencia de que, si no continuamos en las calles, las leyes son maravillosas pero el Estado y la comunidad civil evita aplicarlas en la medida de que no haya una exigencia o una sanción económica a quienes las soslayen. La Educación Sexual Integralestá aprobada desde 2006 pero quince años después y con muchas capacitaciones en el haber, sigue siendo aplicada a medias en las escuelas públicas y evadida por las escuelas privadas”.
Las mujeres en la esfera pública “tenemos un rol fundamental y es no revictimizar, poner en el tapete las distintas violencias, que se respete la identidad de cada una y cada une, que, si estamos en un ámbito estatal o privado, no seamos cómplices de los actos discriminatorios en los laburos, en los sindicatos, en las universidades. Y poner la perspectiva feminista en cada decisión, sin que nos amilanen los costos. Porque también sabemos que llegar a un lugar de poder es un privilegio, entonces si reproducimos lo peor del patriarcado en ese espacio, no solo habla mal de la que le toca asumir ese rol sino de todas las que la pusimos en ese cargo. Recuerdo un profesor de la secundaria que me decía que las mujeres contestábamos por todas cuando había una injusticia, y no lo decía valorándolo sino, todo lo contrario, como dejando su punto de vista de que esa postura de manada era despectiva. En mi caso creo que es justo al revés, si una mujer se destaca, en realidad nos convalida a todas las demás y pone alta la vara para las niñas que la miren y hasta la imitan. Por eso si falla, es tan contundente, tan frustrante, porque no solo la sociedad en general espera mucho de nosotras en el poder, sino que cada una de nosotras necesita el aliciente de que se puede ejercer ese rol público sin dejar tiradas las banderas que la pusieron allí”, remarcó.