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Política
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Carta al presidente

Fernández, cuestionado por epidemiólogos.
Fernández, cuestionado por epidemiólogos.

Roxana Bruno es una inmunóloga puntana que después de obtener el título de licenciada en biología en la universidad de San Luis hizo residencia en el hospital central de Mendoza, se doctoró en inmunología en la universidad de Barcelona, España, y tiene posgrados en el instituto Max Planck, de Alemania. Es una de la firmantes de una carta al presidente argentino, Alberto Fernández, en que con otros científicos exponen críticas severas al modo de enfrentar la pandemia de Covid 19 que asumió y mantiene el gobierno nacional. En esa carta, que aún no tuvo respuesta, un grupo de 40 científicos argentinos formularon 16 preguntas.

1. Por qué se instrumentó una cuarentena para individuos sanos cuando no hay registro de tal restricción en la historia de la humanidad?

2. ¿Qué criterios científicos y particularmente epidemiológicos se aplicaron para extender la cuarentena total a cinco provincias sin casos y a otras seis con uno o dos casos?

3. ¿Cuál fue el argumento para que la cuarentena y las restricciones comenzaran en el mismo momento para toda la población en las veinticuatro jurisdicciones del país, si hay circunstancias incomparables para cada lugar, zona, región, población y actividad?

4. ¿Cuál fue el argumento científico para que la cuarentena se estableciera el 19 de marzo con perentorio cumplimiento desde el día siguiente, cuando en todo el país se habían detectado únicamente 128 individuos afectados con escasamente 3 defunciones atribuibles provisoriamente al SARS CoV 2?

5. ¿Por qué no se tomaron oportunamente providencias de inspección de las fronteras y se aprovecharon las dos o tres semanas del fin del verano con muy baja contagiosidad, a fin de que la población y las instituciones, - particularmente las de salud – asumieran disposiciones cruciales para su preservación, preparación mejor actuación ante la decisión gubernamental de un aislamiento que fue significativamente restrictivo?

6. ¿Por qué no se le reconoció un valor a la inmunidad innata que protege asiduamente de todas las enfermedades transmisibles incluyendo cepas de coronavirus familiares del SARS CoV 2?
7. ¿Por qué no se tuvo debidamente en cuenta la inmunidad natural celular que preserva la salud sin requerir todavía la producción de anticuerpos propia de la inmunidad humoral?

8. ¿Por qué no se le dio suficiente importancia a la producción natural de anticuerpos por vía del contagio en población no vulnerable, privilegiando la inmunidad adquirida mediante vacunas?

9. ¿Por qué se desalentó a la población en prácticas que probadamente optimizan las defensas del individuo y de la comunidad, como la actividad física, permanencia al aire libre, los paseos saludables recreativos, etc., pudiéndose llevar a término todas ellas con adecuado distanciamiento social?

10. Si la experiencia proveniente de los países avanzados demostraba la baja susceptibilidad de la población menor de 65 años sin patologías pre-existentes o factores de riesgo, ¿por qué se impidió a este grupo poblacional su libre circulación y trabajo, con las debidas normas de responsabilidad social comunitaria y el respeto a los hábitos de higiene y circulación recomendados?

11. ¿Evalúa el Gobierno Nacional la menor validez de la cuarentena estricta cuando en tasas de muertes por millón de habitantes ocupa a la fecha el lugar 13 entre 33 países de América Latina y el lugar 75 entre 215 Estados del Mundo, donde el primer lugar en ambos casos corresponde a países con la mayor tasa?

12. ¿Por qué se dejó de realizar la vigilancia tradicional de virosis respiratorias en personas con síntomas reemplazándola por testeos masivos incluyendo personas sin síntomas, incrementando así los casos confirmados con los resultados positivos de personas sin COVID 19?

13. ¿Se ha reparado en su entera dimensión los eventos adversos o indeseables de la política pública y particularmente de la cuarentena adoptada frente a la virosis pandémica, estableciendo un registro fehaciente de todos y cada uno de ellos?

14. ¿Se podría pensar en la existencia de presiones y conflictos de intereses por los cuales el aislamiento beneficia a la vacunación – que suele ser más tardía en su desarrollo y aplicación – que otorga menores beneficios así como mayores riesgos costos en relación a la inmunidad innata, natural celular y humoral?

15. ¿Podría haber otros fines detrás de la suspensión de los derechos y de las garantías constitucionales, con grave afectación de la Carta Magna y el bloque constitucional en su conjunto?

16. ¿Por qué se sometió a la penuria económica a familias y empresas que quedaron sin ingresos, aunque conservaron sus obligaciones impositivas y contractuales, hasta el punto de quedar a merced del asistencialismo, la devaluación de sus bienes y el quebranto?

Comienzo quieren las cosas
Bruno dio algunas explicaciones sobre estos puntos y otras cuestiones relacionadas con la pandemia, que tiene un protagonismo excepcional en los medios de comunicación social. Sostuvo que nunca antes en la historia de la humanidad se había puesto en cuarentena a personas sanas, porque desde el punto de vista inmunológico se debe aislar a los enfermos y a sus contactos. Los sanos, sobre todo en enfermedades transmisibles como el Covid 19 deben seguir circulando.

Gracias a datos de Europa, donde el Covid golpeó primero, era sabido a qué grupos de personas afecta más el virus, según Bruno: los mayores de 65 años con enfermedades crónicas de base.

Pero los jóvenes no se contagian o lo hacen con formas asintomáticas de la enfermedad. Esta característica permite circular al virus de modo de obtener una inmunidad de grupo o de rebaño, que permite proteger al resto de la población. Es un cortafuego.

Vacunar, ¿para qué?
Cuando más de la mitad de la población ha tenido contacto con el virus, está protegida y no necesita vacuna. Pero si se aísla a los sanos mediante la cuarentena, se impide la circulación del virus y se retrasa la cantidad de pobladores que tomó contacto con el Covid y no queda sino mantener la cuarentena hasta que haya una vacuna.

Pero la vacuna no es segura. No puede serlo porque es muy apresurada; no ha habido pruebas en animales ni ha pasado por las fases prescriptas para determinar su eficacia. Además, se trata de una vacuna contra un virus de ARN, que mutará y el año próximo no será igual.

Bruno dijo que a los inmunólogos y epidemiólogos argentinos les llama la atención que se diga que sin vacuna no se levantará la cuarentena, porque eso no tiene lógica. Deslizó que lógica detrás de estas afirmaciones sea la de la industria farmacéutica. Sabemos que los jóvenes no se enfermarán, que la vacuna no será eficaz ni necesaria, si sabemos a qué sector afecta y que el virus seguirá circulando, no tiene sentido la cuarentena obligatoria con aislamiento masivo de la población.

La política mete la cola

Bruno recalcó que el equipo multidisplinario que envió la carta al presidente considera que el manejo de la pandemia ha tenido un manejo político, pero no sanitaria, y que ahora es tiempo de de dejar tratar la enfermedad a los médicos y apartar a los políticos. Hoy la emergencia ya no es sanitaria, es económica y social.

La gente cree que permaneciendo encerrada se protegerá del virus, pero es un error. Se trata de un beta coronavirus que habitualmente producen enfermedades de tipo gripal en épocas frías y dejan inmunidad.

Los virus que producen el resfrío, por ejemplo, dejan inmunidad corta porque no es necesaria hasta el invierno siguiente. Comparando con el virus del Sars y otros similares anteriores de neunomía, vemos que desaparecieron solos sin necesidad de vacunas. La población conserva los anticuerpos tres años después de sufrir esas enfermedades, y lo mismo podemos suponer del Covid 19, lo que vuelva a hacer inútil la vacuna.


Aire y sol en libertad, no miedo a la sombra
Si queremos estimular la inmunidad innata debemos tomar aire, sol, hacer vida al aire libre, descansar bien, comer sano y alcalinizar al cuerpo, tener paz. Es lo contrario de lo que se recomienda: estar encerrados, usando tapabocas que nos obligan a respirar nuestros desechos y vivir sometidos al miedo y al estrés permanente, creyendo en mensajes apocalípticos: todos moriremos, nos contagiaremos si no estamos encerrados y contagiaremos a nuestros familiares, encerrados hasta que venga la vacuna. Entonces se generan problemas económicos y angustias contraproducentes, que al final no evitarán el contacto con el virus.


Los virus vienen de lejos
Los virus no viven si no infectan células de los huéspedes; pero al someterse a la presión inmunitaria va mutando, adaptándose y perdiendo peligrosidad. Por eso luego de circular durante un tiempo el virus se atenúa, pierde virulencia. Las vacunas no ayudan: hace 20 años vacunamos contra la gripe pero no la hemos erradicado, cada año necesitamos una vacuna nueva.

El relato oficial pretende que necesitamos de la industria farmacéutica y las vacunas, debemos permanecer encerrados hasta que de ella venga la salvación. Es el protagonismo de la política y los intereses económicos, que pretenden que sin vacuna estamos muertos.

La industria farmacéutica daña, porque junto con el agente que se inocula se arrastran productos como aluminio, mercurio y material genético de los cultivos donde se hace la vacuna.

Nosotros tomamos contacto con los patógenos que producen las enfermedades por las mucosas, la boca y la nariz; pero las vacunas entran al cuerpo por vía intravenosa o subcutánea. Es decir, evaden la barrera natural del sistema inmunológico. Esta inmunidad adquirida funciona en algunos casos; pero no en la mayoría. El sistema inmune natural ha protegido a la humanidad desde que el hombre es hombre, pero no se lo deja actuar.
De la Redacción de AIM

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